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Pamplona es una de las tres ciudades faro del proyecto europeo Stardust que durante cinco años ha buscado aumentar la eficiencia energética global y mejorar la calidad de vida de las ciudades participantes a través de las tecnologías de la información y la comunicación, la conectividad y el Internet de las cosas en sectores como la edificación, la energía o la movilidad eléctrica. Stardust cuenta con 29 socios a nivel europeo y con un presupuesto de 21 millones de euros del Programa Marco de Investigación e Innovación Horizonte 2020. A nivel nacional, la ciudad de Pamplona ha sido la seleccionada. Entrevistamos aquí al coordinador de Stardust, Florencio Manteca.
 "En la práctica, ser pionero es duro"

¿Qué es Stardust y qué ha supuesto para Pamplona?
Stardust es un proyecto de investigación, subvencionado por la Comisión Europea dentro de la convocatoria Smart Cities and Communities del programa de I+D+i Horizon 2020. Está coordinado por el Centro Nacional de Energías Renovables (Cener), y cuenta con 29 socios de nueve países europeos, que han estado trabajando durante seis años en el desarrollo, implementación y monitorización de diferentes soluciones encaminadas a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía mediante actuaciones innovadoras en el ámbito de la energía, los edificios y la movilidad sostenible, gracias a la utilización de avanzadas soluciones en el campo de la digitalización.

El corazón de Stardust es la colaboración entre las siete ciudades que participan en el proyecto, que son Pamplona, Tampere (Finlandia), Trento (Italia), Derry (Reino Unido) Cluj-Napoca (Rumanía), Kozani (Grecia) y Litomerice (República Checa), y sus respectivos ecosistemas locales de innovación. El objetivo es que se desarrollen y validen soluciones innovadoras (sobre todo tecnológicas, pero también sociales, económicas, modelos de negocio…) para avanzar a modelos de ciudades más sostenibles que sean económicamente viables y reproducibles en otras ciudades.

Para Pamplona, el proyecto Stardust ha supuesto un impulso importante en su estrategia hacia la descarbonización urbana, ya que se han demostrado soluciones viables técnica y económicamente en el ámbito de la construcción y rehabilitación energética, integración a gran escala de energías renovables en entornos urbanos, almacenamiento de energía, implementación de sistemas de calefacción prácticamente neutros en CO2, y el impulso importante a la estrategia de movilidad sostenible de Pamplona.

Obviamente, se trata de un proyecto complejo, que no podría haberse realizado sin el compromiso y el trabajo de todos los socios participantes en el piloto de Pamplona, que incluye, además del Ayuntamiento de Pamplona y Cener, el apoyo del Gobierno de Navarra y otras entidades públicas (Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y Nasuvinsa), la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y las empresas BeePlanet y SICE.

¿Cuáles son los resultados? ¿Y ahora? ¿Cuál es el futuro?
Estamos actualmente en la fase de monitorizar los datos que nos permitirán cuantificar los resultados con los indicadores que hemos establecido para medir el impacto del proyecto, y hasta que no termine no podremos dar las cifras finales, pero, por ejemplo, prevemos una reducción de emisiones tras la implementación de las medidas de 2.500 toneladas de CO2 al año, teniendo en cuenta las actuaciones en edificios y en movilidad.

Las actuaciones más relevantes llevadas a cabo, y subvencionadas parcialmente por Stardust han sido: la construcción de una nueva central de calefacción de distrito en el barrio de la Txantrea, impulsada por Nasuvinsa, y alimentada por biomasa local de gestión sostenible; la renovación de un edificio público del Ayuntamiento de Pamplona, donde se instaló una cubierta BIPV, industrializada de madera, con 200 kilovatios (kW) de fotovoltaica integrada, y una microrred diseñada y gestionada por Cener, integrada por la fotovoltaica; un sistema de almacenamiento formado por baterías de segunda vida de BeePlanet, y dos cargadores de carga bidireccional V2G para vehículos eléctricos del ayuntamiento; la electrificación de una línea entera de autobuses urbanos, y la instalación de dos pantógrafos de 350 kW, uno de ellos integrado en otra microrred con generación fotovoltaica (40 kW) en la cubierta de la UPNA y 80 kilovatios hora (kWh) de almacenamiento en baterías; una plataforma de monitorización y gestión de 524 viviendas públicas en alquiler certificadas Passiv Haus propiedad de Nasuvinsa; o el impulso a la movilidad eléctrica, con el despliegue de una red de puntos de recarga, un sistema con 400 bicicletas eléctricas públicas y una red de parkings cubiertos de bicicletas, con sistemas de recarga.

