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La Organización Meteorológica Mundial alerta sobre la urgencia de la lucha contra el cambio climático

Los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera superan su cota máxima histórica

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Lo reveló ayer la Organización Meteorológica Mundial (OMM): las concentraciones promedio mundiales de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron 405,5 partes por millón (ppm) en 2017, frente a 403,3 ppm en 2016 y 400,1 ppm en 2015. Según la OMM, que es un portavoz autorizado de la Organización de las Naciones Unidas, la última vez que la Tierra experimentó una concentración de dióxido de carbono comparable fue hace entre tres y cinco millones de años. Durante la presentación del informe, el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, ha dicho que, "sin recortes rápidos de CO2 y otros gases similares, el cambio climático tendrá impactos cada vez más destructivos e irreversibles en la vida del planeta. La ventana para actuar está casi cerrada", ha concluido.
Los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera superan su cota máxima histórica

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) es "el portavoz autorizado del sistema de las Naciones Unidas sobre el estado y el comportamiento de la atmósfera de la Tierra", y acaba de revelar, en su último boletín sobre niveles de gases de efecto invernadero, que estos han vuelto a crecer: "no hay signos de una inversión en esta tendencia, que está impulsando el cambio climático a largo plazo, el aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos y un clima más extremo". Según la OMM, las concentraciones promedio mundiales de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron las 405,5 partes por millón (ppm) en 2017, frente a las 403,3 ppm en 2016 y las 400,1 ppm en 2015. Las de metano y óxido nitroso también aumentaron. "Además -alerta la Organización-, resurgió una potente sustancia química que agota el ozono y promueve el efecto invernadero: el clorofluorocarbono 11 (CFC-11), que está regulado por un acuerdo internacional".

Forzamiento radiativo total
Según el último boletín de la OMM, desde 1990, ha habido un aumento del 41% en el llamado “forzamiento radiativo total” (la diferencia entre la luz solar absorbida por la Tierra y la energía irradiada que se devuelve al espacio) por los gases de efecto invernadero de larga duración. Y el CO2 representa aproximadamente el 82% de este incremento en la última década, según las cifras de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos citadas en el Boletín de la OMM. El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, ha sido muy explícito en su comparecencia ante la prensa en Ginebra: "la ciencia es clara. Sin recortes rápidos en el CO2 y otros gases de efecto invernadero, el cambio climático tendrá impactos cada vez más destructivos e irreversibles en la vida en la Tierra. La ventana para actuar está casi cerrada”. Taalas ha añadido que la última vez que la Tierra experimentó una concentración de CO2 comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando el nivel del mar era de 10 a 20 metros más alto que en la actualidad.

Fuente gráfico: OMM

Las concentraciones vs las emisiones
El Boletín de la OMM informa sobre las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero. Las emisiones representan lo que entra en la atmósfera. Las concentraciones representan lo que queda en la atmósfera después del complejo sistema de interacciones entre esta, la biosfera, la litosfera, la criosfera y los océanos. Alrededor de una cuarta parte de las emisiones totales es absorbida por los océanos y otra cuarta parte por la biosfera.

El próximo 27 de noviembre se publicará un informe separado de la agencia de la ONU para el Medio Ambiente sobre la brecha de emisiones que mide los compromisos políticos asumidos por los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los informes de la Organización Meteorológica y ONU Medio Ambiente se suman a la evidencia científica proporcionada por el Informe Especial sobre el Calentamiento Global del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) que mostró cómo "mantener los aumentos de temperatura por debajo de 2°C reduciría los riesgos para el bienestar humano, los ecosistemas y el desarrollo sostenible".

Para mantener los aumentos de temperatura por debajo de un grado y medio centígrado (1,5°C), las emisiones netas de CO2 -informa la ONU- deben llegar a cero, es decir, "la cantidad de CO2 que ingresa a la atmósfera debe ser igual a la cantidad eliminada a través de medios naturales y tecnológicos".

Según ha dicho la secretaria general adjunta de la OMM, Elena Manaenkova, “el CO2 permanece en la atmósfera por cientos de años y en los océanos por más tiempo. Actualmente no hay una varita mágica para eliminar todo el exceso de CO2 de la atmósfera”. Manaenkova ha añadido que, así como cada fracción de un grado de calentamiento global es importante, lo es también cada parte por millón de gases de efecto invernadero.

