Más allá de otras medidas, como la de suprimir ventajas arancelarias que tiene el país argentino para introducir sus productos en la Unión Europea, la medida, según dijo la vicepresidente del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, "tiene por objeto un apoyo a las operaciones de refino (de biodiésel) por parte de las empresas españolas y comunitarias, y busca colocarlo en una situación adecuada para poder ofrecer el biodiésel en condiciones competitivas".
Datos basados en fuentes argentinas sostiene que el 59,5% del total (otras estimaciones hablan de un 53%) de las exportaciones totales de biodiésel argentino se destinaron a España, lo que en términos económicos representaría entre 1.000 y 1.200 millones de dólares.
Está por ver si la producción española del biocombustible puede llegar a precios competitivos, toda vez que la industrialización parte de una materia prima vegetal un tanto escasa y con costes relativos bastantes superiores a los del país sudamericano.
Según cita el digital minutouno.com, director de la consultora Agritrend, Gustavo López, explicó que la limitación “no tendrá un impacto tan directo ni decisivo” para la Argentina a pesar de que España le compra cerca de 750 mil toneladas, equivalente al 50 por ciento del biodiesel argentino exportado”.
Según López, la explicación es simple: en España está establecido que los combustibles fósiles se mezclan con un 10 por ciento de biodiésel (elaborado en base a soja) con el objetivo de proteger el medio ambiente. Hasta ahora su principal vendedor es Argentina, pero si España decidiera cambiar de proveedor no hay muchas opciones, sobre todo porque en el mundo no existe una gran oferta de soja disponible. Estados Unidos utiliza su producción de biodiésel para autoconsumo y Brasil tuvo una menor producción sojera. Entonces, los dos grandes productores sojeros mundiales están fuera de juego.
En este marco, a España -que importa por un equivalente a 1.000 millones de dólares- no le quedará otra que dar marcha atrás con la medida o comprarle a otro país como Holanda o Bélgica, que también le compran a Argentina. En ese caso, lo único que habría es una triangulación en la compra.
El único problema surgiría si se produce un efecto contagio a otros países miembros de la Unión Europea, cuyo bloque compra en conjunto a Argentina 1,4 millones de toneladas de biodiesel, sobre casi 3 millones de toneladas producidas.
Mientras tanto, la presidente Cristina Fernández se encargó de ponerle un paño frío al asunto. Pidió “tranquilidad a todos los argentinos" ante la advertencia de España, al asegurar que el país "produce 3 millones de toneladas de biodiésel al año y a un precio más barato y está en condiciones de absorber esa producción". Y enfatizó: "Si quieren pagar más caro el biocombustible, no lo vamos a cuestionar”.
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