Cada fibra de silicio mide entre 30 y 100 micras de longitud y una micra de diámetro. Para que el sistema funcione es necesario que el conjunto de los hilos de silicio ocupen entre el 2% y el 10% del volumen de la célula solar. El resto es el polímero transparente donde se alojan. Así se consigue abaratar considerablemente el precio al reducir su elemento más caro, el silicio.
El sistema de formaciones de hilos de silicio realizado por los científicos del Caltech logra convertir en electricidad entre el 90% y el 100% de los fotones de luz captados. Se puede decir que esos hilos están muy cerca de la eficiencia cuántica perfecta. Harry Atwater, director del Instituto Resnick del Caltech, ha asegurado que estas nuevas células sobrepasan el límite de absorción de luz de los materiales convencionales, incluso de aquellos que utilizan microestructuras para atrapar la luz. Ahora bien, otro asunto es si toda esa electricidad se podría extraer y convertirla en un elemento energéticamente útil.
La clave de un funcionamiento tan eficiente, en lo que a conversión de la luz en electricidad se refiere, está en que cuando la luz incide en un hilo de silicio es parcialmente absorbida y parcialmente dispersada, y la luz dispersada puede terminar siendo absorbida por otra fibra. El próximo paso de los investigadores es aumentar el voltaje y el tamaño de la célula, el prototipo con el que están trabajando mide un centímetro cuadrado.
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