La Fundación Renovables valora "positivamente" la recomendación de la Comisión Europea (CE) de reducir las emisiones un 90% a 2040, pero muestra su "firme rechazo" a la apuesta por tecnologías como los SMRs y la captura de carbono, "todavía en fase de investigación y sin proyectos ejecutados". Además, "ambas -sostiene la Fundación- consolidan un modelo energético de concentración empresarial no democrático". Según este colectivo independiente de expertos del sector, el futuro energético de Europa, que pasa por una Política Energética Común, "debe estar basado en la electrificación con tecnologías maduras, solventes, sostenibles y baratas, como son las renovables, el almacenamiento y la eficiencia energética, primando un modelo abierto en el que los consumidores sean las piezas fundamentales del cambio".
La recomendación aprobada por la Comisión Europea (CE) tiene como objetivo reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de los veintisiete en, al menos, un 90% respecto a los niveles de 1990 para 2040, pero ha llegado -lamenta la Fundación- en un momento en el que han surgido ciertos movimientos de rechazo contra las políticas climáticas europeas, que buscan reducir su dependencia de los combustibles fósiles, una meta que la FR considera "fundamental" habida cuenta de que "la mayoría de estos combustibles la UE tiene que importarlos". En ese marco, la propuesta de Bruselas ha destacado la necesidad de una transición energética hacia alternativas bajas en carbono como la producción de hidrógeno renovable, la solar fotovoltaica, la eficiencia energética y el almacenamiento, entre otras.
Sin embargo -alertan desde la Fundación-, esa propuesta también incluye "tecnologías inmaduras, con altos costes y de desarrollo incierto, como son la captura de carbono y la posible implantación de minirreactores nucleares en poco más de cinco años".
El pretexto que el lobby nuclear está esgrimiendo para señalar su propuesta (los SMRs) como solución de cambio climático es que la nuclear no emite GEIs.
La FR discrepa
«La contaminación no solo tiene que ver con las emisiones de CO2, sino que, como se incluye en Los límites planetarios, de la Universidad de Estocolmo, las radiaciones ionizantes deben ser consideradas como un elemento que hipoteca nuestro futuro y el de las próximas generaciones. A pesar de la intención de Bruselas de promover las energías renovables, la propuesta no excluye la energía nuclear como parte de la solución, creando una "alianza industrial" para acelerar el despliegue de pequeños reactores modulares. En la Fundación Renovables consideramos que estas tecnologías plantean interrogantes sobre su eficacia y seguridad a largo plazo y sobre su aplicación e instalación en el corto y suponen trasladar una carga que tendrán que asumir las generaciones futuras»
El diagnóstico que realiza la Fundación sobre el contexto en el que se están produciendo todos estos movimientos es muy concreto: la UE avanza en su compromiso climático pese a algunas resistencias sociales -reconoce la FR-, pero el debate sobre las tecnologías a emplear y sobre los costes asociados parece secuestrado por la hipótesis de la "libertad de elección tecnológica", y puede acabar conduciéndonos a "desviaciones de las inversiones en tecnologías contrastadas y maduras, como pueden ser las renovables y el almacenamiento".
Por fin, la Fundación insiste en que la propuesta de la Comisión no puede apoyarse únicamente en el desarrollo tecnológico, "sino que debería hacerlo en la modificación de nuestras pautas de consumo y en considerar que es posible reducir el crecimiento en aquellas actividades que no son necesarias". El modelo de crecimiento a ultranza -apunta este colectivo de expertos- no puede ser la base de la política europea. "El compromiso debe estar en la solidaridad con las naciones que no han alcanzado el desarrollo y en reforzar nuestra posición para cambiar el modelo de comportamiento hacia uno basado en la desenergización y desmaterialización de la economía".
Credenciales
Fundado en 2010 por un colectivo de propfesionales de larga trayectoria en el sector energético nacional, la Fundación Renovables, a la que se han ido sumando investigadores, activistas, científicos y personas a título individual, se define como "think tank independiente que trabaja para paliar el déficit de información sobre energía y actúa como interlocutor en el debate energético, asesora a organismos públicos y grupos políticos, elabora informes y proyectos de investigación y organiza jornadas, seminarios y talleres de participación ciudadana".
Entre los integrantes de la Fundación se encuentran el ingeniero industrial y economista Fernando Ferrando, primer premio ADAE (en 1978) por el diseño de un colector solar plano de doble acristalamiento para máquina de absorción y director general de Energías Renovables de Endesa durante diez años (2007-2016); Llanos Mora, catedrática del Departamento de Lenguajes y Ciencias de la Computación de la Universidad de Málaga y doctora en Ciencias Físicas por la Complutense de Madrid; Mariano Sidrach de Cardona, también doctor (en Ciencias Físicas); o Juan Castro Gil, licenciado en Derecho, socio cofundador de la Asociación Española del Derecho de la Energía y CEO de la comercializadora Gaba Energía. El primero de los cuatro es el presidente de la Fundación; los tres siguientes, vicepresidentes.
Forman parte también de la Fundación (como vocales), y entre otros, Luis Crespo, doctor Ingeniero Aeronáutico y Sociólogo, premio Lifetime Award del SolarPaces de la Agencia Internacional de la Energía y premio extraordinario de los Centros de Investigación Españoles de Concentración Solar; el astrofísico José Luis García Ortega, miembro del Consejo Consultivo de Electricidad de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, desde su creación en 1996, así como del Consejo Nacional del Clima y de su Comisión Permanente; Assumpta Farran, directora general de Energía del Gobierno de la Generalitat de Catalunya; Daniel Pérez, director general de la empresa pública L'Energètica; la doctora en Energía Solar Marta Victoria; y el exdirector general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) Javier García Breva.