¿Hay alguien que no lo entienda? El que no lo haya entendido hasta ahora no lo entenderá nunca porque, sencillamente, no lo quiere entender. Como periodista ambiental llevo más de 35 años haciéndome eco del mensaje que repiten los científicos del clima desde hace décadas. Y viendo cómo una parte muy significativa de la sociedad, de los políticos, de los empresarios, de los creadores de opinión… escuchan esos mensajes como quien oye llover.
Pero a veces llueve demasiado. Y las veces en las que llueva demasiado serán cada vez más frecuentes. Y lo hará de forma extrema. Los mismos extremos a los que nos someterán las olas de calor, la sequía y el resto de fenómenos meteorológicos sobre los que los científicos del clima vienen alertando desde hace tanto tiempo. Y ofreciendo algunos detalles. Por ejemplo, que en España, por su situación geográfica, los vamos a sufrir especialmente.
El desastre de Valencia tiene que enseñarnos a gestionar mucho mejor estas situaciones. Tenemos que aprender a mitigar los daños, a adaptarnos a estas nuevas condiciones ambientales y a coordinarnos mejor para evitar la catástrofe de vidas humanas y de daños económicos que acabamos de vivir.
Pero también tenemos que trabajar duro para que el problema no siga creciendo, para que la crisis climática no se nos vaya de las manos y acabe con nosotros. Y para eso, las renovables son vitales. Son la mejor o una de las mejores medicinas que tenemos para hacer frente al problema. Así lo han entendido desde hace tiempo muchos organismos internacionales que exigen una apuesta decidida por las energías limpias. Y es evidente que la transición energética está en marcha, solo hay que ver dónde estábamos cuando nació esta revista, hace casi 25 años, y dónde estamos ahora. Pero tenemos que descarbonizar la economía más rápido.
A pesar del lastre de los que miran para otro lado; de los cantos de sirena de sectores como el de los combustibles fósiles, que saben que su tiempo se acaba pero se resisten a desaparecer; de políticos adormilados que solo miran a cuatro años vista…, a pesar de todo eso, tenemos que gritar con fuerza que necesitamos más renovables. Porque las renovables son esenciales para superar el problema del cambio climático.
Valencia es sede de infinidad de empresas de nuestro sector, donde trabajan personas a las que conocemos, con las que nos relacionamos desde hace tiempo. Empresas y organizaciones como ABO Energy, Alfa Desarrollo de Sistemas, Ampere, Aplicaciones Tecnológicas, Atersa, Auto Solar, Avaesen, Azigrene, Bet Solar, Endurance Motive, Enercon, Esparity Solar, Evolución Solar, Genia Global, Grupotech Solar, el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE), Kostal, Krannich Solar, Lubi Solar, NRG, Octopus Energy, Plug and Play, Power Electronics, Prosolia, PVH, R&B, Rotary Wave, Saclima, Seneo, Smart Energy, SolarSpace Power, Solar Rocket, Sonne PV, Spire Solar, Sugimat, Techno Sun, Turbo Energy ó Vico Export.
Supongo que se nos quedan muchos en el tintero. Pero de todos ellos nos hemos acordado estos días.
Por último, a todos los que han perdido a seres queridos y a los que, de un modo u otro, se han visto afectados por este desastre, un abrazo fuerte y todo nuestro ánimo.
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com
El problema de sitios como la Comunidad Valenciana, y otras zonas de costa, es que desde hace mucho tiempo han construido calles y viviendas en zonas inundables, y eso en sitios donde llueve de forma concentrada tiene un riesgo tremendo. Se echa en falta unos planes urbanísticos que se tome en serio los niveles de policía de los cauces. No es de recibo que por una calle corra un torrente de más de medio metro de altura. Esa calle es un cauce. Ese mal ya está hecho y difícilmente corregible en el corto plazo. A partir de ahí, las medidas que reducen los riesgos de inundaciones son el drenaje y limpieza de cauces, construcción de presas y desvío de cauces. De lo contrario los problemas volverán de forma cíclica cada varios años. Una cosa que es sabida es que desde hace unos años, los cauces ya no se drenan ni limpian de vegetación. Según Medio Ambiente, del ministerio de Teresa Ribera, es para que los cauces vuelvan a su estado natural. Eso tiene un riesgo tremendo para los ciudadanos y tendrán que replantearlo, pues reduce la capacidad de evacuación del cauce. Además, no se ha invertido en desvíos alternativos de cauces ni embalses de recogida de agua. Los problemas no se reducirán, irán en aumento los próximos años. No sirve la inacción y después echarle la culpa al cambio climático
Mucho me temo que para resolver el problema de la Comunidad Valenciana con las gotas frías, o como quieran llamarlo ahora, hace falta mucho más que instalar renovables. Si uno analiza los datos históricos, lluvias torrenciales con inundaciones, daños y muertos lleva habiendo por esa zona desde mucho antes de que haya registros escritos. El otro día en Chiva se acumularon 445 l/m2. En 2019 hubo 521l/m2 en la Vega Baja. En 1996 en Tavernes hubo 520l/m2, y así desde hace décadas o siglos. En 1957, cuando el consumo de electricidad era un 90% renovable y no había centrales térmicas de carbón ni apenas coches por las calles, y el nivel de CO2 en la atmósfera era mucho más bajo que ahora, el río Turia llegó a llevar 3.700 m3/s y dejo muchos fallecidos en Valencia. Se tomó la decisión de hacer una presa y un desvío del cauce del Turia. Eso ha salvado a miles de personas desde que se inauguró.