“A la vista del contenido de este informe, solicitamos al ministerio que modifique el proyecto con el fin de reflejar estas propuestas de la CNMC". Óscar García, presidente de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), ha sido de las primeras voces que han aplaudido el informe elaborado por la CNMC, ya que en gran parte contiene las críticas y propuestas que hizo dicha asociación cuando se conoció el proyecto de real decreto de fomento de biocarburantes y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte del ministerio.
El informe de la CNMC, de 42 páginas, cuestiona los principales puntos de la reforma, en especial el de no incluir objetivos diferenciados de biodiésel y bioetanol en diésel y gasolina, respectivamente. “Son varias las razones que aconsejan mantener la existencia de los objetivos individuales de biocarburantes”, afirma la CNMC en una nota de prensa. La primera, también esgrimida por APPA Biocarburantes, es que previsiblemente los sujetos obligados (petroleras esencialmente) tenderán a cumplir su obligación de venta o consumo de biocarburantes principalmente mediante su incorporación en diésel, en detrimento de la gasolina.
Riesgo para las cuatro plantas de bioetanol
La CNMC considera que todo ello podría poner “en peligro la estructura productiva y logística, así como el tejido industrial que se ha desarrollado en España para cada carburante de origen renovable, en base a la regulación existente hasta el momento”. Y añade que, “si en la actualidad el desarrollo de las plantas de producción de bioetanol es menor que las de biodiésel, es probable que con la eliminación de los objetivos individuales no se desarrollen más proyectos de producción de biocarburantes susceptibles de ser mezclados con gasolina y que incluso alguna de las cuatro plantas existentes reduzcan o paren su producción”.
Otras de las razones que justifican el rechazo de la CNMC es que con un objetivo único podrían distorsionarse las inversiones en I+D de las tecnologías productivas, “con el fin de abaratar los costes de producción de los biocarburantes y diversificar las fuentes de aprovisionamiento de materias primas”. Recuerda además que los objetivos individualizados es una práctica común en otros países europeos, entre ellos Francia y Alemania, y que un único objetivo global obligatorio “implicaría la necesidad de adaptar ciertos aspectos del mecanismo de certificación desde el punto de vista operativo, en concreto los relativos al sistema de información para la certificación de biocarburantes (Sicbios)”.
Objetivos más ambiciosos para 2016 y 2017
La CNMC considera que, para cumplir con la directiva de renovables, que establece una cuota de energía procedente de fuentes renovables en todos los tipos de transporte en 2020 del 10%, “la opción más flexible sería mantener los niveles actuales de los objetivos en diésel (4,1%) y en gasolina (3.9%) a lo largo del tiempo, e ir aumentando, según la senda establecida en el proyecto de real decreto, el objetivo global, desde el 5% en 2016 hasta el 8,5% en 2020”.
El objetivo final del 8,5% es en lo poco que coincide abiertamente el informe de la CNMC con el texto del ministerio, porque también critica los porcentajes anuales globales hasta 2020. Según palabras textuales del informe: “Respecto al objetivo global propuesto para los años 2016 y 2017, este no parece ser demasiado ambicioso, pues implicaría situarse a un nivel incluso inferior a los ya alcanzados por el conjunto del mercado en el ejercicio 2010”. Sin embargo, el informe no propone una alternativa a esta escasa ambición.
Hay que definir los biocarburantes avanzados
El informe también se posiciona, esta vez favorablemente, a la limitación del 7% de biocarburantes procedentes de cultivos, y no a porcentajes menores, como el 5% que llegó a proponer la Comisión Europea. “Se considera positivo –explican– que finalmente se haya adoptado este porcentaje menos exigente, ya que en España esta limitación del 7%, que indica la directiva, tendrá un impacto significativo en el mercado”.
Las críticas vuelven a la carga con un aspecto que deriva de la directiva que afronta el tema del cambio indirecto del uso de tierras (ILUC, en las siglas en inglés). La CNMC considera que el proyecto de real decreto no elimina la incertidumbre que afecta a los biocarburantes avanzados en dos aspectos. Por un lado, no establece aún un objetivo indicativo para ellos y, por otro, critica que se definan “de forma genérica, tal como se indica en el considerando 7 de la propuesta de directiva ILUC, sin establecer todavía una definición clara de dichas materias primas”.
La directiva habla de “materias primas que no compitan con los cultivos alimentarios, como los producidos a partir de residuos y algas, con un impacto reducido en términos de ILUC y con una elevada reducción global de emisiones de gases de efecto invernadero”. La CNMC entiende que “se deberá realizar un análisis de qué biocarburantes avanzados conviene promocionar en el caso español y determinar éstos”.