almacenamiento

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El apetito (inversor) por la fotovoltaica y la eólica es desmedido. Decenas de miles de megavatios vienen de camino. Pero necesitan soluciones de almacenamiento. Para guardar el Sol que brilla en todas partes a la misma hora. Porque cada vez hay más parques fotovoltaicos y al final no va a caber en el sistema toda la electricidad del mediodía. Habrá que guardarla para aprovecharla más tarde. Pero los inversores no están apostando ni por las baterías, ni por el bombeo. Porque dicen que no les salen las cuentas. Por eso piden (el bombeo, las baterías) ayudas a la Administración. Como las que en su momento recibieron las renovables. Estamos a dos años del colapso. Así te contamos la historia el pasado mes de abril. [Pie de foto, a pie de página].
A dos años del colapso

Simulyde (consultora especializada en estimación de precios horarios) y G-Advisory, compañía del Grupo Garrigues que presta servicios de consultoría y asesoría en materia de energía, llegaron a un acuerdo de colaboración hace año y medio. Desde entonces, asesoran a clientes en diversas materias: estimaciones de precios de mercado mayorista, estimaciones de viabilidad económica de instalaciones híbridas, estimaciones de ingresos de baterías y bombeos, estudios de autoconsumo… Pues bien, Simulyde y G-Advisory realizaron entre abril y junio de 2022 el informe Technical and economic study of two energy storage technologies in Spain (estudio técnico y económico de dos tecnologías de almacenamiento de energía en España). El informe fue presentado hace solo unas semanas en Madrid, bajo el auspicio de la Asociación Española de Almacenamiento de Energía (Asealen), por Juan Cruzate (G-Advisory) y Javier Reneses (Simulyde), y se centra en el análisis de la viabilidad de dos tecnologías de almacenamiento: el bombeo y las baterías de ión litio, dos soluciones (de almacenamiento de energías renovables) en muy diferente situación en España.

A saber: prácticamente todo el parque nacional de instalaciones de bombeo surge entre los 60 y los 90. Porque la nuclear española no podía entonces regular (subir y bajar potencia a demanda) y esa labor (regular: el ajuste fino de cuadrar generación con demanda) se le encomendó a los bombeos. Hoy, el bombeo lleva décadas ya operando en España y está más que probado como tecnología-solución de almacenamiento. Actualmente hay en el país 6.000 megavatios de bombeo, y el objetivo que fija el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima es que haya 3.500 más en 2030. Hasta ahí, el bombeo. A partir de ahora, las baterías, que estarían en el otro extremo de la cronología, o sea, en fase muy muy incipiente. Las baterías son, sí, el otro gran protagonista del estudio de G-Advisory y Simulyde: concretamente la batería de ión litio. Ahora mismo –explica Reneses– ya hay varias compañías que tienen instaladas baterías de algún mega o de decenas de kilovatios, “pero el apetito y el interés del sector es tremendo. Nosotros recibimos peticiones y consultas de clientes prácticamente todas las semanas”. 

Crucial, crítico
Y es que el almacenamiento –sentencia Reneses- es “crucial” para el sistema. “Si no utilizamos el almacenamiento, ¿qué va a pasar con la fotovoltaica...? Pues que los precios durante las horas en que la solar produce irán cayendo, habrá muchos vertidos durante esas horas, y... ¿quién va a invertir en una tecnología como la solar, que produce en horas de precios muy bajos? El almacenamiento es crítico para todo esto”. El problema –alertan en su estudio Reneses y Cruzate– es que hay barreras importantes al desarrollo del almacenamiento. Y la primera son los altos costes de inversión. La inversión inicial (el precio de las baterías) ha caído un 90% entre 2010 y 2021, y, “aunque es verdad que en el último año hemos visto un repunte que podría estar en torno al 20% -matiza Reneses-, el descenso sigue siendo muy, muy importante”. 

El estudio ha elegido cuatro configuraciones: dos bombeos (uno de 100 MW y quince horas de almacenamiento y otro de 200 MW y siete horas y media de almacenamiento) y dos sistemas de almacenamiento con baterías (100 MW y cuatro horas y 100 MW y dos horas). Y ha hecho un modelo financiero que se alimenta de una serie de insumos: CaPex (gastos de capital), OpEx (gasto en operación y mantenimiento) e ingresos. 

