El informe Energía 3.0 de Greenpeace, presentado el pasado 20 de septiembre, muestra que es técnica y económicamente posible satisfacer exclusivamente con renovables todas las necesidades de energía en todos los sectores. En el caso del transporte presenta un panorama donde domina la electricidad y los vehículos intercambian energía con la red para que los consumidores participen así en la operación y gestión del sistema eléctrico. Sin embargo, aunque ni la movilidad en la ciudad ni las cortas ni medias distancias por carretera cuenten con los biocarburantes, en Energía 3.0 se les abre hueco en aviones, barcos y grandes camiones de mercancías.
No hay dudas en cuanto a la aviación, en especial la comercial de pasajeros: “la parte de la demanda asociada al modo aéreo, en un escenario E3.0, tendrá que operar con bioqueroseno o con hidrógeno, con las limitaciones e ineficiencias que esto supone para el sistema energético”. En cuanto al transporte aéreo de mercancías a largas distancias, consideran que la demanda es mucho más limitada que la de viajeros, por lo que su peso sobre el consumo energético total, y por tanto su impacto sobre los recursos de biomasa, serán menores.
Limitaciones en los autocares y paso libre en los grandes camiones
En los escenarios de transporte de viajeros por barco tampoco se plantean la electrificación en el contexto E3.0, “lo cual implica que la parte de la demanda de movilidad que deba cubrirse por mar, al igual que en el transporte aéreo, va a poder hacerse tan solo con biocombustibles o hidrógeno, con las consiguientes restricciones asociadas a la limitación de recursos (biomasa) e ineficiencias en el sistema energético (hidrógeno)”. Tampoco encuentran otra alternativa mejor para el transporte marítimo de mercancías.
En el caso del transporte de mercancías por carretera, la tendencia es que la distribución llegue hasta los centros modales en vehículos eléctricos medianos, donde se cambian a los trenes y, en menor medida, a grandes camiones eléctricos o alimentados con biocarburantes o hidrógeno, “y ya en las poblaciones se distribuye en furgonetas eléctricas”. En el caso de otros grandes vehículos, los autocares, Greenpeace los presenta en la tecnología E3.0 como 100% eléctricos. “Es un cambio radical –afirman–, pero va buscando minimizar la necesidad de biocombustible líquido”.
Una semana después de dar a conocer el informe Energía 3.0, Greenpeace denunciaba abiertamente el frenazo para las renovables que supone el PER 2011-2020, y se cuestionaba la participación en el mismo de los biocarburantes, al considerar que los objetivos en el transporte se pretenden lograr con su uso mayoritario. También aquí volvía a insistir en que “la prioridad debe estar en el fomento de la electrificación del transporte". Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Transporte de Greenpeace, incidía igualmente en que "el uso de biocarburantes debe someterse a estrictos criterios de sostenibilidad y limitarse a aquellas aplicaciones donde sea más difícil la electrificación, como el transporte aéreo y marítimo".
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