Los aceites microbianos son lípidos producidos bajo ciertas condiciones de estrés metabólico por microorganismos oleaginosos, incluyendo algunas especies de bacterias, hongos, levaduras y microalgas. Estos microorganismos resultan muy interesantes por varias razones: presentan ciclos de crecimiento más rápidos en comparación con los cultivos vegetales, pueden utilizar una amplia gama de fuentes de carbono para la acumulación de lípidos y se pueden cultivar sin necesidad de utilizar tierras fértiles, lo que amplía la posibilidad de dedicar estas áreas a otros cultivos. Además, pueden crecer en cultivo suspendido y en modo de fermentación en estado sólido, lo que reduce los requerimientos de energía y agua.
De momento, los procesos de producción de los aceites microbianos se encuentran en las primeras etapas de desarrollo, con unos márgenes de beneficio bajos como para estimular el interés comercial por ellos. Además, para que puedan resultar interesantes para la industria de los biocombustibles deben producirse a partir de fuentes de carbono de bajo coste económico.
El proyecto Bivalia-CM, en el que participa el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y otros ocho centros de investigación españoles, pretende superar estos retos produciendo aceites microbianos que puedan ser usados en el sector de la bioenergía (biogás, biometano y biohidrógeno) y en otros (farmacéutico, bioplásticos, fertilizantes orgánicos… ). Para ello, están investigando con la levadura oleaginosa R. toruloides y usando como sustrato de bajo coste residuos procedentes de la industria alimentaria madrileña.
Si los resultados son los esperados, Bivalia-CM –que arrancó a principios del año– plantea la implementación de biorrefinerías en las que se transformarán los residuos agroalimentarios en estos bioproductos. El proyecto prioriza, ademas, el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) para evaluar la sostenibilidad global de la producción y aborda la aceptación social de estas tecnologías y bioproductos.