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Nuestra historia

Así nació Energías Renovables

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‘Una revista para todos, como el Sol’. Así se titulaba el editorial de nuestro primer número (octubre de 2001). El mismo titular que decidimos recuperar en el número 100 (mayo de 2011), para contar la historia de Energías Renovables. Hemos pensado que si tenía sentido hablar de ello entonces, más lo tiene ahora, cuando la revista en papel cumple 20 años. En realidad, nacimos un año antes en internet. En la primavera del año 2000 empezamos a subir a la web las primeras noticias. Pero como suele pasar con estas cosas, todo había empezado años atrás. Esta es la historia de ‘una revista para todos, como el Sol’. [Ampliar foto]
Así nació Energías Renovables
Luis Merino, Pepa Mosquera y Antonio Barrero

Lo hemos contado en varias ocasiones. En 1998 había en España menos de 1.000 MW eólicos y la potencia fotovoltaica apenas llegaba a los 8 MW. Una anécdota comparado con los datos actuales. Precisamente en aquel momento nació la revista Energías Renovables.

Por entonces solo algunas personas implicadas de uno u otro modo en la energía eran conscientes de que las renovables comenzarían a ganar protagonismo rápidamente para cumplir con el objetivo marcado un año antes por la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico: que un 12% de la energía primaria fuera de origen renovable en 2010. La Ley preveía la elaboración de un Plan de Fomento de las Energías Renovables, que fue aprobado en diciembre de 1999. Para entonces ya habíamos registrado en la Oficina de Patentes y Marcas el nombre de la revista y contábamos con varios dominios en internet.

Como suele ocurrir en este tipo de cosas, en la génesis de Energías Renovables (ER) hay una confluencia de factores que hicieron posible que las ideas de cuatro personas –Pepa Mosquera, Luis Merino, y nuestras parejas– tomaran cuerpo y comenzaran a rodar. Cuando en España no había más de cuatro gatos que supieran algo sobre energía eólica, Anthony Luke, el marido de Pepa, ya era el corresponsal de Windpower Monthly, una revista que es referencia internacional del sector. Y demostró tener muy buen ojo porque desde principios de los 90 ya estaba convencido del potencial que podría tener en España una publicación sobre renovables. Anthony consiguió meternos el gusanillo en el cuerpo lo suficiente como para animarnos a comprobar hasta qué punto estaba en lo cierto. Así que nos pusimos manos a la obra.

Desde finales de 1998 hasta los primeros meses del 2000 recorrimos todos los foros, conferencias y ferias donde se hablara de renovables, y todos los despachos de empresas que nos abrieron las puertas. Llevábamos con nosotros un folleto de cuatro páginas que apuntaba el diseño y los contenidos de la revista que teníamos en la cabeza, y que habíamos imprimido en color en la tienda de reprografía al lado de casa. El discurso con nuestros interlocutores no era precisamente fácil porque ¿cómo explicar a los ejecutivos de esas empresas –la mayoría con perfiles de ingenieros o economistas– que ER se disponía a venir al mundo para hacer periodismo de las energías limpias? Hasta ese momento toda la información relacionada con el tema se limitaba a unas pocas publicaciones técnicas, con artículos escritos por los propios departamentos técnicos o financieros de las empresas.

Periodismo de las renovables
Es indudable que las revistas técnicas cumplen su papel y que se trata de una información muy especializada. Pero ER pretendía ser una revista de información, de noticias, divulgativa. Una revista especializada pero pensada y escrita por periodistas que no tienen formación técnica y que, por tanto, necesitan comprender las cosas antes de contarlas. Como decía una campaña de promoción que hizo TVE con la 2 hace algunos años, ER nacía “para una inmensa minoría”.

Porque creíamos que la demanda de información en torno a las renovables se iba a disparar. Y de la misma manera que se puede hacer periodismo con la economía, por ejemplo, se puede hacer periodismo con las renovables, energías mucho más democráticas que las convencionales, y que implican a un mayor número de personas. Puede decirse que, en general, el dinamismo que se crea en torno a la formación, investigación, promoción, inversión e instalación de renovables es muy grande si se compara con lo que el sector energético movía hasta la irrupción de estas tecnologías.

