Tuvieron que pasar 47 años desde la súbita aparición de una estrella, enormemente útil para la civilización, para que en 2015 se fortaleciera su luz como consecuencia de la alineación de tres planetas:
• La COP 21: el Acuerdo de París del 21 de diciembre de 2015 sobre cambio climático.
• EL PEC: el paquete de Economía Circular aprobado por la Comisión de la UE el 28 de diciembre de 2015.
• Los 17 ODS: los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la Asamblea General de Naciones Unida el 25 de septiembre de 2015 y firmados por los 193 Estados miembros.
Ninguno de los tres planetas aparece espontáneamente en 2015, sino que tienen su historia. Y sus sinergias los convierten en un gran instrumento para transformar nuestro mundo. Pero no debemos olvidar, como injustamente está ocurriendo, que 47 años antes, en 1968, Aurelio Peccei y Alexander King crearon el Club de Roma. Esta ONG encargaba estudios a grupos de expertos para luego difundirlos y darlos a conocer en todos los ámbitos sociales. Son los llamados “informes al Club de Roma” y no informes del Club de Roma, como erróneamente dicen hoy algunos medios.
En el primer informe, titulado ‘Los límites del crecimiento’, se creó el concepto de “desarrollo sostenible” frente al concepto de “crecimiento” como aumento de tamaño sin más. Fueron muchos y muy creativos trabajos en relación con la sostenibilidad, y análisis de la situación global como el informe de ‘Más allá de los límites del crecimiento’. El concepto de desarrollo sostenible, tan obvio y tan usado hoy día, ha añadido mucho valor en todos los ámbitos económicos, sociales y culturales.
Visto el marco, es evidente que la energía es la protagonista de la COP 21 y forma parte importante del PEC, mientras que en los 17 ODS el protagonismo es de la humanidad y del planeta Tierra, como se concreta en su preámbulo titulado ‘Transformar nuestro mundo’, a través de acciones en los ámbitos de las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y las alianzas para conseguir los objetivos a través de las 169 metas distribuidas entre estos.
Energía para transformar el mundo
Los 17 ODS son un plan de acción para mejorar la humanidad y, en consecuencia, representan y significan un “marco civilizatorio” colectivo en el que la energía y el cambio climático son dos elementos más de acción para transformar y mejorar nuestro mundo. Nunca en nuestra historia habíamos llegado a un consenso colectivo tan positivo y concreto como los 17 ODS y su Agenda 2030.
La energía, aunque no sea la protagonista, está muy presente en el conjunto de los ODS. Está en el objetivo 11 (ciudades y comunidades sostenibles); en el 12 (producción y consumo responsables); y en el 13 (acción para el clima). Y como protagonista tiene dedicado en exclusiva el objetivo 7: garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos. En ese objetivo se marcan cinco metas concretas: garantizar los servicios energéticos a todo el mundo, aumentar las energías renovables, duplicar la eficiencia energética, la cooperación internacional, y la ampliación de infraestructuras para las energía limpias.
En resumen, tanto la COP 21 como el PEC se convierten en instrumentos activos para los 17 ODS, siendo éste el programa marco para la acción política y de gobierno. Es por ello que podemos afirmar que los 17 ODS, con su Agenda 2030, representan un programa universal de gobierno para todos los países, asociaciones, regiones y territorios. Y en definitiva, un “marco civilizatorio” más allá de la energía y el clima aunque incluyéndolos con fuerte presencia. Resulta por ello ilustrativo conocer la situación y avances de cada país o región a través de las publicaciones de su seguimiento que, como saben los 193 estados firmantes, es obligatorio.
Desconocimiento de los ciudadanos
Lo que no resulta interesante, ni mucho menos, es constatar el poco conocimiento que la sociedad, los ciudadanos, tienen de este tema. Y la poca difusión que del mismo hacen los gobiernos, al menos en España, donde resulta anecdótico que los miembros del gobierno porten en solapa el pin circular de los 17 colores de los ODS, cuando, sin duda, la mayoría de los ciudadanos desconocen su significado.
En un principio, y con la casi nula atención que prestó el gobierno de entonces, esta función de promoción, difusión, seguimiento y coordinación estuvo ubicada como Dirección General en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Luego, en 2018, se creó el Alto Comisionado para la Agenda 2030 en la Presidencia del Gobierno. Y desde enero de 2020 pasa a ser la Secretaría de Estado para la Agenda 2030, dentro del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.
