Greenpeace ha radiografiado -"radiografía social"- el medio ambiente en España. Y lo ha hecho a conciencia, en un informe de más de cincuenta páginas que repasa la actualidad ambiental y social de la España de 2015. Una actualidad en la que, por ejemplo, en torno al 17% de los hogares en España (más de siete millones de personas) sufre pobreza energética, mientras las grandes compañías eléctricas "tienen ingresos millonarios gracias a una política del Ministerio de Industria hecha a medida". En esa línea, Greenpeace destaca los casos de puertas giratorias -que en materia de energía son innumerables: Acebes en Iberdrola, Solbes en Enel (la propietaria de Endesa), etcétera, etecé-, pero que también tienen ejemplos en otras áreas: el más preocupante -señalan desde la oenegé- sería el de la propia ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, durante años directiva de Fertiberia, "una empresa con el peor historial de contaminación del país".
La salud
Pero si las relaciones entre economía y ecología han sido expuestas en este informe por Greenpeace, no lo ha sido menos la vinculación que hay entre esas dos dimensiones -la del dinero y la del medio ambiente- y algo más íntimo: la salud de las personas. La organización ecologista habla de "nefastas consecuencias para la salud de la ciudadanía", consecuencias que llegan de la mano, por ejemplo, de "la contaminación que sufre la ciudad de Madrid (donde cada año se producen 2.000 muertes prematuras debido a la polución), o de las centrales térmicas de carbón, a las que cada año se asocian medio millar de fallecimientos". Así las cosas, la directora de Campañas de la oenegé, María José Caballero, apela a los dirigentes políticos para que "reviertan la situación y apuesten por modelos económicos y sociales respetuosos con el medio ambiente porque las evidencias demuestran que lo contrario tiene graves consecuencias para la ciudadanía”.
Otra manera de hacer las cosas
Pero el informe de Greenpeace no solo señala con dedo acusador los motivos de sus denuncias. También expone los "ejemplos positivos". Porque "también son numerosos -apunta el informe- los casos en que los propios dirigentes políticos toman la iniciativa y protegen a la ciudadanía de las consecuencias de destruir el medio ambiente". ¿Ejemplos? "El caso de los numerosos municipios libres de transgénicos (más de 100 en toda España); la oposición al fracking de siete Gobiernos autonómicos; el sistema de recogida de residuos puerta a puerta en municipios de Euskadi, Navarra y Cataluña; modelos energéticos 100% renovables como el de la isla de El Hierro; o modelos empresariales verdes que generan miles de puestos de trabajo como son los que ofrecen las energías renovables o la pesca sostenible". Ejemplos positivos, en fin, que contrastan enormemente con "casos como el del almacén de gas Castor, que podría suponer el pago de 1.350 millones de euros al grupo ACS".
Escalafón medioambiental
A partir de estos ejemplos y de otros indicadores, Greenpeace ha elaborado un índice de calidad ambiental autonomía por autonomía "en función de diferentes temas, como la agricultura, la calidad del aire, las costas, la pesca, la energía y el cambio climático, la protección y gestión del territorio, y la gestión de residuos". Según ese índice, las comunidades con un medio ambiente más saludable serían La Rioja, Navarra y Madrid. La lista la cierran la Comunidad Valenciana, Cantabria y Aragón. En todo caso, “todas las comunidades se sitúan en un nivel de calidad ambiental medio y bajo, por lo que, en todas, sin duda, existe un gran margen de mejora medioambiental”, según Julio Barea, responsable del informe. En ese sentido -concluye Barea-, “junto al gobierno central, las comunidades tienen una gran responsabilidad en la situación en la que se encuentra el medio ambiente en su territorio, por lo que es fundamental que hagan políticas para la ciudadanía y el entorno natural y dejen de hacerlas de espaldas a ella”.
Los ejemplos de Greenpeace
Greenpeace resalta en su informe los ejemplos positivos. En lo que se refiere a las energías renovables, señala los siguientes. Los reproducimos literalmente.
En los años 90 Cataluña se convirtió en pionera con varios proyectos de electrificación rural fotovoltaica. Estos proyectos, promovidos por la asociación SEBA, llevó la energía renovable a diversas comarcas rurales de Cataluña con instalaciones en casas, refugios de alta montaña y parques naturales. El programa llevado a cabo en la Garrotxa fue el programa de electrificación fotovoltaica autónoma más importante realizado en Europa.
