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Ignacio Cruz (Ciemat): “España es líder mundial en minieólica... sin tener mercado en casa”

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Ignacio Cruz es Jefe de la Unidad de Energía Eólica del Centro de Desarrollo de Energías Renovables (Ceder), organismo dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad y que presume de ser “referente nacional y europeo en minieólica”. El equipo que lidera Cruz se encarga de probar -en los laboratorios y campos de ensayo del Ceder (en los Altos de Lubia, provincia de Soria)- las máquinas que han de ganar el futuro del mercado global de la minieólica, una tecnología renovable que, aunque apenas instala máquina puertas adentro, lleva ya tiempo colocando la Marca España en todo el mundo gracias a fabricantes pioneros de la talla de Bornay, al que ahora empiezan a unirse otros, como Sonkyo o Ennera. Energías Renovables le entrevista en exclusiva.
Ignacio Cruz (Ciemat): “España es líder mundial en minieólica... sin tener mercado en casa”

El Ceder se convirtió hace poco más de un año en el primer laboratorio de España en ser avalado por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) “para la realización de ensayos de funcionamiento y seguridad en aerogeneradores de pequeña potencia". ¿Cómo se gestó todo esto?
Empezamos a finales de los 90. En España ya había entonces laboratorios que podían hacer ensayos acreditados de aerogeneradores de gran potencia, pero no había de minieólica. En realidad, prácticamente no había ni demanda. Así estaba todo cuando, en 2006, el Ministerio de Ciencia e Innovación impulsa un Proyecto Singular y Estratégico –PSE Minieólica- en el que participamos activamente y gracias al que pronto vemos que hay varios fabricantes españoles, con una calidad variada, que se enfrentan a un problema muy concreto: la única manera que tienen de hacer ensayos serios, con la calidad debida, es viajando a laboratorios de ensayo de otros países. Así que hablamos con ellos, vemos que puede ser interesante empezar a hacer esos ensayos aquí, en el marco de ese proyecto PSE, y, poco a poco, vamos poniendo en marcha el laboratorio. Hasta que, en diciembre de 2013, hace efectivamente poco más de un año, obtenemos el visto bueno de la Entidad Nacional de Acreditación. Así, ENAC nos reconoce ahora como laboratorio acreditado de ensayo que sigue las normas establecidas por el Comité Electrónico Internacional para certificación de aerogeneradores con área de barrido de hasta doscientos metros cuadrados. La norma IEC no habla de kilovatios, sino de área barrida por las palas. [IEC son las siglas en inglés de ese comité].

¿Y cuántos son doscientos metros cuadrados de área barrida expresados en potencia?
En diámetro estaríamos hablando de alrededor de quince metros; y, en potencia… de cincuenta o sesenta kilovatios. Dependiendo de lo eficaz que se haga la conversión.

Bien, primer laboratorio acreditado por ENAC a escala nacional –diciembre de 2013- para realización de ensayos. Pregunto, a día de hoy: ¿primero y único?
No, ahora mismo hay otros dos, el de la empresa riojana Barlovento y el Laboratorio de Metrología Eléctrica del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (Circe), que está vinculado a la Universidad de Zaragoza. Puede haber otras entidades que prueben miniaerogeneradores en España, laboratorios que hacen ensayos y tienen sello propio (nosotros lo hacíamos hace unos años, cuando aún no estábamos acreditados, y los que hacíamos eran por supuesto ensayos absolutamente serios), pero evidentemente es mucho más exigente la calidad ENAC.

¿A qué se dedica, concretamente, el Ceder?
Para certificar una máquina de pequeña potencia, se piden cuatro ensayos, que deben ser ejecutados conforme a unas normas concretas, normas del Comité Electrotécnico Internacional [IEC son sus siglas en inglés]. Esos ensayos son los siguientes: curva de potencia (la potencia que da un aerogenerador en función del viento, potencia que tiene que estar medida en condiciones estandarizadas); emisión de ruido, que también representamos en una curva; duración, que consistiría en tener la máquina operando al menos durante seis meses en un determinado emplazamiento (durante ese período, la máquina tiene que pasar por unos determinados hitos de velocidad de viento y debemos comprobar que no sufre ningún problema de operación, que no se rompe nada; es una especie de análisis de fatiga de la máquina a corto plazo); y, por fin, función y operación del miniaerogenerador, que consistiría en verificar que lo que dice el fabricante es cierto: entre otras cosas, la velocidad de viento a la cual arranca y empieza a funcionar la máquina; o la velocidad de viento a la que se para. Esos son, en fin, los cuatro ensayos.