A 40 años vista
En el caso del bombeo los autores del informe han estimado una vida útil de 40 años, una disponibilidad del 99% y una eficiencia del ciclo completo de turbinación y bombeo del 80%. En el caso de las baterías han trabajado con una vida útil de 30 años (con renovación total de las celdas de las baterías en el año 15) y han estimado una determinada degradación: 2,5% en el primer año y una degradación anual del 2% a partir de entonces. “Y finalmente una eficiencia AC-AC de ciclo completo del 85%”. 

Tanto la degradación como la eficiencia –apunta Reneses– salen de información de los sponsors del estudio (Reolum, SolarPack, Magtel, Ence, entre otros), “y de información de nuestros proyectos, especificaciones técnicas... Hay un informe del IDAE de 2021 en el que se habla sobre el estado del almacenamiento en España y en el que también se establecen una serie de parámetros técnicos, que son coherentes con los aplicados por nosotros. Básicamente, esas son las hipótesis técnicas que considera nuestro modelo de ingresos y posteriormente nuestro modelo financiero”. 

¿Y qué han hecho a continuación Reneses y Cruzate para estimar los ingresos?
Pues, primero, una proyección a largo plazo del mercado diario, con una herramienta que se denomina xPryce, que ha tenido en cuenta todo lo que pasa en ese mercado: “toda la generación, las centrales térmicas, las hidráulicas, las tecnologías no gestionables, la cogeneración, biomasa, residuos, etcétera; las tecnologías de almacenamiento, que lo que hacen es comprar energía en las horas baratas y vender energía en las horas caras, y, por el lado de la demanda –continúa Reneses–, simulamos una demanda inflexible y otra más flexible, que a día de hoy ya empieza a haber y que creemos que en el medio-largo plazo no va a hacer otra cosa que crecer”. [Bajo estas líneas, objetivos para el año 2030 (expresados en megavatios) por tecnología de generación de electricidad, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030].

Los autores del estudio a continuación han alimentado el modelo con el horizonte de objetivos a 2030 del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que plantea “cada vez más eólica y más fotovoltaica -continúa Reneses-; una termosolar que se va desarrollando ligeramente de acuerdo a los calendarios de subastas; unas nucleares que van cerrando según el calendario acordado entre el Ministerio y las propietarias; el almacenamiento que se va desarrollando”. 

¿Resultado de todo ello? La gráfica que aparece bajo estas líneas, que muestra el precio medio anual a veinte años. El precio comienza por encima de los 150 euros el megavatio hora, sube a finales de la década "por el cierre -según Reneses- de las nucleares, la mayor interconexión con Francia, la electrificación de la demanda y una mayor respuesta de esta”. Y baja conforme nos aproximamos a los 40, y según va entrando almacenamiento en el sistema, “que se va canibalizando a sí mismo". Entre los apuntes repasados por los autores del informe durante su presentación, algunos han resultado particularmente interesantes: “los bombeos, durante estos últimos años –ha dicho Reneses–... muchas veces han hecho una gestión semanal. Los fines de semana cargan energía y la van descargando durante las horas punta del día (...). Lo que se ve es que según pasan los años la gestión de los bombeos va a ser una gestión totalmente diaria. Dos, tres cuatro, cinco, seis horas. No más allá de eso. No aportan mucho más. Entre un bombeo de 7,5 y uno de 15 horas... pues el de 15 captura algunas oportunidades más, pero no muchas. Se premia mucho más la potencia que la energía, lo cual es relevante de cara a planificar el sistema eléctrico que queremos en el futuro. Los bombeos de 15 horas obviamente aportan cosas que no aportan los de 7,5, pero aquí vemos que eso el mercado no lo va a pagar prácticamente”. 

Inversión
Cruzate y Reneses han considerado una inversión de millón y medio por megavatio para una planta de cien megavatios (1,5 M€) y una inversión de 1,3 M€ para la de 200 MW. “No hay muchos datos públicos de CapEx de bombeo. Y los que hay presentan una gran variabilidad. Son obras muy ad hoc. Hay obras de ampliación, de conversión y bombeo puro greenfield [obra a partir de cero]. Hemos considerado bombeo puro greenfield. Y hemos asignado un CapEx de 1,3 millones de euros el mega para la planta de 200 MW y de 1,5 millones de euros el mega para la planta de 100”.