En conjunto -informa la OMM-, los informes proporcionan una base científica para la toma de decisiones en las negociaciones de cambio climático de la ONU, que se celebrarán del 2 al 14 de diciembre en Katowice, Polonia. El objetivo clave de la reunión es adoptar las pautas de implementación del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, cuyo objetivo es mantener el aumento de la temperatura media global lo más cerca posible a +1,5°C (un grado y medio de incremento sobre las temperatura media del planeta antes de 1750).

Sobre el último boletín de la OMM también se ha pronunciado, el presidente del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático, Hoesung Lee: "el nuevo Informe Especial del IPCC sobre Calentamiento Global de 1,5°C muestra que se necesitarán reducciones rápidas y profundas de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en todos los sectores de la sociedad y la economía. El Boletín de Gases de Efecto Invernadero de la OMM, que muestra una tendencia al alza continua en las concentraciones de gases de efecto invernadero, subraya la urgencia de estas reducciones de emisiones”.

El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advirtió el pasado mes de septiembre -informa la OMM- de la peligrosa amenaza que representa el cambio climático y señaló los enormes beneficios que la acción climática generará. Por ello, ha pedido a los líderes de todo el mundo que afronten este reto.

Principales conclusiones del Boletín sobre los Gases de Efecto Invernadero
Dióxido de carbono
El dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera. Su concentración alcanzó 405,5 ppm en 2017, lo cual representa el 146 % de su nivel en la era preindustrial (antes de 1750). La tasa de aumento de CO2 entre 2016 y 2017 fue aproximadamente igual a la media durante los últimos diez años, pero inferior al incremento récord observado entre 2015 y 2016, bajo la influencia de un fuerte episodio de El Niño que provocó sequías en las regiones tropicales y redujo la capacidad de los “sumideros”, como los bosques y la vegetación, para absorber CO2. El 2017 fue un año sin El Niño.

Metano
El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero de larga duración más importante y contribuye en más o menos un 17 % al forzamiento radiativo. Cerca del 40 % del metano que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que aproximadamente el 60 % proviene de actividades humanas como la ganadería de rumiantes, el cultivo de arroz, la explotación de combustibles fósiles, los vertederos y la combustión de biomasa. El CH4 atmosférico alcanzó en 2017 un nuevo máximo de unas 1859 partes por mil millones, por lo que se sitúa actualmente en el 257 % de su nivel preindustrial. Su tasa de aumento fue prácticamente igual a la observada durante el último decenio.

Óxido nitroso
Las emisiones de óxido nitroso (N2O) a la atmósfera provienen de fuentes naturales (en torno al 60 %) y de fuentes antropógenas (un 40 %), incluidos los océanos, los suelos, la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales.

En 2017 su concentración atmosférica fue de 329,9 partes por mil millones, es decir, un 122 % de su nivel en la era preindustrial. Este gas también contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono estratosférico que nos protege de los rayos ultravioleta nocivos del Sol. Es el causante de un 6 % del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración.

CFC-11
El Boletín contiene una sección especial dedicada al CFC-11 (triclorofluorometano). Se trata de un potente gas de efecto invernadero que agota el ozono estratosférico y está regulado en el marco del Protocolo de Montreal. Desde 2012 su tasa de disminución se ha ralentizado en unos dos tercios con respecto a la del decenio anterior. La causa más probable de este ritmo de disminución más lento es la mayor cantidad de emisiones vinculadas a la producción de CFC‑11 en Asia oriental.

Este descubrimiento ilustra la importancia que revisten las mediciones a largo plazo de la composición atmosférica, como las que realiza el Programa de Vigilancia de la Atmósfera Global, ya que proporcionan información basada en observaciones a partir de la cual elaborar los inventarios nacionales de emisiones y firmar acuerdos para abordar el cambio climático antropógeno y recuperar la capa de ozono estratosférico.

Cincuenta y tres países
El Programa de la Vigilancia de la Atmósfera Global de la OMM sirve para coordinar las observaciones sistemáticas y el análisis de los gases de efecto invernadero y de otros gases traza. Un total de 53 países han comunicado los datos con los que se ha elaborado el Boletín sobre los Gases de Efecto Invernadero. Los datos de medición comunicados por los países participantes son archivados y distribuidos por el Centro Mundial de Datos sobre Gases de Efecto Invernadero (CMDGEI), ubicado en el Servicio Meteorológico del Japón.

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