¿Qué es el Comité Electrónico Internacional?
El IEC es una entidad de normalización, un comité en el que trabaja una serie de grupos técnicos que redactan las normas. Cuando el Ceder prueba una máquina, cuando la sometemos a uno de esos cuatro ensayos que he mencionado, lo hacemos conforme a una norma, un patrón, un estándar. Y esa norma, ese patrón, lo establece el IEC, que es el comité que redacta esas normas.

¿Y quiénes forman parte de ese comité, o sea, quiénes hacen esas normas?
Pues los propios fabricantes y también los laboratorios, los centros de ensayo como el Ceder... Yo, por ejemplo, participo en un grupo IEC sobre normativa. Pero son los propios fabricantes los principales promotores de esos grupos. Y son ellos los principales promotores porque son los primeros interesados en evitar que haya miniaerogeneradores de mala calidad en el mercado que puedan dar una mala imagen del sector. Los fabricantes integran esos grupos de trabajo y, en ese marco, promueven el establecimiento de unas pruebas, porque quieren someter a sus máquinas a esas pruebas. Y quieren hacerlo en laboratorios que han sido acreditados como aptos para realizar esas determinadas pruebas, pruebas que habrán de realizar conforme a las normas emanadas del IEC.

¿Y son normas de obligado cumplimiento?
No. No son de obligado cumplimiento.

¿Quién acredita a esos laboratorios? O sea, ¿quién le ha dado el “carné de laboratorio de ensayo” al Ceder?
Buena pregunta. Todos los laboratorios están… como quien dice… vigilados, supervisados. Porque alguien tiene que comprobar si realmente nosotros hacemos bien nuestro trabajo. Y eso lo hacen las entidades nacionales de acreditación. En el caso de España, ENAC, que es una organización tutelada por la Administración General del Estado. ENAC nos hace todos los años un examen. Se lo hacen a todos los laboratorios. Y ese examen nos habilita (o no) para seguir haciendo los ensayos que hacemos. Vamos, que si no pasas el examen te quitan la licencia.

Entiendo que, para certificar una máquina, hacen falta pues unos ciertos ensayos. Y entiendo que los ensayos los hacen laboratorios acreditados como los de Barlovento o el Ceder. Pero, ¿quién certifica? O, ¿quiénes son los certificadores?
Efectivamente, Ceder no está acreditado para hacer certificaciones. Estamos acreditados para hacer los ensayos. Y efectivamente la certificación la hacen otras entidades, las certificadoras. Empresas como, por ejemplo, Intertek, que es una entidad de certificación internacional, pues certifica para Inglaterra, para Japón, para Estados Unidos… Intertek usa los ensayos que hemos hecho nosotros. Ellos reciben la documentación que nosotros les enviamos. Y ellos están acreditados en Inglaterra para certificar máquinas para Inglaterra. Y están acreditados en Japón para certificar máquinas para Japón. Y cuando llevan allí los papeles de una máquina española que hemos probado nosotros aquí, pues pueden decir que esa máquina ha sido ensayada en un laboratorio convenientemente acreditado por la correspondiente ENAC.

O sea, que se limitan a poner el sello…
Bueno, cada país tiene algo diferente. Cada país tiene su detalle. Por ejemplo, en Japón son muy exigentes con el tema de la conexión a red. En Reino Unido están muy pendientes del ruido, porque parece ser que allí la sensibilidad con respecto a eso es mayor que en otros países... Son detalles que suele rematar el certificador… o los laboratorios de cada país.

¿Cuántas entidades como Intertek –cuántas certificadoras- hay en todo el mundo?
No muchas. Pero son bien conocidas. Son todas las que se apellidan Veritas, como Der Notske Veritas (DNV). La mayoría de las certificadoras están implantadas en España: DNV, TÜV Rheinland, Intertek, Underwriters Laboratories, SGS. Todas certifican y todas llevan ese certificado a todo el mundo, porque son multinacionales que tienen oficinas en España y en todas partes. Y, en el momento en el que te certifican aquí, pues en dos minutos estás en Reino Unido, o en Estados Unidos, o en Japón… y eso es algo que nosotros, Ceder, no podemos hacer, porque no tenemos esa capacidad.

Quiero adquirir un miniaerogenerador. ¿Qué sello busco? ¿Qué certificado?
En España no es obligatorio certificar las máquinas, como ya he apuntado. O sea, que nadie puede exigirle a un fabricante que ponga a prueba a sus aerogeneradores en un laboratorio como el nuestro.

