La aeronave forma parte de la iniciativa de Rolls-Royce ACCEL - abreviatura de "Accelerating the Electrification of Flight" (Aceleración de la electrificación del vuelo), y en su desarrolllo participan varios socios, que incluyen al fabricante de motores eléctricos y controladores YASA y a la start-up de la aviación Electroflight. La mitad de la financiación del proyecto la proporciona el Instituto de Tecnología Aeroespacial (ATI) de Reino Unido, en colaboración con el Departamento de Estrategia Empresarial, Energética e Industrial e Innovación.
"La electrificación de los vuelos tiene el potencial de revolucionar la forma en que viajamos y transformar la aviación en las próximas décadas, garantizando que podamos viajar por todo el mundo manteniendo una baja huella de carbono. Con el respaldo financiero del Gobierno, Rolls-Royce está ampliando aún más los límites, y esta nueva innovación podría convertirse en el avión eléctrico más rápido de la historia", dijo el ministro de Negocios británico, Nadhim Zahawi, durante la presentación del aparato.
Rob Watson, director de Rolls-Royce Electrical, destacó: "Construir un avión totalmente eléctrico y el más rápido del mundo supone un cambio revolucionario en la aviación". Esto es lo que persigue el proyecto ACCEL, "que también ayudará a avanzar a Rolls-Royce y a asegurar que estamos a la vanguardia del desarrollo de una tecnología que puede desempeñar un papel fundamental en la transición a una economía global baja en carbono".
Tecnología revolucionaria
La tecnología eléctrica que propulsa la nave ha sido bautizada con el nombre de ionBird y va a ser ensayada antes de que se integre completamente en el avión. Las pruebas planificadas para los próximos meses incluyen la puesta en marcha del sistema de propulsión a plena potencia, así como comprobaciones clave de la aeronavegabilidad.
De acuerdo con Gary Elliott, director general del Instituto de Tecnología Aeroespacial (ATI), este desarrollo "conducirá a nuevos y emocionantes avances en la propulsión eléctrica". Una de las prioridades del ATI es estudiar cómo la aviación puede ser más sostenible, y "ACCEL será un paso fundamental para comprender cómo encaja la propulsión eléctrica en esa aspiración para el sector aeroespacial británico", añadió.
El avión utilizará la energía aportada por el paquete de baterías de mayor densidad de potencia jamás ensamblado en una aeronave, capaz de proporcionar energía suficiente para abastecer de combustible a 250 hogares o para volar 200 millas (de Londres a París) con una sola carga. Sus 6.000 celdas están empaquetadas para minimizar el peso y maximizar la protección térmica, según explican desde Rolls-Royce.
La hélice va impulsada por tres motores eléctricos axiales de alta densidad de potencia y sus palas girarán a una velocidad mucho más baja que las de un avión convencional, para ofrecer una conducción más estable y mucho más silenciosa. Combinadas, proporcionarán continuamente más de 500 caballos de potencia. Incluso a máxima velocidad, el tren motriz aportará potencia con un 90% de eficiencia energética y cero emisiones. (En comparación, un coche de carreras de Fórmula 1 alcanza una eficiencia energética cercana al 50%).
Además del proyecto ACCEL, Rolls-Royce tiene en marcha junto con Airbus un proyecto de demostración de la tecnología E-Fan X para desarrollar aviones comerciales eléctricos-híbridos de un solo pasillo (semejantes a los actuales de su misma clase). También está trabajando con Widerøe, la mayor aerolínea regional de Escandinavia, en un programa de investigación conjunta sobre la aviación de emisiones cero. Esta aerolínea se ha marcado el objetivo de reemplazar y electrificar toda su flota regional.