Después de la sonora llamada de Angela Merkel invitando a profesionales españoles a trabajar en Alemania, no tuve problemas para encontrar una charca muy aseada y con calefacción, por supuesto con fuentes renovables.
Yo ya sabía que los alemanes son muy organizados, trabajadores y que han desarrollado la más potente industria en Europa, en casi todos los sectores. Pero es que no se duermen en los laureles. Por ejemplo, en el ámbito de las energías renovables. Desde hace muchos años supieron coordinar de forma perfecta a los diferentes ministerios e instituciones públicas con el sector privado. Además, en el sector energético establecieron un política muy clara de cambio de modelo, lo que les ha llevado a sustituir antiguas centrales de carbón y nucleares por energía eólica, solar y otras tecnologías amables con el medio ambiente. A pesar de tener un índice de radiación bastante modesto, sólo su producción fotovoltaica genera lo que dos centrales nucleares de tamaño medio (1.000 MW). Por supuesto la potencia instalada es ocho veces mayor. En España esa misma capacidad podría generar casi como tres centrales nucleares.
Los alemanes tienen un problema muy parecido al de España, su pico de demanda es muy inferior a su potencia total instalada (unos 140.000 MW), por lo que han entendido, hace mucho tiempo, que esa fuerte industria ha de buscar escenarios más idóneos para su desarrollo: los países en vías de desarrollo, donde el suministro eléctrico es muy deficitario y la radiación es altísima y, consecuentemente, el coste de generación, por ejemplo con fotovoltaica, es ya inferior al de fuentes convencionales. (SI, lo crean o no, es así).
¿Y qué hacen los alemanes? Igual que han hecho dentro de su país, juntos de la mano, Gobierno y otras administraciones públicas, institutos de investigación y sector privado, se han puesto en marcha para conquistar los países con mayor potencial. Una conquista de mercados financiada por el Gobierno alemán hablando de tú a tú con los representantes de países como México, que tiene un enorme potencial unido a una gran necesidad.
Y nosotros, ¿Qué hacemos?
Por el momento lo que más preocupa, y tiene sentido, es arreglar las cosas en casa, pero, ¡por favor!, todos sabemos que el mayor potencial de las energías renovables está en esos mercados y que se necesita tiempo, trabajo y apoyo institucional. ¡Hagamos algo ya! Imitemos a los alemanes.
Bueno, parece que D. Pedro Marín ha pasado a la finalísima como candidato español a la sirección feneral de IRENA, la Agencia Internacional de Energías Renovables. El Sr. Marín no ha dejado el mejor recuerdo posible en el sector de renovables en España pero seguro que se está preparando a conciencia para poner en marcha definitivamente esa institución. De las políticas que emanen de IRENA va a depender que todo lo que he escrito antes puede alcanzarse de forma más fácil y más rápida.
Tener a un español al frente de esa institución es bueno para todos: ¡Hay que apoyar a Pedro Marín! Eso sí: ¡lo de la charca en Abu Dhabi lo tengo crudo!