¿Y por qué no es obligatorio?
Probablemente porque no ha habido ningún esquema de soporte. Si hubiera un esquema de soporte aquí, una prima… pues igual podría imponerse… o debería imponerse… esa obligatoriedad. Algo así como: si usted quiere acogerse a este esquema, si quiere cobrar la prima, sus máquinas deben contar con tal certificación. Así nos aseguraríamos una calidad. Porque… o se establecen unos parámetros de calidad o esto puede ser una catástrofe. El problema de la feed in tariff es que produce efecto llamada. Y eso significa que aquí empezarían a aparecer empresas de todos los colores y de todos los países… Eso ya ha pasado. En Dinamarca establecieron una feed in tariff, no impusieron ningún esquema de calidad (lo dejaron abierto), empezaron a llegar allí marcas de todas partes y se cargaron el sector en dos minutos. Fue entonces cuando llamaron a la Universidad Técnica de Dinamarca [referente mundial en materia de eólica] y le encargaron que diseñara un esquema para que las máquinas lo pasen y haya un control de la calidad de las máquinas que entran en el país.

O sea, que la prima no será la tabla de salvación de la minieólica española. Lo digo porque el sector nacional la ha reclamado durante años…
¿Tabla de salvación? Me remito a la fotovoltaica, que tuvo prima. ¿Dónde están los fabricantes españoles de fotovoltaica? Mire, debemos estar preparados. Porque, si no lo estamos, aquí empiezan a entrar contenedores con máquinas de quién sabe dónde, se pone todo el mundo a distribuirlas y a instalarlas y, encima, como valen la mitad de la mitad… En Reino Unido la administración ha establecido una serie de exigencias relacionadas con la calidad: cualquiera puede acogerse al sistema de feed in tariff. Ahora bien, todos los aerogeneradores que quieran hacerlo tienen que estar certificados por el Microgeneration Certification Scheme. Allí, incluso los instaladores están obligados a pasar un filtro de calidad para trabajar dentro de ese marco. Estados Unidos es otro ejemplo. La American Wind Energy Association ha desarrollado allí un estándar. Y el sector impulsó la creación, ya en 2006, de un comité –Small Wind Certification Council- que certifica que los aerogeneradores han pasado todos los ensayos de calidad, se haya hecho ese ensayo en Estados Unidos o en Soria [el Ceder tiene sus campos de ensayo en Soria].

Entiendo pues que, en los países en los que hay prima, al menos en los mercados citados -que son los más importantes del mundo ahora mismo-, las autoridades competentes exigen unos certificados a los fabricantes. O, para ser más exactos, exigen esos sellos a las máquinas que esos fabricantes quieren vender en esos mercados, máquinas que quieren cobrar prima por generar electricidad. Pero vuelvo a lo mismo: en España no hay prima, y esa certificación no es obligatoria.
Efectivamente, ahora mismo los más motivados para hacer ensayos de este tipo son los fabricantes que quieren ir a mercados con esquemas de soporte, a mercados del primer mundo, conectados a red. Por ejemplo, Japón, que es el país con la feed in tariff más elevada del mundo: casi 44 céntimos de euro. Pues bien, en el caso de Japón, hay dos máquinas españolas certificadas: dos miniaerogeneradores españoles de un total de nueve máquinas de todo el mundo certificadas para ese mercado. Una de ellas –un modelo de marca Ennera- la han ensayado en Escocia. La otra –de Sonkio- la hemos ensayado nosotros. Insisto: dos de nueve. Lo de la minieólica española es ciertamente llamativo: ahora mismo, el Ceder está metido en muchos grupos de trabajo, en el marco de la IEC, colaborando junto a todas las entidades de certificación, y, encima, liderando. Porque no somos uno más. Estamos dentro del liderazgo mundial en estos temas. España es líder en el sector minieólico en tecnología y en muchas cosas… Y lo hace sin tener mercado en casa, lo cual es, como digo, llamativo, algo que sorprende enormemente a todo el mundo. Ahí está por ejemplo el caso de la media potencia, las máquinas de cien kilovatios… En España tenemos varios fabricantes… y, ¿cuántas máquinas se venden aquí? Nada. Otro dato: en la redacción de la última norma para pequeña eólica del IEC hemos invertido tres años. ¿Y sabe cuál es el país en el que se han celebrado más reuniones de trabajo? España.

Bien, estamos entre los líderes, pero el mercado doméstico prácticamente no existe (aquí no tenemos prima) y son muy pocas las máquinas españolas certificadas… ¿Cómo hay que valorar todo eso?
Vamos a ver: si, en un momento dado, el mercado hace clic, bien sea de forma artificial, con una tarifa unificada, o bien sea porque ha subido un 50% el coste de la energía y la minieólica ya es competitiva… en ese momento, en el momento en el que haga clic… va a haber una avalancha de fabricantes. Y sea una prima o sea la grid parity la que abra la puerta a esa avalancha, siempre será mejor tener un filtro de calidad. ¿Y podemos competir en calidad? Pues probablemente sí frente a cualquiera de los americanos o de los ingleses. Pero si te juegan con calidades dudosas (y con los precios asociados), no duras tres minutos.

