En España, cuando se habla de megavatios renovables dentro del régimen especial se cuenta por miles, en el caso de solares y eólicos, o como mucho, de centenares, en biomasa. Cuando se baja a la arena del biogás agro-industrial, aquel que aprovecha residuos ganaderos y agrícolas, la cifra no llega ni a una decena. Así aparece en el reportaje sobre el sector que publica la revista Energías Renovables en su último número. Exactamente, las diecinueve plantas suman 9.823 kW.
Responsables de empresas promotoras que aún siguen en pie y de las dos principales asociaciones empresariales (APPA Biomasa, grupo Biogás y Aebig) ofrecen los últimos datos sobre plantas y proyectos y opinan sobre su situación. Todos ellos coinciden en que las diferentes medidas legislativas aplicadas a las renovables han hundido al biogás agroindustrial, a pesar de que las investigaciones llevadas a cabo en España demuestran que solo con la materia prima derivada de residuos agro-ganaderos y de la industria alimentaria se podría generar un mínimo de 5.000 GWh anuales e instalar, al menos, 670 MW. El presidente de Aebig, Francisco Repullo, afirma que “no tiene sentido apoyar el fracking para buscar gas a 2.000 metros bajo tierra y no querer aprovechar el que se genera en las granjas y otros lugares, que lo tenemos delante de nuestras narices y es gratis”.
Sobrevivir al ralentí con el autoconsumo
Las estimaciones realizadas tanto por Aebig como por el grupo de Biogás de APPA Biomasa cifran la potencia total ahora instalada en no más de 15 MW, repartidas entre menos de una treintena de plantas, incluidas las diecinueve que reciben el precio según la tarifa establecida en el real decreto 661/2007. En el mejor de los casos, con todo tipo de plantas (operativas y casi terminadas) rondarían las cuarenta instalaciones con 30 MW de potencia.
SPD Biogás, Biovec, Ludan, Ecobiogás, Inper y Bentec son algunas de las empresas que mantienen plantas operativas en España, la mayoría dentro del régimen especial, aunque también intentan mantenerse a flote con pequeñas instalaciones que buscan la supervivencia dentro del autoconsumo de calor y electricidad. De esta manera muestran que el biogás tiene más recorrido que el energético “enchufado a la red”. El sector, además de exigir un régimen legislativo más propicio, demanda que se le considere clave en varios campos que sobrepasan el energético: desarrollo social y económico del medio rural, gestión de residuos agro-ganaderos (en algunos casos muy contaminantes) y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
