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Renovables: la vacuna

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Renovables: la vacuna

2020 será un año inolvidable. Por desgracia. El año en el que estalló la crisis de nuestras vidas. Que nos ha dejado atónitos, casi sin palabras. Tal vez por eso, durante meses, decidimos aplaudir. Para darnos fuerza, para explicar lo que nos resultaba inexplicable. Es cierto que seguimos en el hoyo. Pero ahora sabemos algo más de ese virus que lo ha trastocado todo. Y creemos haber dado con la tecla para acabar con él. La llegada de las vacunas nos permite mirar al futuro con optimismo. Con cautela pero con optimismo.

Por eso hemos rescatado para la portada la imagen de Alba, que en tiempos de zozobra se asomó a estas páginas para recordarnos que volverá a salir el Sol.

Pero cuando la pandemia sea un mal recuerdo, seguiremos inmersos en otra crisis: la climática. Sus efectos pueden parecer menos explosivos. Y sin embargo, sabemos que a medio y largo plazo serán devastadores. Al cierre de este número, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea acaban de llegar a un acuerdo para aumentar del 40 al 55% la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, respecto a los niveles de 1990. Parece un compromiso aceptable para celebrar el quinto aniversario del Acuerdo de París. ¿Pero será suficiente? Muchos creen que no. El Parlamento Europeo aboga por llegar al 60%, y científicos y ecologistas insisten en que es necesario un mínimo del 65% de disminución de las emisiones para evitar los mayores riesgos.

La buena noticia es que la crisis climática también tiene vacuna: las renovables. Que llevan años demostrando su capacidad real para sustituir a las tecnologías que emiten CO2 y generan residuos radiactivos. Son, además, la vía de salida a la crisis económica derivada del Covid-19, como explicaba el mes pasado la experta en financiación de proyectos renovables Rosa Tarragó: “la pandemia ha confirmado lo que algunos llevamos diciendo desde hace décadas, que los dividendos del viento y del sol son estables, atractivos e inmunes a los shocks en bolsa”.

Las renovables son algo más. Son capaces de romper los oligopolios energéticos que nos han hecho pasar por el aro durante más de un siglo. Globalmente y país a país. Algún día los hasta ahora dueños del petróleo necesitarán de otros argumentos para manejar los hilos, porque su oro negro se quedará para siempre bajo tierra. Y el músculo de las grandes eléctricas será tan grande o tan pequeño como decidan los ciudadanos, que hasta hace muy poco tenían que comerse el plato de lentejas sí o sí. Las renovables están enterrando poco a poco a las viejas energías. Y han abierto el sector a multitud de nuevas empresas que instalan, generan y comercializan energías limpias.

Pero las renovables son todavía más. Porque son capaces de adaptarse a cualquier escala, desde las grandes instalaciones hasta un pequeño autoconsumo en el tejado de casa. Como explicaban hace unos días Cristina Rois y Carlos Martínez Camarero, de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, las necesitamos a todas, grandes y pequeñas, si queremos hacer frente a la emergencia climática.

En todo caso, el riesgo de que sean las grandes compañías energéticas, las de toda la vida, las únicas que acaben haciendo las renovables, sigue ahí. Y es un riesgo real. Todo el mundo parece dispuesto a promover la generación distribuida. Pero para hacerla posible es preciso “que las administraciones abran, de una vez, la puerta a la participación de la ciudadanía en los proyectos de generación”, como defendió hace unos días en el Parlament de Catalunya Pep Puig, diputado y miembro de nuestro Consejo Asesor. “La democracia energética tiene que empoderar a las personas y a las comunidades para que saquen provecho de las renovables”. Son “los sin cromos” de los que hablan la Fundación Renovables y Greenpeace. Que junto con más de 30 organizaciones denuncian “la devolución de favores, la opacidad y las puertas giratorias en el proceso de transición energética”. Y ponen como ejemplo lo que sucede en Enagás y en Red Eléctrica, donde “todos los altos directivos son ex altos cargos de un amplio espectro político”. ¿Soluciones? De nuevo, la participación ciudadana, el autoconsumo, las comunidades energéticas. En definitiva, la energía que hace la gente.

Como decía Alba, la protagonista de nuestra portada, “volverá a salir el Sol”. Y aquí estaremos para contarlo.

Feliz 2021 a todos.


Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com

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