¿Se refiere a la industria china?
Taiwán es una máquina de hacer máquinas. Y China también. Pero, cuidado, llama mucho la atención el hecho de que tanto los chinos como las empresas de Taiwán están trabajando la calidad como locos. En China hay más de doscientos fabricantes de pequeña eólica. E igual son pocos los elegidos, pero, si son por ejemplo cinco (cinco con una capacidad de producción como la que tienen)… y acaban entrando en este mercado… pues aquí no queda nadie. Yo tengo todos los días un correo de la asociación minieólica de China preguntando si hay un feed in tariff en España. En Japón ya empieza a haber máquinas chinas; en Reino Unido ya las hay.

Pues Bornay [el fabricante español más global] gana en mercados internacionales en los que compite con máquinas chinas…
Bornay está aguantando bien porque no depende mucho de la conexión a red. Trabaja más en aislado. Y si mañana hubiera una feed in tariff aquí y hubiera una avalancha, Bornay probablemente seguiría igual. Porque Bornay, además de trabajar más la aislada, vende bien en muchos países. Y, efectivamente, parece que tiene una relación calidad precio competitiva, incluso en mercados como Kazajistán, donde también están los chinos y gana Bornay. Eso sí: es el fabricante con más historia de España. Trabaja desde hace cuarenta años. En todo caso, en el Ceder, antes de estar acreditados por ENAC, en el marco del PSE que he mencionado, estuvimos haciendo ensayos de las máquinas Bornay de 1,3 kilovatios, de la de tres, de la de seis e, incluso, de la de doce kilovatios. Estuvimos midiéndolas todas. Y Bornay tiene los informes de insonorización, de curva de potencia... Las suyas son de las pocas máquinas que no son para red que hemos medido. Ellos han hecho su valoración de la relación coste-beneficio, porque es verdad que la certificación es cara, y por ahora prefieren no pagar ninguna certificación. En su caso la garantía viene por el número tan tremendo de máquinas que han vendido en todo el mundo. Hay otros fabricantes que también trabajan en aislada, sin conexión a red, y que tampoco certifican sus máquinas, como Solener, que vende bastantes máquinas a terceros países, casi todo para bombeo, y que, en ningún momento, ha solicitado la certificación.

Bien, la minieólica española tiene máquinas certificadas para los mercados más exigentes del mundo, como el japonés, y tiene marcas emblemáticas de garantía más que contrastada –y larga experiencia- que siguen triunfando en todo el mundo pese a los fabricantes chinos (esos que ya no solo bajan los precios sino que están apostando además –“como locos”, ha dicho usted- por la calidad). O sea, que el sector está magníficamente posicionado para liderar la carrera global de la minieólica, tanto la de la conexión a red, como la de las aplicaciones aisladas. ¿Y no deberíamos presumir de eso? ¿No deberíamos promover una etiqueta de Minieólica Marca España que fuese una especie de garantía de calidad para el comprador global, una etiqueta que, además, le permitiese al comprador comparar con facilidad?
Un grupo de expertos de la Agencia Internacional de la Energía [AIE] ha estado trabajando en una etiqueta con el objetivo de que sea empleada a nivel internacional, que sea para todos igual. Esa etiqueta ha sido propuesta a la IEC y, ahora mismo, la última norma salida de la IEC no obliga, pero la recomienda. Además, ya hay países que están empezando a trabajar con esa etiqueta. Inglaterra, por ejemplo, ya recomienda que la lleven todos los productos que se vendan allí. Y la intención era estimular el uso de esa etiqueta o similar en España. O sea, que, aunque no sea obligatorio el estar certificado, pues que el comprador tenga a su disposición esa información. Ahora mismo, estamos viendo la posibilidad de buscar financiación para desarrollar una mínima estructura con la que promover aquí el lanzamiento de esa etiqueta. El objetivo es que cualquiera que quiera comprar una máquina tenga información comparable. Por ejemplo, cuánta energía produciría ese miniaerogenerador en un sitio con cinco metros por segundo de viento (pues unos producirán 1.500 y otros 1.400, y eso es fácilmente comparable); por ejemplo, cuánto ruido produce esa máquina a una determinada, concreta, distancia; por ejemplo, lugar en el que esa máquina ha sido probada, o sea, si ha sido probada en un emplazamiento clase I, con vientos tremendos, o clase II, clase III, etc. Con esos tres elementos claramente presentados en la etiqueta, que podrían ser cuatro o cinco o menos (ya lo iremos viendo)… podría valer.

¿Y tenemos calendario?
Estamos buscando financiación.

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