En los últimos barómetros del observatorio europeo de las energías renovables (EurObserv’ER) ya se desglosan los totales de producción y consumo como E28, contando a Reino Unido, y como E27, excluyendo a este país. En el caso de la biomasa eléctrica tiene mucho sentido, ya que sin Reino Unido, la UE pasará de una producción bruta de 106 a 80 teravatios hora (TWh), según los datos de 2019. La salida efectiva de la UE tuvo lugar el 1 de febrero de 2020.
Suecia y Finlandia, que ahora mismo y por este orden, lideran la producción bruta de energía térmica con biocombustibles sólidos, pasarían también, con el orden cambiado, a encabezar la producción de electricidad. Se añade a todo ello factores como que son los dos países de la UE con más superficie boscosa y, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, de los que menos contaminación tienen por concentración de partículas finas.
A ambos países, además de a Reino Unido, que se va, y a Países Bajos, que mostró en 2019 el crecimiento más espectacular en cuanto a biomasa eléctrica, EurOberv’ER dedica apartados especiales. Antes, destaca que entre 2018 y 2019 subió tanto la producción (de 95 a 100 millones de toneladas equivalentes de petróleo, Mtep) como el consumo (de 97 a 102,6 Mtep) de energía con biomasa sólida. Y todo en un contexto de frenazo en la energía para calefacción al continuar los inviernos suaves.
Más redes de climatización con calor y electricidad
Fueron los países cuyo mercado de biomasa va mucho más allá del calor para calefacción los que crecieron particularmente e hicieron crecer en general los números con respecto a 2018. La electricidad y la cogeneración, esta última repartida entre plantas de generación y redes de calor y electricidad, hace que Finlandia, que solo produce 1,3 TWh en plantas de biomasa eléctrica (España produce 3 TWh), sume un total de 12,3 TWh (11,8 en 2018) y lidere la electricidad gracias a los once procedentes de la cogeneración. España, con 3,8 TWh (4,2 en 2018) se mantiene octava.
Para EurObserv’ER, la razón principal del aumento general de la bioenergía en el país nórdico está “en una mayor demanda (2,9 por ciento) de biocombustibles sólidos por parte de las plantas que suministran redes de calefacción de distrito, lo que se traduce en más de 1,6 Mtep de producción adicional y un aumento del 4,2 por ciento en la de electricidad, principalmente por plantas de cogeneración”.
Finlandia y Suecia, más biomasa y más eficiente
Finlandia fue segunda en 2019 en producción de biomasa térmica y primera en consumo por habitante, y EurObserv’ER pronostica que “la producción de calor seguramente aumentará en 2020 cuando entre en funcionamiento una nueva planta de calefacción de alta capacidad. El operador Fortum anunció en mayo de 2020 que la planta de Kivenlahti (49 MW) en la ciudad de Espoo entraba en su fase comercial. La planta, que producirá 350-380 GWh de calor (30-33 ktep), reemplazará una de las dos calderas de carbón de Fortum en la planta de Suomenoja”.
De Suecia, el barómetro de EurObserv’ER recuerda que la bioenergía en todas sus formas es la principal fuente de energía renovable y que los biocombustibles sólidos absorben una parte considerable. Destaca el aumento de un 9,2 por ciento en la producción de electricidad en 2019, producida exclusivamente en plantas de cogeneración. Llama la atención que esta subida se da tras disminuir en 84 MW la capacidad instalada, lo que se explica por la eficiencia de las nuevas plantas.
Países Bajos toma el relevo de Reino Unido en plantas de carbón convertidas en biomasa
El barómetro reserva también un apartado especial para Países Bajos, al liderar el crecimiento del consumo de energía con biocombustibles sólidos en 2019. Dicho consumo aumentó un 29,5 por ciento en un solo año, pasando de 1,2 Mtep en 2018 a poco menos de 1,6 Mtep en 2019 y las importaciones de pélets de madera se dispararon hasta las 780.000 toneladas, cuando en 2018 fueron 164.000. Esta cantidad hizo que se duplicará la producción de electricidad: de los 0,4 TWh en 2018 a casi 0,9 en 2019.
“Este consumo adicional de pélets se destinó a abastecer las dos centrales eléctricas de carbón de RWE, Amers 9 (652 MW) y Eemshaven (1.554 MW) y la central MPP3 de Uniper, de 1100 MW (Maasvlakte Power Plant 3), que se están convirtiendo progresivamente a biomasa. La planta Amers 9 funciona con un ochenta por ciento de combustible de biomasa, mientras que Eemshaven y MPP3 funcionan con un 15% de biomasa”, detalla EurOberv’ER.
¿Hay futuro para los proyectos de bioenergía con captura y almacenamiento de carbono?
El barómetro incluye también algunos datos sobre producción y consumo de pélets de madera ya recogidos anteriormente en el informe estadístico de Bioenergy Europe y otro apartado sobre los proyectos de bioenergía con captura y almacenamiento de carbono, más conocidos por su siglas en inglés: BECCs. Añade entre estos últimos aquellos que producen biocarbón (biochar).
Asumiendo el carácter neutro de las emisiones de la biomasa, estos proyectos convertirían determinadas instalaciones de bioenergía en “carbono negativo”, pero EurObserv’ER reconoce que para consolidar esta opción hacen falta inversiones mucho mayores que las actuales. Según el Global Carbon, Capture and Storage Institute en la actualidad solo cinco plantas (cuatro en Estados Unidos y una en Canadá), y todas de biocarburantes, utilizan esta tecnología actualmente.
Se detallan algunos proyectos relacionados con plantas de biomasa eléctrica, como la de Mikawa, operada por Sigma Power Ariake Corporation en Fukuoka, Japón. También cita un proyecto en Noruega en una planta de cemento que se abastece en un treinta por ciento con biomasa, el de la megacentral de Drax en Reino Unido y otro menos avanzado en Suecia de la compañía Stockholm Exergi.