Que el siglo XXI va a ser el siglo de las Energías Renovables es algo que a veces parece que no nos creemos ni los que llevamos muchos años diciéndolo. Y es que es curioso comprobar que la capacidad que los seres humanos tienen para adaptarse y olvidar, es excepcional. Mucho más que la de las ranas. Quizás por eso, y sobre todo por el Cambio Climático, estamos extinguiéndonos poquito a poco. En general una rana vive como mucho seis años, por lo que cuando yo nací, esto de las renovables ya tenía una gran relevancia en España y en muchos otros países. Para aprender y poder apoyarlas y defenderlas me he ido documentando de diversas maneras.
Una de las formas más curiosas para constatar la mala memoria de algunos seres humanos es echando un vistazo a las hemerotecas y archivos históricos en general. Hace diez años, ni los más patológicamente optimistas podrían soñar en que podríamos llegar a donde hemos llegado. Eso es un hecho aplicable a casi todas las tecnologías, especialmente a la eólica y la fotovoltaica, y desde muchas perspectivas.
Hace poco preparé una presentación a unos renacuajos en la que mostré sucesivas perspectivas europeas desde el año 2000 al 2005. Todas ellas se han superado holgadamente.
Con esto no quiero decir que tengamos que levantar el pie y darnos por satisfechos. Pero ahora que esta entrañable revista celebra su número 100, y sin hacer grandes alardes ni demostraciones públicas, celebremos que algo se ha hecho bien. Que algunas personas y empresas, instituciones, laboratorios, universidades, institutos, lo hicieron muy bien en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado. Y que gracias a muchos de aquellos auténticos entusiastas y abnegados trabajadores se han creado grandes industrias y miles de puestos de trabajo.
Por supuesto que entiendo el más que justificado enfado de muchos y también comprendo que hay que luchar en el ámbito nacional e internacional para evitar que los enemigos consigan parar lo que ya es una seria amenaza a sus intereses. Porque sí, tenemos muy fuertes enemigos y algunos se han colado dentro con oscuras intenciones.
Pero quizás porque mi vida es corta tengo una cierta tendencia a disfrutar de las cosas buenas con la menor excusa. La década que ahora celebra Energías Renovables ha sido histórica, extraordinaria. Tendrán que pasar unos años para que nos demos cuenta de lo que significó.
Y hasta los batracios nos podremos enterar gracias a lo que día a día, mes a mes y año tras año han ido escribiendo en sus páginas Pepa Mosquera y Luis Merino desde que empezaron con su sueño en el año 2000.
Celebrémoslo pues, y celebremos que a pesar de la mala coyuntura actual, porque desde luego es manifiestamente mejorable, tenemos ya una base industrial y tecnológica que nos permite enfrentarnos al futuro una confianza y seguridad. Tenemos además, a pesar de los muchos esfuerzos en el sentido contrario, un fuerte apoyo social que no va a hacer más que crecer en los próximos años.
A brindar porque dentro de otros 100 números podamos volver la vista atrás y confirmar que hemos llegado mucho más lejos de lo que podemos ahora imaginar.
Y Pepa y Luis que nos lo cuenten.
