Con casi dos días de retraso sobre el calendario establecido, Durban echó el cierre poco antes del amanecer del domingo. Pese a la prórroga de las negociaciones, sin embargo, el resultado de la Cumbre del Clima que acaba de concluir en Suráfrica dista mucho de satisfacer las demandas de las organizaciones ecologistas, los sindicatos, la Unión Europea –que ha sido, de entre las zonas más desarrolladas del planeta, la más comprometida– y los pequeños estados-isla del Pacífico, que son las naciones más amenazadas por la elevación del nivel del mar que está propiciando el calentamiento global.
El discurso ecologista
De entre los más críticos, en todo caso, los ecologistas. Según Amigos de la Tierra, un acuerdo que garantizase la seguridad frente a los efectos más graves del cambio climático debería haber contemplado cuatro medidas: "la adopción de un segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto para los países del Anexo I [véanse abajo]; la reducción de un 40% de las emisiones de CO2 respecto a las registradas en 1990 para los países industrializados (que ahora solo deben reducir, según el Protocolo de Kioto, que expira el 31 de diciembre de 2012, un 5%); el rechazo a los nuevos mecanismos de mercado de carbono, por tratarse de falsas soluciones [se refieren a la Captura y Almacenamiento de CO2, CAC], y un fondo de financiación de al menos 200.000 millones de dólares para los países empobrecidos".
No todas las naciones desarrolladas
Pues bien, tras dos semanas de negociaciones, Durban ha decidido darse otros cuatro años para "adoptar un acuerdo legal universal sobre cambio climático", no ha sido capaz pues de alcanzar un acuerdo para reducir el 40% de las emisiones que demandaba el movimiento ecologista internacional (seguimos en el 5%), sí ha acordado sin embargo que la CAC genere derechos de emisión para las industrias de los países ricos (pese a que la tecnología de captura y almacenamiento de dióxido de carbono no ha superado aún la fase experimental) y no ha sido capaz de determinar de dónde saldrán los 100.000 millones de dólares anuales (y no 200.000) con los que han dotado al famoso Fondo Verde del Clima.
También los ecologistas
Así las cosas, el responsable del área de cambio climático de Amigos de la Tierra, Alejandro González, presente en Durban, declaraba ayer que “el ruido de las multinacionales más contaminantes ha ahogado las voces del 99% de la sociedad civil". A pesar de ello, González clamaba por la esperanza: "pero llegará un momento en el que nada podrá callar a las personas, y en Amigos de la Tierra seguiremos alzando la voz por la justicia climática y apoyando a todos los pueblos por encima de los intereses económicos que mueven a nuestros gobiernos”. También muy críticos con los resultados de la cumbre se mostraban "los sindicatos que hemos venido a Durban", apuntaban ayer desde Comisiones Obreras (CCOO).
El límite de los 2ºC
Lo decía, concretamente, Llorenç Serrano, secretario confederal de Medio Ambiente de CCOO y miembro de la delegación internacional de los sindicatos presente en la Cumbre del Clima de Durban (COP17): “una profunda decepción. Es lo que sentimos los sindicatos que hemos venido a Durban. El mismo documento de acuerdo al que se ha llegado reconoce que la brecha entre las recomendaciones de la comunidad científica para evitar que el calentamiento global supere en 2ºC la temperatura de la era preindustrial y los compromisos voluntarios adquiridos por los países sigue creciendo [léase Climate Change Secretariat] y pone en grave riesgo el objetivo de no superar este límite, acordado en Copenhague como guía para las negociaciones climáticas”.
Un deseo: un acuerdo vinculante
Para la Confederación Sindical Internacional (CSI), de la que forma parte CCOO, la falta de un acuerdo ambicioso se traducirá en "daños irreversibles para millones de trabajadores, en términos de seguridad alimentaria, proliferación de catástrofes, pérdida de salud pública y crisis de empleo". Según CCOO, los sindicatos han ido a Durban "para reclamar a los gobiernos desarrollados que asumiesen un segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto, pero sólo, según Serrano, "como una pieza necesaria en la consecución de un acuerdo legalmente vinculante para todos los países, en el que los esfuerzos se repartiesen de acuerdo con el principio de responsabilidades y capacidades diferenciadas”.
Satisfacción sindical por la posición europea
Sea como fuere, tanto CCOO como UGT se han declarado satisfechos de "que la Unión Europea se haya comprometido con este segundo periodo, lo que le ha permitido volver a liderar las negociaciones sobre el clima". Lo apuntaba la secretaria confederal de Medio Ambiente y Cambio Climático de UGT, Isabel Navarro: "el hecho de que Europa se comprometa a seguir reduciendo emisiones no debe verse como una penalización, sino como una senda de oportunidades para salir de la crisis, generar empleo y llegar a un tejido productivo más eficaz”. Con respecto al Fondo Verde, los sindicatos comparten el discurso ecologista: el gobierno del Fondo Verde no es lo suficientemente "transparente, tampoco quedan claras las fuentes de los fondos y aún no hay recursos asignados”, decía Navarro.
También Greenpeace
En línea con las críticas del movimiento sindical internacional, Greenpeace lamentaba ayer el hecho de que Estados Unidos haya logrado diferir varios años la acción contra el cambio climático. La organización ecologista criticaba, así, la inclusión en el texto resultante de la cumbre de "una cláusula que no deja cerrada la forma legal del acuerdo y que, entre sus opciones, contempla una con escasa vinculación legal: la previsión de que, a pesar de que este acuerdo se firme antes, su entrada en vigor se retrase hasta el año 2020". Greenpeace considera "vital" que la acción se adelante a ese año "porque, según los científicos, esta es la década en la que hay que hacer el mayor esfuerzo de reducción de emisiones para conseguir invertir su curva de crecimiento".
Un dos por ciento del producto interior bruto
Catar será la sede de la próxima cumbre multinacional sobre cambio climático. Según la CSI, "la elección de ese país, que se caracteriza por la negación de derechos laborales y cívicos, hace más necesaria que nunca la presión previa en cada país a los gobiernos para que las conferencias del clima respondan de una vez por todas a los retos del calentamiento global". De momento, en todo caso, los sindicatos anuncian un discurso claro: "una oportunidad para poner en pie políticas adecuadas de sostenibilidad se dará en la cumbre de la Tierra de Río+20 en junio del año que viene, donde la CSI defenderá inversiones equivalentes al 2% del PIB en cada país para la promoción de empleos verdes y decentes, la tasa de transacciones financieras (TTF) para financiar el desarrollo limpio y la necesidad de un suelo de protección social universal.
Anexo I
Alemania, Australia, Austria, Belarús, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Comunidad Económica Europea, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Estados Unidos de América, Estonia, Federación Rusa, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Mónaco, Noruega, Nueva Zelandia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, República Checa, Eslovaquia, Rumania, Suecia, Suiza, Turquía, Ucrania.