La eólica (más de 31.000 megavatios de potencia) produjo el año pasado más electricidad que ninguna otra tecnología del mix eléctrico nacional. Más que la nuclear, más que el metano (gas natural), más que la hidráulica y más que la solar. Produjo más que ninguna otra tecnología (más que todas las nucleares juntas o más que todos los ciclos combinados de gas) y, sin embargo, no hubo cero energético alguno en la península ibérica. Ha habido momentos a lo largo de los últimos meses (unos cuantos, además) en los que el viento ha generado más del 60% de toda la electricidad que ha corrido instantánea por las venas de la red eléctrica española... y no ha habido apagones. Como tampoco los ha habido cuando ese guarismo (más del 60) se lo ha apuntado la fotovoltaica, que ha registrado aportaciones también por encima del 65%, y más.
En fin, que las renovables han firmado muchas veces a lo largo de los últimos meses 60s y 70s y 80s por cientos y que no ha habido apagón que llevarse a la boca. Y que la eólica es la tecnología que más electricidad inyecta a la red peninsular desde hace años, una tecnología además capaz -recuerdan desde AEE- de aportar inercia, y por ese y otros motivos una tecnología que se postula "para que nuestro país salga reforzado del incidente del apagón". Pero, para ello -advierten- "es necesario generar entornos de colaboración entre el sector y las instituciones que permitan intercambiar información, no solo de aspectos puntuales sino estructurales en la operación de nuestro sistema eléctrico".
Y alertan sobre el particular, entre otras cosas
(1) para evitar "un escenario futuro con una operación reforzada de un sistema, tal y como estamos teniendo ahora, que se termine perpetuando y que esté basada principalmente en tecnologías síncronas fósiles" (o sea, para evitar que el gas saque tajada -o continúe sacando tajada- del apagón), algo que, además -insiste AEE-, "no es eficiente económicamente"
y advierte la Asociación así mismo
(2) porque las preguntas, cuatro semanas después, siguen siendo muchas. Probablemente demasiadas: "tanto los operadores privados, como el operador del sistema, como las administraciones públicas deben colaborar y compartir información de forma bidireccional". (En el capítulo de operadores privados entrarían Iberdrola, Endesa, Naturgy y compañía; en el capítulo de operador del sistema, Red Eléctrica).
El director general de la Asociación Empresarial Eólica, Juan Virgilio Márquez, ha publicado hoy en el Blog de la AEE (Somos Eólicos) el artículo "La importancia de los aspectos estructurales y los eventos puntuales en el análisis del apagón", artículo en el que apela a ese intercambio de información, en aras de arrojar luz sobre lo sucedido y para reforzar el liderazgo de España en renovables, artículo que reproducimos a continuación, íntegramente.
La importancia de los aspectos estructurales y los eventos puntuales en el análisis del apagón
• La necesidad de información hacia los sectores. Esclarecer lo ocurrido y reforzar el futuro
• El valor de la eólica para un sistema eléctrico estable
Tras el apagón que afectó al suministro eléctrico en España el pasado 28 de abril, desde el sector eólico se considera fundamental disponer de información sobre los avances de la investigación para contribuir a acelerar la identificación de las causas y el diseño de las soluciones, y para evitar debates y especulaciones sin rigor técnico que no son constructivos ni para nuestra sociedad ni para nuestra economía.
En el momento del apagón, el sistema eléctrico superó un límite que aún está por identificar. Este límite, en un sistema complejo, que por definición opera en condiciones constantes de equilibrio inestable y que, por tanto, sufre cambios decenas de veces por segundo, se caracteriza obligatoriamente por una combinación de infinidad de factores.
Aunque la identificación de estos factores en el momento del apagón es clave, la explicación al mismo no debe circunscribirse exclusivamente a esos instantes. A la hora de esclarecer lo ocurrido es obligatorio centrarse tanto en los aspectos del evento puntual como en los estructurales. El hecho de que se hayan vivido con anterioridad momentos en los que las condiciones de operación eran similares al día de los hechos sin que haya devenido en un black-out no implica que esas condiciones en otro momento diferente sean suficientes para prevenirlo. Hay que identificar y profundizar en ambos campos. Cualquier escenario vivido en el que se hayan constatado situaciones que han podido llegar a tensionar la operación del sistema, aunque no hayan devenido en un apagón, puede ofrecer información valiosa para explicar lo ocurrido. Para ello, tanto los operadores privados, como el operador del sistema, como las administraciones públicas deben colaborar y compartir información de forma bidireccional.
