Durante la comparecencia, realizada a puerta cerrada, el presidente de ASIF destacó dos ideas a su juicio indispensables para afrontar el futuro. La primera es la necesidad de mantener el apoyo público a la energía solar fotovoltaica hasta que alcance la plena competitividad con el resto de fuentes energéticas, es decir, hasta que logre ser rentable por sí misma. Una competividad, y esta es la segunda idea básica, que se podrá conseguir a mediados de la presente década si se adoptan las medidas que permitan y fomenten el autoconsumo de la electricidad generada mediante tecnologías fotovoltaicas.
Si se permitiera a los consumidores generar su propia energía con paneles solares, en lugar de comprarla a su suministrador habitual, en España aumentaría un 35% el volumen del mercado fotovoltaico sólo hasta el año 2020. Pasaría de 11,5 GW a 17 GW aproximadamente, según un análisis realizado por la consultora KPMG para ASIF.
El estudio concreta que con esos 17 GW, la contribución del sector fotovoltaico español al Producto Interior Bruto (PIB) llegaría hasta los 5.800 millones de euros (el 0,28% del PIB) y se alcanzarían más de 50.000 empleos directos. La dependencia energética se reduciría hasta un 5%, y el pico de demanda eléctrica hasta un 6%. Se ahorrarían unos 2.500 millones de euros en pagos por emisiones de CO2 y se facilitaría la consecución de los objetivos ambientales y de penetración de las energías renovables de 2020.
A esos datos macroeconómicos ASIF suma el beneficio que obtendría los consumidores. Según sus cálculos, el autoconsumo en el mercado residencial estaría entre el 60% y el 80%, mientras que en el mercado comercial/industrial, rondaría entre el 30% y el 50%.
Todo se conseguiría, asegura la Asociación de la Industria Fotovoltaica, sin necesidad de aumentar el volumen de ayudas públicas ya asumido por la regulación vigente y sin afectar a los agentes regulados del sistema eléctrico.
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