Los beneficios que se enumeran en el trabajo demuestran la valía de esta versátil fuente de energía: incremento en la eficiencia de los recursos naturales, al obtener energía de desechos que de otro modo se quemarían o se dejarían descomponer; obtención de subproductos útiles, como fertilizantes asequibles derivados de la producción de biogás; posibilidad de producir simultáneamente alimentos y combustibles, a través de la siembra intercalada; y creación de un nuevo capital financiero mediante el uso de tierras marginales.
Dominan la jatropha y los residuos
"En todos los casos propuestos, incluso aquellos basados en la venta de bioenergía en el mercado, la comunidad local se beneficia de un mejor acceso a la energía, tanto para uso doméstico como comercial", indicó Olivier Dubois, experto en bioenergía del Departamento de Recursos Naturales de la FAO.
El estudio desvela, además, que el uso de la bioenergía tiene a menudo un papel importante para proteger a la población rural pobre de los vaivenes del mercado de combustibles fósiles en tiempos de crisis energética. Por otro lado, en ninguno de los casos propuestos se ponía en peligro la seguridad alimentaria, ya fuera porque la materia prima provenía de cultivos no alimentarios, producidos en parcelas pequeñas o en tierras sin utilizar.
A pesar de que las iniciativas plantean numerosos retos para su implementación, se trata de problemas similares a otras actividades productivas en áreas rurales, como las dificultades técnicas o la falta de capitales para invertir. Los proyectos estudiados están relacionados con la producción de biogás y biocombustibles en Mali, Senegal, Tanzania, Kenia, Etiopia, India, Sri Lanka, Brasil, Guatemala, Perú, Tailandia y Vietnam. La jatropha y el aprovechamiento de los residuos agrícolas y ganaderos son las principales materias primas utilizadas.
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