El último indice RECAI de EY, que la consultora acaba de dar a conocer, indica que Chile ha avanzado tres puestos respecto al índice anterior y ahora ocupa la 14ª posición a nivel global. Dentro de América Latina, es el mejor posicionado, superando a Brasil (puesto 18 en el conrtexto mundial) y muy por delante de Argentina (ocupa la 30° posición).
El ranking analiza los 40 países más interesantes para invertir en renovables y está encabezado por Estados Unidos, seguido de Alemania y China. España ocupa la 8ª posición.
En el caso de Chile, Pamela Méndez, socia líder de Servicios de Sostenibilidad de EY, explica en declaraciones a americaeconomia.com, que el país sigue consolidándose como líder en la industria de las energías limpias impulsado por la fuerte participación del gobierno, los recursos naturales y el uso de asociaciones globales. Todo ello hace que Chile se haya convertido en un destino atractivo para la inversión extranjera, lo que ayudará a alcanzar os objetivos de la nación de contar con un 80% de energía renovable para 2030 y ser neutro en carbono para 2050, para lo que se requieren importantes inversiones en infraestructura.
“Chile ha desarrollado una institucionalidad sólida que está permitiendo el desarrollo de estas energías. Ejemplo de esto es la Política Energética Nacional que identifica más de 60 metas para 2030, 2035 y 2050 con el objetivo de alcanzar la carbono neutralidad. A su vez, se espera que, en 2023, un total de 74 proyectos de energía renovable entren en operación, los que sumarían 4.318 MW de capacidad instalada. Es más, según el Banco Central, esta industria liderará la reactivación en 2023”, afirma Méndez.
El desarrollo del hidrógeno verde, que se obtiene a partir de renovables, es otro impulsor del crecimiento de las energías limpias en Chile. Al respecto la experta comenta que “esta fuente de energía depende de una industria sólida dedicada a la producción de energías renovables” y el país disfruta de unas condiciones inmejorables para ello: “Por ejemplo, las altas radiaciones solares en el desierto de Atacama o los fuertes vientos en la zona sur de Chile generan un potencial energético renovable equivalente a 70 veces la demanda local. En este sentido, la calidad de la energía eólica y solar que se produce Chile genera un costo de producción muy bajo de hidrógeno verde, lo que provocaría una producción competitiva doméstica e internacional”.