Los autores del estudio han estimado un OpEx de entre un 3 y un 3,3% del CapEx para el bombeo. En cuanto a las baterías, “el coste de la batería de dos horas lo hemos estimado en 308 euros por kilovatio hora y el de la de cuatro en 262. Son datos que sacamos hace casi un año y los números pueden diferir, pero las conclusiones cualitativas del estudio no, ahora veremos por qué”. El OpEx que los autores del estudio han considerado para las baterías ha sido el mismo que el de los bombeos: entre un 3 y un 3,3% del CapEx. Y con el mismo desglose: dos tercios en Operación y Mantenimiento y un tercio para Otros. El plazo de instalación de un bombeo oscila en torno a los cinco años; el de un sistema de almacenamiento en baterías, un año. 

¿Conclusión?
Las cuatro configuraciones presentan una rentabilidad fuera de cualquier horizonte inversor. TIR de 0,3% para la batería de dos horas y del 1,4% para la batería de cuatro horas. TIR de 1,9% para el de bombeo de cien (con 15 horas) y del 2,3% para el de doscientos (el de las 7,5 horas). Cruzate y Reneses apelan a la rentabilidad razonable que estableció el Gobierno por ley para las energías renovables y concluyen, a la luz de los resultados de su análisis, que, para que las baterías obtengan el 7,4% de TIR (esa era la rentabilidad razonable que fijó el Gobierno) les haría falta en torno a entre el 54 y el 62% de ingresos más de los que obtienen del mercado. Mientras que, en el caso del bombeo, estaríamos hablando de entre un 73 y un 82% más. 

La propuesta para alcanzar ese horizonte (el del 7,4%), horizonte que podría atraer inversores, pasaría indefectiblemente pues por las ayudas.

De uno u otro tipo, pero ayudas. Reneses y Cruzate mencionan en su informe varias posibilidades: ayudas directas, que oscilan (para llegar a ese 7,4) entre el 51 y el 59% del CapEx para cada una de las cuatro configuraciones; remuneración específica (retribución anual por megavatio de potencia y año, complementaria a la que se percibiría desde el mercado); o pago por capacidad anual durante los primeros cinco años de operación, propuesta esta última que los autores (cerrar a cinco años ese pago) extraen de un proyecto de orden de subastas de capacidad salido del Ministerio en la primavera de 2021. 

Todas las soluciones de impulso a estas dos tecnologías de almacenamiento (bombeo y baterías) pasarían siempre en todo caso ineludiblemente por las ayudas desde la administración.

Porque el mercado no está dando ahora las señales necesarias para que los inversores se animen: porque comprando simplemente energía cuando está barata, almacenándola, y vendiéndola luego cuando esa energía está cara… pues no da para alcanzar ese 7,4% de rentabilidad.

“Consideramos que el sistema retributivo idóneo para esto debe ser un sistema retributivo que remunere la capacidad”. Cruzate y Reneses han repasado casuística. En el Reino Unido se hacen subastas de capacidad que no discriminan por tecnología. La última, en febrero de 2022, adjudicó un producto a entregar durante el bienio 25-26. Se subastaron 42 gigavatios: de ese total, 2,5 gigas fueron para bombeo y 1,1 para baterías. ¿Precio de adjudicación? Algo más de 30.000 libras por megavatio y año. “Un precio bastante significativo”. 

En Italia la subasta tuvo lugar en febrero del 22. El producto se entrega en el 24. Se subastaron 41,5 gigavatios de todas las tecnologías. Hay 1,1 gigas de almacenamiento. “Y el pago que se les hizo a estas nuevas instalaciones de almacenamiento –matiza Reneses– va a ser, durante quince años, de 70.000 euros por megavatio hora. Es un valor bastante alto”.

En Alemania es un sistema un poco distinto, porque está basado en hibridaciones, con lo cual es un precio por megavatio hora. Es almacenamiento, unido a instalaciones renovables. Sería un precio que estaría entre los 33 y los 39 euros megavatio hora. Se adjudicaron 258 megavatios de solar más almacenamiento.

Y, por fin, en Francia, la última subasta que se hizo fue la de marzo de 2020, si bien está a punto de salir otra. Fue para nueva capacidad, con contratos de siete años, y los precios que se adjudicaron giraban en torno a los 28.000-29.000 euros por megavatio hora y año. Se adjudicaron 252 megavatios a almacenamientos. 

