Carlos de Inglaterra y Felipe de Borbón han conocido de primera mano las iniciativas que se llevan a cabo dentro de las instalaciones de Repsol en lo que a investigación de microalgas se refiere. Y no solo porque durante la visita hayan paseado por el laboratorio de bioenergía y comprobado los avances en cultivos energéticos, microalgas y tecnología de plásticos para agricultura y bioenergía, sino porque han tenido la oportunidad de saludar a los asistentes al seminario hispano-británico sobre Biocombustibles de algas y otras aplicaciones industriales.
La cita está organizada conjuntamente por Repsol, el Ministerio de Ciencia e Innovación, la embajada británica y la Plataforma Tecnológica Española de la Biomasa (Bioplat). Esta última publicó recientemente un extenso documento sobre el estado de la investigación en algas con fines energéticos (Energía de las algas: presente y futuro), que sirve además como hoja de ruta sobre la evolución de la misma y su futurible aplicación industrial.
Treinta proyectos en España trabajan con algas con fines energéticos
Repsol participa en dos iniciativas que tienen a las algas como protagonistas energéticas directas o indirectas. Uno es el Proyecto de Investigacion para el Impulso de Biodiésel en España (PIIBE) y otros es el Cenit (Consorcios Estratégicos Nacionales en Investigación Técnica) denominado VIDA, acrónimo de Valorización Integral de Algas. Este último, liderado por Iberdrola y con participación de 14 empresas y más de 20 centros de investigación españoles, tiene como objetivo el desarrollo de toda la cadena de valor del cultivo de algas para diferentes aplicaciones, energía incluida. El documento de Bioplat recoge 81 proyectos relacionados con la investigación con algas en España, de los que al menos 30 están vinculados a la bioenergía.
El informe reconoce que “actualmente es un sector con gran potencial, pero que se encuentra en la fase de investigación y desarrollo tecnológico previa al desarrollo comercial a gran escala”. Con una fase de avance mayor o menor y con diferente grado de posibilidades, se investiga con algas para obtener hidrógeno, biogás, bioetanol y biodiésel. Eso sí, dentro del escenario temporal que define el informe, la obtención de energía en un proceso industrial no se empezaría a lograr hasta el año 2016. Si se logra.
El futuro está en las biorrefinerías
Puestos en el peor de los escenarios, es decir, no lograr una energía competitiva a partir de las algas, el informe considera igualmente que se habrá dado un gran paso. “El desarrollo de estos programas –afirman– impulsará la emergencia de un nuevo sector bioindustrial, relacionado con la producción de alimentos para consumo humano, piensos, acuicultura, pigmentos, dermocosmética, biomedicina, tratamiento de aguas y gases contaminantes, industria climática….”
En Energía de las algas: presente y futuro se añade algo más: “es más que probable que estas nuevas bioindustrias tengan que ser desarrolladas como complemento imprescindible para hacer rentable la producción de biocombustibles de algas, es decir, como requisito sine qua non, y no con el planteamiento de beneficios colaterales”. Para ello, la aplicación del concepto de biorrefinería se considera esencial, de ahí que se incida en continuar con el esfuerzo en investigación y desarrollo en las etapas posteriores al cosechado de la biomasa y en estrategias de valorización de la misma.
Más información:
www.bioplat.org
www.repsol.com
www.micinn.es
