Parece que ya está claro que el futuro energético sigue pasando por las energías renovables, y ya no solo porque seamos más o menos responsables con nuestro futuro energético y el de nuestros hijos, sino porque los costes de tecnologías como la solar y la eólica tienen ya en la mira mejorar de largo los costes de los combustibles fósiles tradicionales. Está claro que cuando hablamos de mejorar costes hablamos de la fotovoltaica y la eólica, que están listas para realizar una gesta no prevista por nadie hace pocos años. El resto de tecnologías no han alcanzado este nivel.
En los informes de Bloomberg y del Renewables 2018 Global Status Report, se puede observar que la caída de los combustibles fósiles va a ser muy importante, sobre todo del carbón, incapaz de cumplir con las normativas de reducción de gases de efecto invernadero (si es que quiere seguir compitiendo en precios), abocándolo por lo tanto a una lenta desaparición. Es evidente que su hueco, con grandes inversiones previstas, será paulatinamente ocupado por las renovables, sobre todo en países con gran desarrollo de estas tecnologías. Incluso en China está previsto que hacia 2021 la fotovoltaica de grandes plantas sea más barata que el carbón.
En Europa, países como España, Francia, Países Bajos o Reino Unido tendrán que hacer más esfuerzos para cumplir con los objetivos de la UE en materia de renovables y de reducción de emisiones. La eólica sigue siendo la principal fuente renovable en España desde 2008, alcanzando picos como el del 56,7% en 2017. En cuanto a la FV, el nuevo informe de UNEF –2017: el inicio de una nueva era para el sector fotovoltaico– recoge que la potencia instalada el año pasado, 135 MW, duplica la del año anterior, pero siguen siendo cantidades mínimas.
Con los datos de REE se ha podido ver que en 2017 hubo un descenso de la generación con renovables, sobre todo por el descenso de la producción hidráulica ante un año seco, más un incremento tímido de la generación fotovoltaica. El porcentaje de cobertura con FV sobre el total de la generación renovable se ha visto incrementado desde el 7,9% hasta el 9,9%, respecto a 2016. Ese incremento puede ser mucho mayor si el actual Gobierno acaba con el parón producido como consecuencia del RDL 1/2012, y elimina de una vez el impuesto al Sol, acabando con la incertidumbre de las iniciativas privadas, deseosas de realizar instalaciones de autoconsumo, independientemente de la gran proyección que van a tener las grandes instalaciones adjudicadas en las últimas subastas, y de las también grandes instalaciones dispuestas a ir a precios de mercado en un futuro muy próximo.
Por otra parte, recordemos que las empresas del sector fotovoltaico continúan teniendo una gran inestabilidad debido al marco normativo, y la problemática no resuelta en España sobre las demandas realizadas por algunos fondos.
Como asignatura pendiente clave queda que este Gobierno realice una regulación del mercado eléctrico en España (ese es el gran problema para bajar el nivel de precios), y deje de ser tímido haciendo solamente promesas de eliminar el impuesto de generación. Hay que reformar el mercado eléctrico que es la base del problema, ya que eliminar el impuesto de generación puede no ser tan significativo de cara a los costes repercutidos a los consumidores (aunque la ministra de Hacienda tema una bajada de la recaudación), y puede que nos pase como con la reducción del IVA de los cines, que al final la mayoría de cines no lo han repercutido en las entradas y todo ha quedado en agua de borrajas.