A la hora de compartir nuestro proyecto editorial con las empresas de las que esperábamos un apoyo publicitario para echar a andar hacíamos siempre la misma reflexión: ¿cómo es posible que tantos ecologistas hayan pasado de ser los mayores defensores de la energía eólica (estamos a finales de los noventa) a convertirse en los mayores críticos con su implantación? Algo estaba fallando y, al margen de que el modo en que se hicieron algunos de los primeros parques dejaba mucho que desear, el problema radical era evidente: faltaba información, fluía con cuentagotas entre administraciones, empresas y grupos sociales (vecinos, ecologistas…) que miraban con sorpresa y recelo esos gigantes con aspas que el tiempo ha convertido en enanos. Nuestros interlocutores pensaban que esa era una buena pregunta pero la mayoría no pasaba de desearnos suerte con el proyecto.

Compartir el proyecto con América Ibérica
Los apoyos recibidos, casi siempre futuribles, nos exigieron otro planteamiento: necesitábamos compartir el proyecto con una editorial consolidada que creyera en él. Y en esa nueva estrategia, la reducción de costes iniciales sería fundamental, así que decidimos que ER nacería primero en internet. En 1999 la burbuja de las puntocom seguía engordando y nadie esperaba un descalabro tan repentino como el que se produjo en los años siguientes. Así que diseñamos una web elemental que fuera nuestra carta de presentación y la paseamos por algunas editoriales con la intención no de vender una buena idea sino de compartirla, de sacarla adelante entre nuestra empresa, Haya Comunicación, y la suya.

Entre los múltiples interlocutores que tuvimos al otro lado de la mesa, entendimos que el equipo de América Ibérica hablaba nuestro mismo lenguaje y fue fácil decidirse y comenzar a trabajar codo con codo con ellos para poner en marcha la revista que, definitivamente, nacería en internet.

En junio de 2000 ya estaba colgada en la red www.energias-renovables.com. Nada tenía que ver con la web original que llevamos debajo del brazo. La nueva página era fruto del trabajo conjunto de un potente grupo de diseñadores, informáticos y programadores que dedicaron mucho tiempo a escuchar nuestras propuestas para plasmarlas después. En ese equipo ya estaban Vicente García y Flore Puget, que se ocuparon respectivamente de las tripas y del diseño. Y que lo siguen haciendo 21 años después. A Flore le debemos los logos que nos han acompañado siempre. Y los dominantes amarillos y naranjas que han caracterizado nuestra web. Aunque también tuvimos una época verde.

Lo cierto es que ahora es fácil entender aquellos mensajes que en el año 2000 hablaban de revolución tecnológica y de sociedad de la información. Pero entonces era complicado digerir tantas cosas, todo iba a una velocidad endiablada. Y no era de extrañar que se lanzasen proyectos de comunicación sin preguntar siquiera cómo se iban a financiar. En realidad nadie parecía tener certezas. Y las cosas se hacían muchas veces porque también las hacía la competencia. Vivíamos en un mar de contradicciones. Las empresas no acababan de ver internet como un buen soporte publicitario pero, al mismo tiempo, nuestra web recibió una acogida extraordinaria, lo que nos animó a pensar en el lanzamiento de la versión en papel. Porque de algo teníamos que vivir.

Llega la versión en papel
En marzo de 2001 lanzamos el número 0 con 16 páginas. Incluíamos, entre otras cosas, una entrevista a Antonio de Lara, entonces director general de Made y ahora uno de nuestros columnistas. “Llegaremos a ser una de las primeras empresas del mundo en tecnología eólica”, decía. Y otras noticias que, en este caso, no han soportado el paso del tiempo, como esta: En 5 años un 10% de los coches funcionará con pila de combustible. El padre del diseño y de la maquetación de ER en papel fue Fernando de Miguel. Hoy sigue con nosotros. La maqueta y los continuos cambios que hemos ido incorporando hasta el día de hoy han salido de la cabeza de Fernando, que ha alumbrado la imagen inicial de muchas cabeceras en su dilatada carrera como diseñador.

