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Juan Fernández, presidente de ASIT
"Por la vía de las ayudas públicas no vamos a ninguna parte"

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Es uno de los hombres clave del milagro español de las renovables, ese que ha colocado a este país en la boca del profeta Obama, que señaló a España como ejemplo de desarrollo de un sector –el de las energías limpias– que está llamado a mover el mundo del mañana. Es Juan Fernández, uno de los ideólogos del primer RD fotovoltaico, marco regulatorio que convirtiera a la FV española en una de las estrellas más luminosas de la escena internacional, el hombre que ahora quiere repetir el milagro del régimen especial con el patito feo de la solar.

Entrevista publicada en el número 79 de Energías Renovables en papel (junio de 2009). Autor: Antonio Barrero F.

La Asociación Solar de la Industria Térmica (ASIT) acaba de cumplir cinco años. Nació al calor del Plan de Energías Renovables 2005-2010 (PER), ese que quería que España contase en cinco años con 4.900.000 metros cuadrados de captadores solares térmicos. A día de hoy no llevamos ni dos millones de metros instalados. ¿Qué balance cabe?
Evidentemente en ese aspecto estamos bastante defraudados. Los socios fundadores vimos que era absolutamente necesario aglutinar el sector en torno a una idea. La idea era el PER. Lo que se nos estaba poniendo delante era un reto importantísimo, llegar a los cinco millones de metros cuadrados en 2010. Creímos en eso y dijimos ‘vamos a crear una asociación para ayudar a que esto se consiga’. Obviamente, después de cinco años, se han incumplido todas las previsiones. En todo caso, ha habido algunas cosas positivas: el Código Técnico de la Edificación (CTE) y, sobre todo, un cierto cambio de mentalidad, que es lo que más valoro. Me refiero a que durante todo este tiempo el sector se ha aglutinado en torno a una idea: la idea de que ‘por la vía de las ayudas públicas no vamos a ninguna parte’.

Sí, parece que en eso Asit ha tenido éxito, porque… por lo visto casi nadie solicita ayudas públicas. De los 348 millones de euros asignados por el PER en 2005 en concepto de ayudas directas a la energía solar térmica, solo se ha ejecutado a día de hoy un 20%. ¿Por qué?
Las ayudas públicas son un verdadero desastre. Es cierto que en 2005 funcionó el denominado programa ICO-Idae: el Instituto de Crédito Oficial ponía la financiación; el Idae, los papeles, el marco, las condiciones. Y llegamos a montar 108.000 metros cuadrados aquel año. Pero al año siguiente el Idae dijo ‘voy a repartir y voy a abrir diecisiete ventanillas’ y se dejó a criterio de cada comunidad autónoma el manejo de esos fondos. Así, cada una plantea sus programas como considera oportuno, lógicamente. Y, en mi opinión, salvo honrosas excepciones, es un desastre. Hay gente que saca unos programas con unas trabas… tremendas. Y por eso hay comunidades que no reciben solicitudes. Porque los procedimientos son sencillamente imposibles para las empresas. Sí, es un escándalo la absoluta ineficacia de la mayoría de los programas regionales de ayudas a la solar térmica.

¿Torpeza, mala fe, incompetencia en la administración…?
Yo he recorrido muchas autonomías y me he entrevistado con los responsables en cada comunidad. Y hay un poco de todo. Lo más extendido es que no hay recursos humanos para atender las solicitudes. Cierto es que a muchas comunidades aquella transferencia les pilló por sorpresa.

Y cuatro años después, ¿siguen sorprendidas las ventanillas autonómicas?
Desde luego no parece que nadie se haya reforzado. En 2008 se habrán instalado menos de 80.000 metros cuadrados, cuando en 2005 hicimos más de 100.000.

Pues a bote pronto cabría calificar esto de lamentable. Lamentable en términos absolutos, pero es que, en términos relativos –tiempos de crisis (financiera, para más INRI)–, el que siga sucediendo esto raya el esperpento… ¿O no?
Es de escándalo. Y es algo, la ayuda pública, a lo que vamos a tener que recurrir ahora, en estos dos años, 2009 y 2010.

Pero, no dice el presidente de Asit que “por la vía de las ayudas públicas no vamos a ninguna parte”?
Sí, nos hemos fijado como estrategia el independizarnos de las ayudas públicas. Eso sí, ahora mismo solamente nos queda eso, la ayuda pública. Establecer un régimen especial, que es nuestra otra propuesta, requiere de un tiempo y por lo tanto no nos podemos apoyar solo en eso para salvar el sector en este momento. Ahora tenemos que apoyarnos en medidas de rápida implantación. Y en ese aspecto proponemos medidas concretas que van enfocadas a cubrir estos dos años, medidas que se podrían implementar rápidamente si la administración pone voluntad y recursos.

Cuénteme…
En el ámbito de las ayudas directas, y ante la ineficiencia de esos programas autonómicos, la propuesta que ya hemos transmitido, por escrito, al secretario de estado de Energía, es ‘saque usted un programa complementario’. Haga usted un programa abierto hasta el 31 de diciembre de 2010 con unas condiciones concretas, para que todo el mundo sepa que puede planificar, presentar proyectos, buscar clientes y desarrollar. Porque es que hay comunidades que abren la ventanilla… y en dos días tienes que presentar un proyecto y en un mes tienes que ejecutarlo. En fin, programa complementario, con condiciones concretas, de ámbito nacional, de ventanilla única, abierto hasta el 31 de diciembre de 2010, y con un presupuesto complementario.

