sergio de otto

Ellos sí lo vieron

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En el otoño del año 2000 se  había aprobado ya un ambicioso, para entonces, Plan de Fomento de las Energías Renovables (2000-2010) por un Gobierno del actual partido de la oposición que, sin embargo, ahora tilda de error la apuesta por las energías limpias. Por aquel entonces en nuestro ordenamiento jurídico la Ley 54/97 y los decretos que la desarrollaban se consagraba la necesidad de desarrollar las energías renovables. Sin embargo, en aquella primavera lograr un hueco en los medios de comunicación para cualquier información sobre las energías renovables era –bien lo sé yo- una auténtica proeza.
En aquellos tiempos un puñado de emprendedores, tecnólogos y profesionales luchaba ya desde hacía años contra el escepticismo y desprecio del sector convencional para poner los pilares de una nueva forma de generar energía. Algunos, muy pocos, lo hacían desde filiales de las grandes empresas del sector convencional pero encontraban todo tipo de trabas de sus propias casas matrices para sacar adelante sus proyectos. Alguna de esas grandes compañías incluso ignoraba en sus memorias su participación en el sector renovable.
En aquella primavera del año 2000, año y medio antes de que apareciera el nº 1 de Energías Renovables, un joven periodista se me presentó al término de un acto, cuando yo ejercía la dirección de comunicación de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), para contarme el proyecto de una página web dedicada exclusivamente a las energías limpias que iba a poner en marcha junto a otra compañera, iniciativa que no descartaba el pasar a papel. “¡Qué valientes!”, pensé en aquel momento sorprendido por la supuesta osadía del proyecto. Pero de lo que no me di cuenta es que más que valientes, eran sencillamente dos profesionales que habían entendido perfectamente el futuro de la forma de dotarnos de energía, eran dos periodistas que compartían el convencimiento de que las energías renovables iban a tener un peso importante en nuestro mix energético, eran dos profesionales que rebosaban entusiasmo por las posibilidades de la información y la divulgación sobre esas nuevas tecnologías, sobre esa nueva filosofía del ahorro y la eficiencia que se abría paso, eran dos personas dispuestas a hacer de ello su modo de vida.
Eso puede parecer hoy, cuando estamos cerca del 22 % de la cobertura de la demanda eléctrica por parte de las renovables (excluida la gran hidráulica), algo evidente pero no lo era entonces cuando cada MW instalado de eólica, cada KW de fotovoltaica, cualquier proyecto de biomasa por no decir una nueva minicentral hidráulica, era motivo, por una parte, de una pelea titánica contra las distintas administraciones que en general ni conocían ni creían en esa nueva realidad y, por otra, una desigual, muy desigual, batalla contra las empresas distribuidoras y contra el propio operador del sistema que en aquel entonces veía en la aparición de nuevos agentes de generación solo una amenaza a su tarea y a la que por tanto había que poner todas las trabas posibles, actitud que afortunadamente cambió radicalmente en su momento.
Sí, pensar en aquella primavera que las energías renovables iban a tener el papel que hoy tienen, aunque estuviera escrito en una disposición de la Ley del Sector Eléctrico como objetivo a 2010 el que supusieran el 12 por ciento de la energía primaria, aunque existiera el citado PFER, aunque ya tuviéramos 2.000 MW de potencia eólica instalada, no era tan evidente, no era un convencimiento compartido ni siquiera por todos los que trabajábamos ya entonces en el sector. Un sector que –debo decirlo por la parte de responsabilidad que me toca- no siempre ha correspondido como se merecía a la entrega, a la generosidad y al esfuerzo que este proyecto ha supuesto. Como he escrito en más de una ocasión desde esta columna, el conjunto del sector ha carecido casi unánimemente todos estos años de una visión que diera a la comunicación y la sensibilización la importancia que tienen en este ámbito, especialmente al tratarse de un sector regulado que requiere el conocimiento y apoyo de la opinión pública.
Hoy, Energías Renovables es un referente no solo para los que trabajamos en este mundillo, lo es también para muchos ciudadanos que creen que otra forma de hacer y relacionarse con la energía es posible, lo es para muchos periodistas que saben que en estas páginas, ya sea en papel o en la red, encontrarán los datos y los argumentos, lo es para decenas de miles de profesionales que cada semana reciben los distintos boletines que elabora ese excelente equipo de profesionales con el que cuenta Haya Comunicación, pero Energías Renovables es también una trinchera desde la que se libra esa batalla entre los que defendemos un cambio de modelo energético y los que quieren frenarlo, sí frenarlo porque a estas alturas ya saben que no podrán evitarlo y pelean con sus poderosas armas por retrasarlo. Sí, Energías Renovables es hoy un medio necesario, imprescindible, que llegó en el momento oportuno antes de que lo echáramos de menos. 
Por todo ello, todos y cada uno de los que trabajamos en renovables - profesionales y empresas-, todos y cada uno de los que creemos en la necesidad del cambio de modelo energético, todos nosotros estamos en deuda con dos periodistas que sí creyeron, que sí vieron el futuro, que sí arriesgaron y que hoy renuevan su entusiasmo con nuevas líneas de trabajo. Por todo ello: Pepa, Luis, gracias, muchas gracias.

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