De nuevo la buena acogida de este número cero y la parálisis publicitaria en el mundo de internet, que en la primavera de 2001 zozobraba ya sin remisión, nos animaron a lanzar por fin la revista en papel. El 9 de octubre presentamos el primer número en el Faro de Moncloa, en Madrid, ante mucha gente que sigue ligada a las renovables. Pronto sentimos el vértigo de haber dado el salto desde internet al papel. El papel exigía costes mayores y, por tanto, mayores riesgos si no conseguíamos la publicidad suficiente para sobrevivir. Por si fuera poco elegimos un camino que multiplicaba esos riesgos porque la suscripción a la revista en papel comenzó siendo gratuita. En apenas tres meses la revista tenía más de 5.000 suscriptores y los gastos de imprenta y distribución crecían más rápido que los ingresos publicitarios. A juzgar por los primeros comentarios de los lectores, habíamos dado en el blanco. Sólo quedaba seguir trabajando duro y llamar la atención de los anunciantes… que no llegaron a tiempo.

Porque un año después, en el otoño de 2002, América Ibérica decide abandonar el proyecto. Su salida nos dejó huérfanos. Pero la disposición para seguir adelante solos demostró que creíamos en nuestro propio discurso, que veíamos la viabilidad empresarial del proyecto. Se inició así esa travesía del desierto que debe de ser común a tantas iniciativas que nacen con lo justo: buenas ideas, recursos escasos, mucha voluntad y mucho trabajo. Teníamos, eso sí, una web con un dominio muy bueno y una versión en papel conocida y apreciada ya por miles de lectores. Había que echar el resto y aguantar.

Un equipo de lujo, un montón de amigos
A los seis meses de iniciar el camino en solitario, ER ya ganaba más dinero del que gastaba. En gran medida gracias al buen hacer de José Luis Rico, que fue responsable de publicidad durante muchos años. Pero las garantías del éxito estaban en la redacción, con periodistas comprometidos que nos acompañaron desde el principio, como Antonio Barrero, redactor jefe y socio de la empresa desde hace años. O Javier Rico, nuestro coordinador de Bioenergía. Junto a ellos, Mike McGovern y José Antonio Alfonso, que ya no están con nosotros, formaron durante años el núcleo duro de la revista.

Eduardo Soria también estuvo presente en la historia de ER prácticamente desde el principio. Comenzó proponiendo reportajes y buscando publicidad internacional para convertirse después en el impulsor original de Renewable Energy Magazine (REM), nuestra versión en inglés, que nació en mayo de 2007. Y que hoy sostienen Dan McCue, coordinador de REM y corresponsal en Estados Unidos desde 2010, y Robin Withlock, corresponsal en el Reino Unido desde 2012. Una tarea que durante años, y hasta 2012, asumió con entusiasmo Toby Price. En 2009 decidimos impulsar los contenidos de América, que siempre han estado en manos del periodista argentino Luis Ini.

Pero son muchos más los periodistas que han aportado su buen hacer a la historia de Energías Renovables. Como Sara Acosta, Clemente Álvarez, Kike Benito, Adriana Castro, María Ángeles Fernández, Pedro Fernández, Jairo Marcos, Sofía Menéndez, María Luisa Pinedo, Diego Quintana, Mino Rodríguez, Yaiza Tacoronte

Desde aquel junio de 2000 en el que comenzamos a subir noticias a la web, Energías Renovables sigue siendo fiel al teletrabajo. Nunca hemos tenido una redacción central física y llevamos a gala la energía y el tiempo que todos hemos podido ahorrar en estos años. Nacimos abrazados a las nuevas tecnologías y siempre hemos pensado que teletrabajar es uno de los grandes avances que vienen asociados a ellas.

Para acabar este repaso al equipo que ha hecho posible estas dos décadas de trabajo hay que volver al principio, cuando hablábamos de nosotros y nuestras parejas. Porque Paloma Asensio, la mujer de Luis, está aquí desde el minuto uno. Y le ha tocado vivir momentos apasionantes y difíciles porque ella se ocupa de los temas económico, coordina la publicidad y gestiona las suscripciones. En suma, las cosas que hacen posible que esta aventura continúe.

• Este artículo se ha publicado en el número de abril de Energías Renovables en papel, nuestro número 200, que puedes descargar en formato PDF aquí.

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