Los resultados finales se presentarán en la conferencia final del proyecto Stardust , que tendrá lugar los días 28 y 29 de febrero de 2024 en Pamplona, en la que se explicará en detalle este proyecto, y las actuales tendencias de descarbonización de ciudades. El evento estará abierto a toda la comunidad investigadora y a los profesionales interesados en el tema y las inscripciones podrán realizarse a través de la web de Stardust.

¿Podría contarnos alguna curiosidad o experiencia durante estos años?
Durante sus seis años de duración el proyecto ha evolucionado, y las lecciones aprendidas son muchas. Si tuviera que comentar sólo algunas, diría que los proyectos colaborativos de innovación son difíciles. La planificación inicial es solamente una referencia, pero luego hay que adaptarse con rapidez a las situaciones que se van produciendo. ¿Alguien podría haber previsto que íbamos a pasar por una pandemia mundial, y que íbamos a estar confinados, con toda la implicación que tuvo relación a retrasos en la implantación por problemas con proveedores, por poner un ejemplo?

Desde el punto de vista técnico, la palabra innovación suena bien, todos la usamos… pero en la práctica, ser pionero es duro. Innovación significa hacer cosas diferentes, innovar es cambiar, y siempre suele haber una cierta resistencia al cambio. Además, las soluciones innovadoras normalmente no funcionan como esperabas la primera vez, y es posible que la segunda tampoco. Cuando decides innovar, debes ser consciente de que asumes un riesgo. Lo mismo sucede con la palabra integración. Es difícil integrar tecnologías, sistemas, diferentes propietarios…

En definitiva, para afrontar con ciertas garantías un proyecto de estas características es necesario haber construido un consenso alrededor de él, basado en que satisface una demanda de la ciudad, conseguir el compromiso real de los gobiernos municipales, activar al ecosistema de innovación que lo haga posible, y ser ágiles para adaptarse a las condiciones cambiantes a lo largo de los años.

¿Por qué hay que apostar por las Smart Cities?
Si entendemos una Smart City como una ciudad que tiene una hoja de ruta para mejorar la calidad de vida de sus habitantes mediante la utilización de soluciones de digitalización e Internet de las Cosas, sacando partido de todas las sinergias que existe en la integración tecnológica de los diferentes sistemas urbanos, diría que estas aplicaciones Smart permiten agilizar, facilitar y optimizar todos los servicios públicos urbanos, y también es una herramienta fundamental para la descarbonización de las ciudades que, gracias a las aplicaciones inteligentes, pueden optimizar la gestión energética, por ejemplo, aprovechando al máximo el potencial de flexibilidad eléctrica y la integración de los edificios con su entorno y su red, incluyendo la movilidad eléctrica.

Así pues, la tecnología nos puede ayudar mucho. Sin embargo, para que estas actuaciones sirvan realmente para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos se tienen que dar unas condiciones, y salvar algunas barreras –como por ejemplo la brecha digital de las personas mayores, un problema importante hoy en día– y tienen que responder a necesidades y desafíos urbanos en todas sus dimensiones: la económica (más eficientes), la social (más justas y amables) y la ambiental (reduciendo residuos, contaminación y emisiones de GEI), pero manteniendo siempre a las personas en el centro de las actuaciones. Se trata de que avancemos en una transición digital pensada para las personas.

• Este contenido está incluido en la edición de noviembre de nuestra revista en papel (ER226), que puedes descargar gratis aquí

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