En el comunicado emitido hoy mismo por la empresa española, se afirma que “ha solicitado a sus proveedores de materia prima la exclusión del aceite de palma proveniente de cualquier empresa del grupo indonesio Sinar Mas, hasta que demuestre que cumple íntegramente con la política de sostenibilidad social y medioambiental implantada por Abengoa”. La medida afecta directamente a la planta de biodiésel de San Roque (Cádiz), que cuenta con una capacidad de producción de 200.000 toneladas anuales.
Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques y Clima de Greenpeace, considera que "Abengoa ha dado un paso importante, el mismo que deberían seguir los demás fabricantes de biodiésel en España, como Acciona e Infinita Renovables". La asociación ecologista, que aplaude la decisión, afirma que esta se produce meses después de que informaran a Abengoa del grave impacto ambiental que causan las actividades del grupo Sinar Mas.
Sinar Mas no cumple con las exigencias de sostenibilidad de Abengoa
Ya en noviembre del pasado año, la compañía sevillana negó, en declaraciones a Energías Renovables, que la procedencia de 24.000 toneladas de aceite de palma que entraron por esas fechas en el puerto de San Roque fuera de PT Ivo Mas Tungaal, subsidiaria de Sinar Mas, como denunciaba Greenpeace. La respuesta en aquella ocasión se dio en parecidos términos a los actuales que justifican la ruptura con el grupo indonesio: “la compañía ha requerido a todos sus suministradores que su origen (el de la materia prima para producir su biodiésel) sea sostenible tanto social como medioambientalmente, en virtud de las condiciones que todos ellos deben aceptar y cumplir en el ámbito de la responsabilidad social y el control de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
La nota de prensa ahonda en la importancia de esas exigencias, basadas en un sistema de medición de emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero de todas las empresas que forman el grupo y de los productos y los servicios adquiridos a terceros, “incluyendo aquéllas procedentes del uso de la tierra y las de las prácticas agrícolas asociadas a la producción de las materias primas que se usan en la fabricación de biocombustibles”. Concluyen que todo ello permite a Abengoa reorientar su política de compras, haciendo indispensable que todos los proporcionen sus emisiones o se comprometan, mediante la firma de un acuerdo, a establecer un sistema de medición de las mismas en un plazo determinado. Con estas afirmaciones, resulta evidente que Sinar Mas no cumple con lo exigido por Abengoa.
Por último, se incide también en el apartado social al afirmar que “todas las empresas que integran la cadena de suministro de Abengoa Bioenergía deben firmar un código de responsabilidad social basado en la norma internacional SA 8000 (Social Accountability International)”, un acuerdo voluntario por el que deben cumplirse los objetivos establecidos en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, en el que diversas entidades se comprometen a implantar diez principios relacionados con los derechos humanos y laborales, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción.
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