Adquiere así relieve la imagen institucional de la Agenda 2030 de los 17 ODS al incorporarse como denominación textual del Ministerio. Pero eso no se ha notado en la información, que sigue sin llegar a los ciudadanos. A pesar de lo que textualmente se declara en el punto 47 de la presentación del acuerdo de la ONU: “nuestros gobiernos son los principales responsables de realizar, en el plano nacional, regional y mundial, el seguimiento y examen de los progresos conseguidos en el cumplimiento de los objetivos y las metas durante los próximos 15 años”.
Creemos interesante destacar el papel de las empresas puesto que los 17 ODS son un nuevo escenario para el Pacto Mundial de las Naciones Unidas que promovió y materializó el entonces secretario general Kofi Annan en 1999, en tanto que representó, y representa, una alianza con el sector empresarial para alcanzar una globalización económica más justa y humana. Y así se recoge en el informe del 2018 de la Red Española del pacto mundial, en donde se citan expresamente los compromisos del sector empresarial con la Agenda 2030 y los 17 ODS: incorporar los ODS a los objetivos empresariales, alinear la actividad principal del negocio con esos objetivos, integrar una cultura empresarial ligada a los ODS, valorar los compromisos públicos informando sobre los avances, y trazar alianzas con la sociedad civil, científica y académica, y con otras empresas para desarrollar soluciones conjuntas.
Empresas, imagen verde y cinismo
Sin embargo en ese mismo informe se destaca que el 68,67% de las empresas no conocían los ODS o solo tenían una idea superficial de ellos. Porcentaje que aumentaba al 78% en las pymes. Y son seguramente estos datos los que explican la estrategia actual de las empresas energéticas de construirse una imagen social de ecologista verde y sostenible. Seguramente sin que falte cierto cinismo estratégico, a juzgar por el comportamiento real en el mercado y la intensa búsqueda de recursos financieros públicos.
Sobre ese cinismo cabe destacar la posición de abuso de ciertos grandes explotadores de parques eólicos y fotovoltaicos con los propietarios de los terrenos con motivo del cambio de retribución que se hizo en 2013, al no considerar ingresos, por parte de las energéticas explotadoras, el incentivo a la inversión que sustituyó a la prima por kWh, reduciendo así la retribución acordada con los propietarios por cesión de derechos de superficie. Hoy están vivas muchas reclamaciones con su correspondiente demanda judicial, alguna ya en el Supremo. Obviamente, este comportamiento empresarial no se corresponde con la imagen que presentan los compromisos citados del sector con los ODS. Es lo que en Francia se llama “cinismo estratégico”.
Información y conocimiento
Llegados aquí puede suponerse que el lector ha sentido necesidad de conocer más allá de la denominación conceptual de cada uno de los 17 ODS, de su contenido, metas y situación de estos valores universales, solidarios y civilizatorios. En este sentido es oportuno recordar un artículo publicado en un conocido diario, en enero de 2020, titulado ‘Lo que hay detrás del pin que ahora luce el gobierno de España’, en el que se argumentaba la necesidad de información y el desconocimiento general al respecto. Recogía así una declaración de la presidenta de la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS): “La gente tiene que saber que esta Agenda tiene que ver con cuestiones de su vida cotidiana, con la precariedad laboral, con la sanidad pública. Si se cumpliera…la vida de millones de personas mejoraría”.
Es necesario por ello que, además de información y difusión, se haga formación en muchos ámbitos académicos y de enseñanza reglada para crear conciencia y sensibilidad. Y ahí está el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, que tiene la palabra y la obligación social, institucional y política. Y no es suficiente, obviamente, con colgar en la web los textos y definiciones de los 17 ODS y Agenda 2030. Hace falta conocer la situación de los objetivos, las acciones de gobierno, el papel de las instituciones, los marcos colaborativos, en fin.
*Agustín Aragón Mesa es ingeniero industrial, trabajó en el IDAE durante 14 años y ha estado siempre ligado sector energético.
• Este artículo se ha publicado en el número de febrero de Energías Renovables en papel. Aquí puedes descargar gratis la revista en PDF.
