La gran patronal de la eólica europea acaba de anunciar el lanzamiento de «Local Impact, Global Leadership», un mapa-herramienta por el que el internauta puede navegar para saber dónde ha creado empleo el sector en el Viejo Continente; dónde se encuentran las fábricas de turbinas; dónde se localiza el resto de la cadena de suministro; cuáles son las poblaciones y administraciones locales que se han beneficiado -y cómo- de la presencia de instalaciones eólicas en sus territorios… En fin, el mapa del viento en Europa, un mapa que recorre muchos territorios a los que la industria eólica ha llevado inversiones y empleo.
¿Por ejemplo?
Los astilleros cantábricos y polacos, antaño volcados en la construcción de buques y ahora empleados en la fabricación de torres para aerogeneradores, grúas o embarcaciones especializadas en el transporte de componentes eólicos o en el mantenimiento y la operación de parques marinos. El viento también ha insuflado nuevo impulso a regiones en las que los sectores dominantes eran el químico y el siderúrgico (hierro y acero), sectores que se han reciclado –se han reinventado- y ahora están desempeñando un rol importante en la cadena de suministro del sector eólica. ¿Un ejemplo? Silesia, en Polonia, donde la multinacional de origen alemán Senvion fabrica las palas de sus aerogeneradores.
El mapa digital de WindEurope -«Local Impact, Global Leadership»- repasa en fin la cadena de suministro del sector eólico europeo (en la que son muchos los agentes partícipes) y presenta además, por una parte, un compendio de historias de éxito protagonizadas por comunidades locales, y, por otra, una ficha eólica nacional con las claves de cada uno de los grandes países eólicos del continente. El mapa muestra así mismo dónde se beneficia la ciudadanía de la propiedad compartida de parques eólicos o la medida en la que el sector está contribuyendo al desarrollo –mediante los impuestos- en muchos pequeños ayuntamientos localizados en áreas rurales, en algunos de los cuales supone hasta un 20% de los ingresos. [Abajo, captura de pantalla del mapa].
Una elección inteligente
“La energía eólica –explica en ese sentido el presidente ejecutivo de WindEurope, Giles Dickson- es una elección inteligente en cualquier economía y, en Europa, es una historia de éxito industrial; la eólica aporta beneficios a las economías locales a lo largo y ancho de Europa: puestos de trabajo y recursos, a través de los impuestos, que contribuyen al sostenimiento de la actividad económica local y los servicios públicos. Nuestro mapa –añade Dickson- ilustra todo esto y pretende transmitir un mensaje muy simple: más viento significa más beneficios económicos para las comunidades de toda Europa”. El presidente de la asociación de la industria eólica europea apela además a todos aquellos que están participando en la redacción de la nueva directiva europea de energías renovables: “todos ellos deberían echar un vistazo a este mapa”.
Efectivamente, la Unión Europea está ultimando su nueva directiva de energías renovables, cuya redacción definitiva será en solo unas semanas. WindEurope apuesta porque el objetivo que fije la UE en esa directiva sea ambicioso: un 35% de energías renovables de cara a 2030, mientras que algunos gobiernos –como el español- quieren limitar esa ambición hasta el 27%. La diferencia entre uno y otro porcentaje de participación de las energías renovables en el mix eléctrico de 2030 –apuntan desde WindEurope- es muy concreta: si la UE no es ambiciosa y apuesta por el 27, Europa podría perder inversiones por valor de 92.000 millones de euros y podría dejar de crear hasta 132.000 puestos de trabajo. O al revés: WindEurope estima que el premio a una mayor ambición sería ese: esa inversión y 132.000 nuevos puestos de trabajo.
Los datos de un sector que tiene un peso creciente en la economía europea
La Unión Europea (UE28) tiene más de 160.000 megavatios de potencia eólica instalados. WindEurope calcula que la electricidad producida por los aerogeneradores del Viejo Continente ha evitado importaciones de combustibles fósiles por valor de 32.000 millones de euros (M€) en los últimos seis años (2011-2016) y la emisión de 166 millones de toneladas de CO2 solo en 2016. La asociación estima que el sector contribuyó el año pasado con 36.000 M€ al producto interior bruto del Viejo Continente y exportó allende Europa bienes y servicios por valor 8.000 M€. El sector ha pagado en la UE en 2016 impuestos por valor de 4.900 M€. El 4,9% de los retornos, el sector lo invierte en I+D.
Según WindEurope, "cada 1.000 euros que retornan al sector genera 250 euros de actividad económica en otros sectores, como el del metal, el químico, el de equipamiento eléctrico y maquinaria, la construcción y la ingeniería". Una buena parte de la industria y de la cadena de suministro eólicos se encuentra localizada además en territorios desfavorecidos (áreas rurales, o despobladas, o con tasas de desempleo más elevadas, o con menos oportunidades laborales). Además, el empleo que produce la eólica en esas áreas es empleo de calidad. Según la asociación de la industria eólica europea, hasta el 82% de los 263.000 empleos registrados en Europa a día de hoy es empleo altamente cualificado (high-skilled).