Más de lo previsto
Los autores del informe lo tienen claro: “nos va a hacer falta una gran cantidad de almacenamiento en España”. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima fija unos ciertos objetivos para 2030, “pero los números a 2040 y 2050 son mucho mayores. Estamos hablando –sostiene Reneses– de más del doble o del triple. Van a hacer falta muchísimos sistemas de almacenamiento, y lo que se ve a día de hoy es que esos sistemas no son rentables y que no se espera que tampoco lo sean en el corto plazo, en tres, cuatro años”.

El peligro es cada vez más evidente. Si continúa creciendo la potencia solar fotovoltaica (y eso va a suceder), al final vamos a generar todos a la misma hora, los precios se hundirán (ya lo están haciendo), habrá que desconectar incluso parques solares (no podremos aprovechar, desperdiciaremos, energía) y los inversores acabarán mirando a otro lado, pues está claro que invertir para luego vender a cero coma no lo va a hacer nadie.

El almacenamiento se postula como la solución. Solución para la integración de toda la potencia renovable que viene. Solución para evitar que se ralentice la transición energética, que es cada vez más urgente, habida cuenta de la emergencia climática en la que ya estamos instalados, y habida cuenta de la peligrosa dependencia que padece toda Europa de proveedores de energía “no amigos”. Hacen falta pues mecanismos específicos de apoyo al almacenamiento. Apoyos de largo plazo, insisten Cruzate y Reneses, por el valor estratégico del almacenamiento, por su capacidad de responder ante las necesidades del sistema.

Y hace falta así mismo remunerar de manera adecuada “la totalidad de los servicios (servicios de ajuste adicionales) que presta”. La pelota está en el tejado de la Administración. Y el tiempo corre. El de las urgencias climáticas. Y el del sistema eléctrico. Hace apenas unas semanas era el sector eólico el que daba la voz de alarma. Lo hacía por boca del presidente de la Asociación Empresarial Eólica, Juan Diego Díaz Vega: “las tecnologías que deben aportar flexibilidad a las renovables no están penetrando al nivel necesario (...) y, salvo que algo cambie, a dos años vista, el sistema no podrá acoger la generación renovable que prevemos”. A-dosaños-vista.

Contenido publicado en nuestra revista de papel (edición de abril, ER 220), que ahora puedes descargar gratuitamente aquí

[Foto: detalle de las baterías del sistema de almacenamiento del parque eólico Acciona Barásoain].