El sistema ibérico es la “Champions league” de los sistemas eléctricos de la UE en lo que a exigencias de operación segura se refiere. Es por ello que España tiene que liderar el diseño y desarrollo de los conceptos necesarios para la integración de las energías renovables en el sistema en condiciones de seguridad tanto en ENTSO E [red europea de operadores de sistemas de transporte de electricidad, a la que están asociadas tanto Red Eléctrica, de España, como Redes Energéticas Nacionais, de Portugal] como en ACER [Agency for the Cooperation of Energy Regulators]. En la actualidad, el desarrollo de estos conceptos –como el grid forming- va retrasado respecto al ritmo de avance de las tecnologías renovables en los mixes europeos. Es clave acelerar al máximo en esta asignatura pendiente.
¿Por qué es tan crítico que España lidere este ámbito?
En primer lugar, porque lo que se defina teniendo en consideración las condiciones de operación del sistema ibérico sin duda servirá para el resto la Unión Europea, pero no al revés. En segundo lugar, porque una buena definición y adaptación de estos mecanismos técnicos de operación al escenario ibérico, aparte de ser necesaria por seguridad del sistema, es obligatoria por competitividad de nuestro mercado. Plantear un escenario futuro con una operación reforzada de un sistema, tal y como estamos teniendo ahora, que se termine perpetuando y que esté basada principalmente en tecnologías síncronas fósiles no es eficiente económicamente.
La energía eólica, como primera tecnología del mix eléctrico español, tiene un compromiso claro, y puede y debe desempeñar un papel clave en garantizar la estabilidad del sistema. Ya lo está llevando a cabo, pero podrá aportar mucho más cuando se activen mecanismos técnicos como el servicio de control de tensión en tiempo real, o todo el paquete de normas que regulen la aportación, entre otros aspectos, de inercia sintética (grid forming).
La eólica es una tecnología fiable, distribuida y flexible, esencial para un sistema eléctrico resiliente. La energía eólica está distribuida por todo el territorio. Su presencia en prácticamente todas las comunidades autónomas refuerza la estabilidad del sistema, y su producción, aunque variable, es predecible con tiempos de antelación regulares y no sufre cambios bruscos.
Gracias a los avances tecnológicos, la eólica puede ayudar a regular la operación del sistema. La eólica puede recibir consignas del operador del sistema para detener o reducir temporalmente su producción, adaptándose de manera acompasada. Si hay un pico de demanda o una caída inesperada, los parques eólicos ajustan su producción en cuestión de segundos para ayudar a equilibrar el sistema. En los tres primeros meses de 2025, por ejemplo, Red Eléctrica de España (REE) limitó su producción programada en un 0,83%, alcanzando en momentos concretos reducciones superiores al 5%, sin que ello comprometiera en ningún caso la seguridad del sistema.
Otro aspecto clave es la inercia mecánica que aportan los aerogeneradores a través de sus grandes rotores, que pesan entre 96 y 130 toneladas. Estos grandes rotores se comportan como volantes de inercia, dadas sus dimensiones y velocidades de giro controladas y estables si la red lo precisa, el aerogenerador puede utilizar el rotor como un almacén temporal de energía cinética, que puede verter en forma de energía activa adicional, emulando así la respuesta de un generador síncrono convencional al aportar inercia al sistema.
Además, la eólica en España cumple con la normativa técnica europea en materia de códigos de red. Esto permite que las instalaciones permanezcan conectadas ante variaciones de tensión o variaciones de frecuencia, evitando desconexiones masivas y activando funcionalidades que apoyan directamente la estabilidad del sistema eléctrico.
Como conclusión, en un escenario energético cada vez más descarbonizado, la eólica es una garantía técnica para un sistema eléctrico estable, seguro y moderno. Su evolución tecnológica permite aportar estabilidad al sistema energético. En España son numerosos los episodios en los que la eólica es la tecnología que mayor generación diaria aporta superando en determinados momentos más del 60% de cobertura de la demanda, sin que la operación del sistema se haya resentido lo más mínimo.
El sector puede ayudar a que nuestro país salga reforzado del incidente del apagón, pero para ello es necesario generar entornos de colaboración entre el sector y las instituciones que permitan intercambiar información, no solo de aspectos puntuales sino estructurales en la operación de nuestro sistema eléctrico.
Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica
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