Según estimaciones oficiales, Argentina produjo el pasado año 1,8 millones de toneladas de bioidiésel, de los cuales 1,1 millones de toneladas fueron vendidos al exterior, casi un 62 % de la producción total, comparativamente, cuatro veces más de lo exportado en 2007, cuando Argentina comenzó a operar internacionalmente con ese tipo de productos.
En concreto, en diciembre fueron declaradas exportaciones en biodiésel por 72.231 toneladas, el 57 % de las cuales fueron destinadas al mercado holandés y el resto al estadounidense. Hasta entonces, EEUU representaba más del 60 % de las ventas, incluso con picos del 100 % en algún mes.
La explicación para este cambio de tendencia debe encontrarse en que los importadores estadounidenses podían comprar puro, y luego transformarlo en B99 (99 % biodiésel y 1 % diesel fósil), lo que les permitía cobrar un sustancial subsidio otorgado por el gobierno estadounidense con el objetivo de fomentar el uso de biocombustibles. Sin embargo, se daba el caso de que se realizaba una triangulación, por la cual los compradores estadounidenses terminaban a su vez exportándolo a Europa a precios menores a los habituales.
Ante semejante situación, la European Biodiesel Board elevó reclamos que fueron seguidos de acciones en consecuencia por la UE a través de su órgano ejecutivo, la Comisión Europea.
En octubre pasado, en atención a dicho reclamo, el Congreso estadounidense finalmente aprobó una norma por medio de la cual se eliminaron los subsidios a biocombustibles B99 luego exportados a terceros países.
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