El Valle de Jubera, en La Rioja, también apostó hace más de 15 años por la energía solar. Algunas localidades de este valle siguen sin tener estar conectadas a la red eléctrica. Pero su iniciativa les ha permitido autoabastecerse con la instalación de placas solares y baterías. En torno a 1988 la energía solar se fue implantando poco a poco de forma particular y a veces públicamente en municipios pequeños.
Actualmente, la Isla canaria de El Hierro es uno de los mejores ejemplos de energía sostenible en España. En junio de 2014, el sueño renovable de El Hierro se convertía en realidad, con la inauguración de la central hidroeólica Gorona del Viento. Este proyecto innovador de autosuficiencia energética permitirá a la isla generar toda la electricidad que consume solo con energía eólica e hidráulica, convirtiéndose así en la primera isla del mundo en conseguir este logro. Cuando lo consigan, el siguiente objetivo es eliminar los motores de combustión de El Hierro y que en 2020 todos los vehículos sean eléctricos y se abastezcan de estas mismas fuentes.
El programa Rivas, Emisiones Cero es uno de los proyectos más interesantes en la Comunidad de Madrid. Con este programa, Rivas se convirtió en la primera ciudad española en plantearse como objetivo neutralizar las emisiones de CO2 de aquí a 2030. En la actualidad todos los edificios públicos cuentan con generadores solares, y además se ha facilitado la instalación de estos paneles en viviendas particulares a través del proyecto ‘Rivas Solar’. La iniciativa se remonta a octubre de 2003, cuando el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid se convertía en el primer municipio de la Comunidad de Madrid productor de electricidad generada por Sol.
El proyecto Rubí Brilla, también es un ejemplo a seguir en la apuesta por las energías renovables. El ayuntamiento de Rubí, en la comarca del Vallés Occidental de Barcelona, impulsó este proyecto bajo los objetivos de reducción de emisiones adquiridos con el compromiso del Pacto de los Alcaldes: reducir un 20% las emisiones de CO2 hasta el 2020, incrementando un 20% el uso de renovables y la eficiencia energética. Sus ámbitos de trabajo van desde la industria hasta el comercio, el ámbito doméstico y el propio ayuntamiento.
El modelo de energía renovable que Greenpeace quiere
«Un modelo energético renovable es posible en España. Países como Dinamarca o Alemania ya han establecido políticas de estado para alcanzar este objetivo antes de 2050 con la sustitución progresiva de las energías convencionales y sucias por renovables. El informe de Greenpeace “La recuperación económica con renovables” pone números al efecto que tendría un gran avance de las renovables sobre la economía, el empleo y el gasto en la factura energética de los hogares en todo el país a partir de 2015. En primer lugar, la inversión necesaria para la construcción de nuevas centrales renovables produciría un considerable crecimiento económico y del empleo durante el periodo considerado, 2015-2030. También supondría una importante fuente de ingresos a través de los impuestos a empresas renovables, principalmente para las administraciones locales.
En el informe se trabaja sobre tres escenarios, el más favorable es el denominado “escenario responsable”. En el mismo se acelera la incorporación de renovables, eficiencia e inteligencia para combatir el cambio climático. La demanda energética disminuye considerablemente con respecto a los otros dos escenarios y se consigue prescindir casi en su totalidad de los combustibles fósiles.
La electricidad cubriría el 42,5% del consumo de energía total y abastecería gran parte del consumo de transporte y climatización. El porcentaje de renovables en esta generación eléctrica sería del 94,7%. Esto se podría alcanzar con una inversión anual (inversión privada, no estatal) de 19.535 millones de euros (M€) al año. Como resultado, se produciría la creación de un total de 3.053.163 nuevos empleos ligados a la construcción de nuevas centrales. El crecimiento global para el país sería de 545.160 M€. Una vez realizada la inversión y puesta en marcha de un sistema eléctrico 94,7% renovable, en 2030, habría 203.697 empleos ligados a la generación eléctrica, con una reducción de un 34% de media en el gasto energético de todos los hogares respecto a 2012».
