La prensa rusa e hindú se hace eco estos días del acuerdo de colaboración científica entre instituciones de ambos países para desarrollar una biorrefinería en la India. En concreto, científicos del Instituto Boreskov de Catálisis, dependiente de la Academia Rusa de las Ciencias, y de la Universidad de Agricultura de Tamil Nadu pretenden que en el plazo de tres años esté en marcha una planta de la que salgan productos químicos y combustibles a partir de biomasa lignocelulósica de residuos de cultivos y madera.
Ante la perspectiva de un petróleo, ahora más barato, pero siempre escaso y contaminante, responsables de ambas instituciones científicas consideran necesaria la apuesta por fuentes que refuerzen la economía de sus países y sean efectivos contra el cambio climático. El rector de la universidad hindú, K. Ramasamy, defiende la capacidad de su país para generar biomasa gracias a su ubicación tropical, y señala que “se trata de una materia prima barata que puede ser utilizada con éxito para la producción de sustancias químicas y combustibles para el transporte, por lo que esperamos cumplir nuestros objetivos con la ayuda de los colegas rusos".
Desde Rusia, los doctores Oxana Taran y Ksenia Sorokina destacan que la complementariedad entre ambos equipos que impulsan el proyecto permitirá valorizar los residuos a través de avances tecnológicos y mejorar la economía de los dos países. Ese intercambio de conocimientos está en la base de algunas tecnologías innovadoras que esperan desarrollar en el proyecto. En la iniciativa participan también el ministerio ruso de Ciencia y Educación y el de Ciencia y Tecnología de la India.