¿De qué cifra estaríamos hablando? 
Pues si ahora mismo a las comunidades se les asignan dieciocho, veinte millones de euros, pues yo creo que habría que poner otro tanto o más en ese presupuesto complementario. Esa sería una medida que debería ser de rápida implantación, para los años 2009 y 2010. Y la otra gran apuesta de Asit es un régimen especial para la solar térmica, una regulación que habría que recoger, y espero que se recoja, en la Ley de Energías Renovables y Eficiencia Energética, y que lógicamente sería de aplicación a partir del año 2011.

¿Y en qué consiste exactamente ese régimen?
La idea es aplicar una… prima, ayuda, llámale como quieras… a la energía producida. No a los metros cuadrados instalados, sino a la producción. Una ayuda, pues, en función del kilovatio térmico producido, lo cual incentiva además la eficiencia. Una ayuda que va a hacer que su proyecto, esa instalación, ese sistema térmico que calienta agua y que la inyecta al circuito, sea rentable. Ese es el concepto. Eso sí, estamos hablando de una ayuda que permitiría obtener un retorno de la inversión razonable, no especulativo. Estamos hablando de una regulación que haga posible que a un promotor le salgan las cuentas. Simplemente. Y eso es factible. Hacer algo así lleva su tiempo, pero es factible. El nicho de mercado al que apela esta propuesta es el de los grandes consumos de agua caliente y climatización, el de los procesos industriales, la hostelería, los edificios públicos. Y la idea es que esa ayuda pague las externalidades, las importaciones de combustibles fósiles que no hay que hacer, las emisiones que evitamos. Estamos hablando de algo muy útil de cara a la estrategia energética del país.

¿Útil?
Sí, España ha adquirido un compromiso: que el 20% de la energía primaria proceda de fuentes renovables en 2020. Pues bien, yo digo que eso no lo vamos a conseguir jamás contando solo con la eólica, o con la FV. No lo vamos a conseguir jamás si no contamos con la solar térmica. Por eso yo le pido a la administración que me apoye. Eso sí, en un horizonte muy definido y con un coste muy definido. Estoy pidiendo que me apoye para lograr la competitividad en un determinado futuro (no podemos pretender que nos ayuden toda la vida) y, a cambio de esa ayuda, el sector se compromete a lograr esa competitividad en ese plazo determinado. Sí, somos útiles a la estrategia energética del país. Porque hablamos de ayudas en función de la energía producida, no de los metros instalados. Eso incentiva al sector a invertir en la eficiencia de sus productos, lo cual se traduce además en abaratamiento de costes y en que cada vez seamos más capaces de competir con los combustibles fósiles.

Sí, pero, ¿de cuánto dinero y de cuánto tiempo estamos hablando?
No estamos hablando de veinte años. Dadas las características de nuestra tecnología, yo diría que estamos hablando de períodos mucho más cortos. Períodos más cortos y montos… Mira, no estamos hablando, te lo aseguro, de 35 céntimos de euro por kilovatio. Estamos hablando de algo… muchísimo más reducido. Y eso es lo que nos anima a pensar que el tema es factible [algunos documentos de Asit trabajan con una prima de cinco céntimos de euro el kilovatio hora].

El dinero de la FV sale de la tarifa. El dinero de la solar térmica, ¿de dónde saldría?
Ese es el otro gran reto que tenemos. Evidentemente… pues también tendrá que salir… de la tarifa de hidrocarburos… de la energía que sustituye. La cuestión, y este es un concepto muy importante, es que estamos hablando, insisto, de algo… de un impacto… muy, muy, muy asumible por la tarifa de los hidrocarburos.

Una idea nueva atrevida.
Que yo sepa… es la primera vez que esto se plantea. Es una idea revolucionaria que marcaría un hito. Nosotros lo planteamos porque el régimen especial se ha revelado, conceptualmente, como la mejor forma de promoción. Tú no estás subvencionando nada, estás ayudando a alcanzar un objetivo estratégico. Ahora se cumple un año y medio desde que lo planteé por primera vez en una ponencia. Entonces me tiraron los perros. Lo positivo es que, un año y medio después, la administración y todo el mundo lo está asumiendo. Mira, esta es una experiencia que yo particularmente he vivido: yo negocié el primer decreto fotovoltaico, y sé las dificultades que luego nos han sorprendido y sé lo que se ha hecho mal. Pero, a partir de esa experiencia, podemos hacer algo mucho mejor. Porque yo estoy convencido de que este es el método para sacar al sector del ostracismo.

Bien, todo esto ya lo sabe la administración. Precisamente la semana pasada Asit se entrevistó con el director de energías renovables del Idae. ¿Cómo está el patio?
Yo creo que fue una buena entrevista. En el Idae, lo mismo que en todas las instituciones, suena, y suena bien, la música de las renovables. Vamos, que el discurso político de la administración en materia de renovables –la música– suena bien. Ahora lo que tenemos que hacer es escribir la letra.

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