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Pepe
O sea, que lo que en USA, UK, Australia etcétera es posible aquí no salen las cuentas incluso cuando hemos tenido durante años la electricidad más cara del contienente. Igual que cuando las renovables eran malas... Para el oligopolio. Aparte de que no es normal la inacción estatal (sería el momento de entrar el Estado con el almacén para quitarlo de la especialización) ¿Alguien puede explicar porqué el precio del almacén en España puede ser más caro o menos rentable que en esos otros países? Y si no quiere el capital privado (uno diría que es asumir riesgos cosas del capitalismo, pero parece que eso es para los que tenemos una nómina) que lo haga el público y nos íbamos a reír un rato con los ciclos parados todo el verano.
Sol Mediterráneo
ECONOMIA RENOVABLE. El excelente crecimiento de la generación fotovoltaica nos obliga a plantear de forma rigurosa el segundo escalón de la transición renovable.
Vamos a visualizar el precio del mercado, como indicador para tomar determinaciones. En Abril de 2.023 el 35 % de las horas tuvo un precio inferior a 50 Euros/Mwh y se concentraron en horas solares, cuando la eólica apartaba 10.000 Mwh o caía la demanda por fin de semana o festivo. El 29 % estuvo entre 50 y 100 Euros/Mwh teniendo una distribución similar a la anterior frecuencia. El 36% fue superior a 100 Euros/Mwh y se agruparon a partir de las 20 horas, hasta las primeras horas de la mañana.
Los datos económicos de Abril mejoran Marzo, esto siempre es positivo.
Las prioridades de futuro deben ser:
1º) Crecer en generación eólica 5.000 Gwh/año y 2.500 Mw de potencia anual, para rellenar el máximo de horas no solares. 50 Euros/Mwh de media.
2º) En fotovoltaica aumentar 10.000 Gwh/año y 5.000 Mw anuales. 40 Euros/Mwh de media.
Eólica y fotovoltaica son las tecnologías que nos permiten aumentar el porcentaje de renovables, expulsando la generación fósil (hay que revisar la Cogeneración, no es positivo que se paren renovables y se siga quemando gas).
3º) Hay que promover el traslado de la demanda a horas solares, como el almacenaje más eficiente y rentable, activando cargas de vehículos eléctricos, el almacenaje disponible y los procesos de mayor consumo energéticos. Existe la oportunidad de generar productos, km. y agua a bajo coste.
4º) Para las horas más cara del día disponemos de 7.000 Mwh nuclear, otros 7.000 Mwh de media de eólica, hidráulica más bombeo aportan de media 2.000 Mwh, el resto se cubre con gas.
5º) Un 20 % de las horas las tendremos que cubrir con almacenaje (cuando paren las nucleares será el 35 %) el precio puede estar entre 120-140 Euros/Mwh.
Las empresas de generación no ven rentable invertir en almacenaje, el sistema eléctrico tendrá que garantizarles los ingresos, este problema se presenta difícil y se une a la generación de hidrógeno que hay proyectado.
Una primera apuesta será, precio de mercado más una prima de 35 Euros/Mwh. obligando a las empresas a tener sus fuentes mixtas de generación renovable para la carga.
Lokiz
En mi opinión, el artículo está escrito considerando cada tecnología por separado sin tener en cuenta ni las sinergias ni las leyes del mercado que lo autorregularán no sólo ralentizándolo: La fotovoltaica es actualmente extremadamente barata, y le queda aún mucho margen de perder en las horas centrales para seguir siendo rentable. Además existen tecnologías de almacenamiento estático que prácticamente sólo tienen sentido dentro de plantas FV, como las baterías en DC-DC coupling. A medida que se abaratan baterías irá cobrando sentido financiero incorporar en cada gran planta FV un 5%, un 10% o incluso un 15% de su potencia en almacenamiento. Saldrá rentable porque no sólo diferirá parte de la producción en horas baratas, sino que aprovechará esos desperdicios de potencia pico que toda planta pierde para optimizar el beneficio global. Eso permitirá generar con fotovoltaica en el pico nocturno y parte de la madrugada, con los que los bombeos dejarán de tener un ciclo diario para ser semanal o incluso mensual para cubrir los momentos de baja demanda renovable en conjunto.
Además, creo que las caidas de beneficios de fotovoltaica no van a llegar hasta al menos 2030. Hay que recordar que con el cierre de Almaraz I y II, que por los movimientos de Iberdrola parece irrevocable, van a quedar 2 GW de potencia que sustituir a partir del 27; aunque el fenómeno se empiece a notar en 2025 o 2026, desapsrecerá de golpe y plumazo en el 2027. A partir de 2030, ya veremos, porque ni sabemos si se mantendrá la inercia dr bajada de precios de baterías, ni si cerrarán las Ascó, ni qué nivel de electrificación se habrá logrado.
Jeremias
Sigo en mi idea de que no hay nadie al mando. En un par de años vamos a tirar cantidades elefantiasicas de energía por el retrete, cosa que herirá de muerte a la fotovoltaica. Y no será porque no se veía venir de lejos. Pero además hay otro detalle que apenas se comenta: Cada año consumimos menos electricidad. Tan solo el aumento del autoconsumo se merienda por si solo, la tímida electrificación de la economía (el coche eléctrico no acaba de despegar, como tampoco las bombas de calor. Le quedan quizá 5-10 años). Eso sin contar con que cada vez producimos menos, y con el aumento progresivo de la eficiencia. Estamos en cifras récord de instalación de renovables, con consumos decrecientes, sin el debido respaldo de capacidad de almacenamiento, con la producción de hidrógeno solo planificandose. Se avecina un completo desastre.
