El informe lanza una seria advertencia: si Europa continúa posponiendo las decisiones necesarias para acelerar la transición energética, no solo comprometerá sus objetivos climáticos, sino también su competitividad y su seguridad energética. Para García Breva, uno de los referentes en política energética en España, el futuro energético debe apoyarse en energías renovables que aproximen la generación al consumo y en una gobernanza europea que dé prioridad a la participación de los consumidores activos en los mercados de la electricidad.
“La transición energética no consiste en multiplicar la potencia renovable sino en transformar un modelo centralizado en un modelo de flexibilidad energética. Es necesaria una electrificación beneficiosa combinando los instrumentos de eficiencia energética, las energías renovables y las baterías de almacenamiento”, apunta García Breva.
Oportunidades de un futuro totalmente eléctrico
El informe subraya que, aunque las energías renovables han crecido con fuerza, España sigue arrastrando un gran retraso en la rehabilitación de edificios, vehículos eléctricos, almacenamiento en baterías, autoconsumo y electrificación de la demanda, lo que alargará la dependencia de los combustibles fósiles. Mientras se apuesta por tecnologías de oferta, costosas e inaccesibles, sin estudios de demanda ni de costes y beneficios, se relegan las tecnologías de flexibilidad desde la demanda, con más potencial de ahorro de energía y emisiones, que garantizan el abaratamiento de los precios y un mercado abierto a la competencia.
El informe IPM analiza las claves de una transformación energética profunda, con la electrificación de la demanda como eje del cambio. En este sentido, destaca el informe de APPA Renovables ‘El Momento de la Electrificación’, elaborado por NTT Data, como una aportación clave al señalar que ya es viable técnica y económicamente electrificar sectores como el transporte, la edificación, la calefacción, el comercio o la industria.
García Breva señala la urgencia de adaptar el sistema eléctrico a una nueva realidad descentralizada y distribuida. El autoconsumo, las comunidades energéticas, el almacenamiento, los edificios de cero emisiones, los vehículos eléctricos y la agregación de la demanda son piezas clave para construir un sistema eléctrico más flexible, seguro y barato.
Como ha destacado APPA, España cuenta con una ventaja competitiva decisiva: los costes nivelados más bajos de Europa en electricidad solar y eólica y el conocimiento de la tecnología. Esta posición permitiría acelerar la reindustrialización y la autonomía energética si se aprovecha con una gobernanza europea centrada en la flexibilidad de la demanda y no en la oferta de más combustibles fósiles y energía nuclear, consideradas en las últimas directivas como energías que podrán contabilizarse como renovables.
“La vulnerabilidad eléctrica no es culpa de las renovables, sino de un mercado diseñado para que siempre esté a merced de los precios del gas. El Pacto Verde Europeo desconfía de que solo con renovables se alcancen los objetivos climáticos. Por eso impulsa su combinación con el gas, la nuclear y el hidrógeno, considerados energías renovables no fósiles, dejando desprotegidos a los consumidores ante una futura crisis de altos precios de la electricidad”.
Europa necesita un cambio de gobernanza que restablezca la confianza en la viabilidad de las renovables, que considere la energía como política comunitaria y no un conjunto de intereses nacionales específicos y abra los mercados energéticos a la flexibilidad desde la demanda y a la participación de nuevos actores, concluye el experto.
• El informe completo puede descargarse gratuitamente en este enlace