No resulta extraño que sea en México (desde 2007), California (Estados Unidos) y Australia donde se centren las principales investigaciones para lograr un aprovechamiento exitoso de plantas de agave como biocombustibles. Como resalta uno de esos trabajos, el de científicos de la división de biociencias del Laboratorio Nacional Oak Ridge de Estados Unidos: “se debería estimular el desarrollo del agave como materia prima dedicada a los biocombustibles en las regiones semiáridas de todo el mundo”.
En México, un proyecto que empezó en 2012, y en el que aparte de la Uadec están implicados la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagrapa) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Conacyt), se renovó en 2016 con la intención de “desarrollar bioetanol a escala piloto”. Desde el Conacyt aseguran que “acaba de concluir satisfactoriamente”.
Etanol suficiente para todos los coches de la universidad
“Este nuevo proyecto consistió en desarrollar, a escala piloto, el proceso de producción de etanol a base de este insumo que se genera en grandes cantidades en toda la región donde se produce tequila y lugares de denominación de origen: Jalisco, Michoacán, Nayarit, Tamaulipas, Guanajuato”, explica Leopoldo Javier Ríos, profesor investigador del Departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias Químicas de la Uadec.
“El proyecto tiene como objetivo llevar este proceso a una escala industrial, es decir, producir una cantidad importante de este biocombustible con la finalidad de que pueda ser, de forma inicial, empleado por el parque vehicular de la Universidad Autónoma de Coahuila”, señala José Antonio Rodríguez de la Garza, otros de los investigadores de la Uadec. Algunos de estos científicos ya emplean el etanol resultante en su propio vehículo.
Biogás, biomasa e hidrógeno con agave
En junio del pasado año, la agencia de noticias del Conacyt informaba de los trabajos del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca centrados en el aprovechamiento integral del agave, particularmente de sus desechos, como biocombustible, en este caso biogás, y material de construcción aislante, entre otras aplicaciones.
En 2009 en uno de los primeros foros celebrados en México se debatió sobre el uso de plantas de agave como biocombustible. El pasado año, otra información destacaba el empleo del subproducto de la variedad del tequila como biomasa sólida para producir energía en las propias destilerías. En 2011, las investigaciones apuntaban hacia el hidrógeno.