LSL
Actualmente el kwh de batería está en el entorno de los 150 €. Por tanto el Twh estaría en el entorno 150.000 millones de € . Atender las irregularidades de la producción anual española, actualmente del orden de 250 Twh, requeriría el almacenamiento de bastantes bloques de 10 Twh, o sea, bloques de 1,5 billones de €,. El equivalente al PIB anual español ¡cada bloque! Por mucho que se abarate (y que haya reservas y que no contamine, que es mucho decir) es obvio que es imposible. Esa solución no sirve, no servirá nunca y no merece ser considerada como se hace en ese artículo
LSL
Es un grave error hablar de almacenamiento centrándose en las baterías. Como mucho, pueden cubrir las oscilaciones a lo largo del día, como hace actualmente el bombeo, pero de ningún modo pueden guardar la energía de viento y sol para los días en que ambos escaseen. Para eso, para evitar centenares de horas a 0 €, alternadas con miles a má, o mucho más, de 40 €/Mwh, solo se puede recurrir a electrolizadores, combustibles sintéticos y, en alguna medida, a las desaladoras. Necesitamos agua, mucha agua, y tendremos muchas horas de energía barata, así que lo de las desaladoras es evidente. Los electrolizadores son aún caros y poco desarrollados tecnológicamente, pero en dos años resultarán imprescindibles. El estado debe cargar con gran parte de los costes de inversión, como hizo con las desaladoras y con los ciclos combinados. Los combustibles sintéticos suponen otro salto tecnológico más, pero será imprescindible porque resulta extraordinariamente difícil y caro almacenar decenas de Twh de hidrógeno, que es lo que hará falta en el futuro. La solución, prácticamente la única posible, consiste en producir cantidades ingentes de combustibles líquidos cuando haya sol o viento, almacenarlas y quemarlas cuando sol y viento falten, almacenando, eso sí, el CO2 para que no se emita y sirva luego para producir nuevos combustibles líquidos. Pensando en un plazo más largo existe otra solución, aún muy poco trabajada, consistente en criogenizar el aire y almacenarlo cerca de una fuente de calor, como una nuclear o una industria. Al calentarse de nuevo, ese aire criogenizado produce mucha energía. Estos son los dos únicos tipos de "macropilas" con las que podremos contar. Ni las baterías químicas ni los bombeos son capaces de almacenar lo que se necesita para atender temporadas largas con poco sol y poco viento. Por eso, en mi opinión, este artículo va muy desencaminado, al menos por lo que se refiere al medio-largo plazo. En el corto, la producción de hidrógeno mediante electrolizadores parece la única solución, junto con los bombeos y desaladoras. que pueden hacer y están haciendo bastante.
Pepe
O sea que en un mercado como el de Texas que es de subastas a la baja, les sale rentable. En Australia ni te cuento, con las mayores baterías del mundo. En España, siempre les sale mal peeeeero si el estado una vez más les da una paguita, podemos hablar de ello. Primero el impuesto al sol, luego el pago ridículo de los excedentes, el boicot a los nuevos enganches y la perdida de miles de kWh de renovables. Ahora el almacenamiento si pero con subvención para poder hacer otro ERE. Hasta cuándo.
Miguel
Muy interesante este artículo que nuestra un buen análisis de la situación real del almacenamiento, y se hace con los pies en la tierra y alejado de fantasías que muchas veces se pueden leer en publicaciones o en comentarios que escriben algunas personas.. Sin duda alguna sirve de base para profundizar aún más al detalle y con casos concretos.
En lo que concierne a las baterías, los precios es posible que bajen aún más de lo estimado, pero también es cierto que es muy optimista estimar que las celdas van a durar 15 años y que pasados esos años se van a poder encontrar celdas equivalentes para reemplazarlas y tener la misma instalación otros 15 años más. Hoy en día, unas buenas celdas de litio ferrofosfato muy bien mantenidas y con muy buena gestión electrónica, es posible que lleguen a los 15 años de vida, pero no lo harán todas. Muchas baterías morirán por el camino porque se habrá dañado alguna celda, bien por fallo interno o por fallo de la electrónica que destruya la batería ¿Cuántas?, Pues aún no se sabe. El tiempo lo dirá.
Existen otras estrategias que reducen la necesidad de almacenamiento por bombeo o baterías, y que muchos países tienen encima de la mesa, como usar como almacenamiento centrales de ciclo combinado con gas renovable o centrales térmicas con biomasa que pueden ofrecer un mix más económico, o incluso un mix con generación nuclear que competirán con un mix con alta necesidad de almacenamiento de bombeo y baterías.
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