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Más I más D más i (ER 84)

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Tomás Díaz
Director de Comunicación de la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF)
tdiaz@asif.org

El pasado 16 de noviembre, el mismo día que Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF, declaraba en Brasil que “no podemos pensar que el mundo se va a sostener con renovables”, un portavoz de la Comisión Europea anunciaba que el Ejecutivo comunitario está convencido de que, hacia 2050, las renovables abastecerán el 80% del consumo energético final europeo, gracias “al apoyo político, el precio del CO2 y la Investigación y el Desarrollo”.

Indudablemente, la Investigación, el Desarrollo (I+D) y la Innovación –esa “i” minúscula que a veces se añade a la sigla anterior–, son claves para que las energías verdes subviertan el orden energético en los próximos años y, mal que les pese a algunos, tengamos un modelo energético limpio, sano y sostenible.

Sabedora de ello, la Comisión presentó a inicios de octubre el Plan Estratégico Europeo de Tecnología Energética (SET Plan, según sus siglas en inglés), cuya misión es volcar los fondos de I+D de la Unión Europea (UE) en seis tecnologías bajas en emisiones de carbono: eólica, solar, bioenergía, captura y almacenamiento de carbono, fusión nuclear y redes eléctricas. Sólo hasta 2020, la Comisión ha demandado a los estados miembro y al sector privado un aumento de su actual dotación anual para I+D energética de 3.000 a 8.000 millones de euros, es decir, 50.000 millones adicionales en la próxima década.

El SET Plan, largamente esperado, incluye hojas de ruta para todas las tecnologías seleccionadas –la solar, tanto termoeléctrica como fotovoltaica, necesitaría 15.000 millones con el objetivo de cubrir más del 15% de la demanda eléctrica comunitaria en 2020– y propone que unas 30 ciudades europeas se conviertan en urbes inteligentes (smart cities en inglés) y ejerzan de grandes bancos de pruebas para la convergencia de renovables, redes inteligentes y eficiencia energética.

¿Se podrá ejecutar el ambicioso SET Plan? Los fondos dedicados a I+D energética vienen creciendo, aunque no se alcancen los ratios que hubo en los años posteriores a la crisis petrolera de la década de 1970 y aunque la situación económica global esté ralentizando la buena tendencia: un día después de las revelaciones de Brufau y de la Comisión, se supo que la inversión en I+D de las empresas afincadas en la UE aumentó en 2008 un 8,1% en relación a 2007 y que se mantuvo el liderazgo europeo en el sector eléctrico.

Eso sí, de los 122.300 millones que se invirtieron el año pasado, un 34,6% correspondió a compañías alemanas, un 19,7% a francesas y un 15,1% a británicas; las españolas, lamentablemente, apenas aportaron un raquítico 1,1% y sólo Telefónica, muy destacada del resto de firmas hispanas, estuvo entre las 100 primeras.

Por esas mismas fechas, nuestro Instituto Nacional de Estadística anunció que España destinó en 2008 el 1,35% del PIB (14.701 millones) a la I+D y que, por primera vez, el Estado gastó más que el sector privado. En total, se invirtió un 10,2% más que en 2007 y se coronó una buena racha iniciada con el cambio de Gobierno hace cinco años: en la última legislatura se ha invertido lo mismo que en las tres anteriores.

No obstante, este impulso nacional se ha truncado bruscamente: en los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, la I+D sufre un descenso del 15% nada menos. Hay quien echa la culpa a la ministra Garmendia del tijeretazo, pero, con independencia de las culpabilidades, parece que, o se vuelve a la senda anterior –y se refuerza, porque estamos lejos de la media europea, que es el 1,85% del PIB– o seguiremos en el furgón de cola.

España presume de líder mundial en renovables, pero hasta ahora –excluyendo contadas y honrosas excepciones– sólo les ha proporcionado un muy necesario mercado. Ojalá que las próximas leyes de Economía Sostenible y de Ciencia y Tecnología enmienden el fiasco de los Presupuestos y nos permitan, de verdad, recuperar el tiempo perdido. Al menos, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial ya está trabajando en la participación española en el SET Plan.
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