tomás díaz

Ojito con Juan Palomo

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El autoconsumo de energía fotovoltaica ya es rentable en España. La última tarifa para las plantas en suelo aprobada por el Gobierno es de 12,1 c€/kWh, mientras que el término de energía de la Tarifa de Último Recurso (TUR) está en 14,2 c€/kWh; si una vivienda aprovechara la electricidad proporcionada por unos paneles ubicados en el jardín, ahorraría 2,1 céntimos en cada kWh. Nótese que este cálculo no incluye el término de potencia de la TUR –de 1,71 euros mensuales por kW contratado– ni los impuestos, con lo que podríamos afirmar que se ahorra más. Si, por añadidura, tenemos en cuenta que el precio de la luz que suministra la compañía eléctrica va a seguir subiendo y que el coste del kWh suministrado por los paneles va a ser el mismo durante toda su vida útil, resulta que el ahorro obtenido es muy superior.

Más de uno pensará que si las cuentas son tan claras, ya no hacen falta primas para la fotovoltaica en España. Craso error. Prueba de ello es que en la última adjudicación fotovoltaica no se ha cubierto ni la mitad del mísero cupo de 68 MW de tejados grandes, cuando la tarifa asignada era de 19,3 c€/kWh. Este fiasco responde en parte a la inseguridad jurídica y a la escasez de financiación, mas la causa principal es la bajada extraordinaria de tarifas del 25% que se aplicó en julio, porque anuló de un plumazo la rentabilidad de los 1.800 MW en proyectos que estaban en la lista de espera de ese segmento de mercado.

La rentabilidad fotovoltaica depende de cómo se echen las cuentas. Si consideramos toda la vida útil del sistema solar, como se hace con la nuclear o con la gran hidráulica, hace tiempo que sería rentable sin ayudas. Pero como es muy difícil aceptar amortizaciones a 30 años en tecnologías incipientes, se aplica el sistema de primas, que las permite entre 10 y 15.

Con la llegada de la paridad de red en España, la fotovoltaica comienza a ser rentable sin ayudas en los mimos plazos que otorgan las primas, pero con un modelo de negocio muy diferente –ya no hay un ingreso por la producción eléctrica– que inicialmente sólo interesará a algunos consumidores. Lo ocurrido hace unos años en Japón es muy clarificador:

A mediados de 2005, el país del sol naciente eliminó las ayudas directas y dejó que el mercado fotovoltaico operara en régimen de autoconsumo. Como resultado, la instalación se contrajo desde los 300 MW de 2005 hasta los 175 MW de 2007, repuntando en 2008 hasta los 250 MW. Se mantuvo a flote una parte del mercado residencial –mucha obra nueva incorpora paneles como equipamiento estándar–, y el crecimiento del último año se debió al segmento industrial, porque hubo empresas que asumieron los largos plazos de amortización.

En 2009, el Gobierno nipón, para disminuir su dependencia energética y frenar el calentamiento global, mantuvo el autoconsumo y recuperó las ayudas directas. El mercado se duplicó y en 2010 volvió a duplicarse, alcanzando los 1.000 MW. Para este año se esperan 1.250 MW y la tendencia es creciente, porque se está reforzando el fomento de las renovables tras el desastre de Fukushima.

La fotovoltaica costaba el triple que ahora cuando Japón hizo su experimento, pero si hoy se repitiese, ocurriría algo similar; en otros países, sin la cultura fotovoltaica que tiene Japón, sería absolutamente desastroso. En realidad, las ayudas directas –fruto de la estrategia política nacional– y el autoconsumo –ahorro directo para el consumidor e indirecto para el sistema– deben convivir hasta que las primeras sean innecesarias, tal y como empieza a ocurrir en California.

En California, que supone la mitad de todo el mercado norteamericano, hay un sistema de ayudas directas en forma de primas, pero se está desarrollando un potente mercado de autoconsumo rentable por sí solo. De los 1.000 MW instalados en las cubiertas del Estado, más de una tercera parte opera con autoconsumo exclusivamente, o sea, es claramente más rentable no pagar a la compañía eléctrica que recibir un ingreso por la producción.

En España todavía no estamos en esa situación. Sólo en las zonas con más irradiación, como las Islas Canarias, el plazo de amortización de la instalación fotovoltaica mediante el autoconsumo puede ser más corto que el obtenido con las primas. Teniendo en cuenta la bajada de costes de la fotovoltaica y la imparable subida de la luz, a mediados de la década todo el país podrá decir alto y claro lo mismo que Juan Palomo; pero, entre tanto, es tiempo de explorar el nuevo mercado y de adaptarse a él sin lanzar las campanas al vuelo.

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internete
Yo uso una chimenea con deposito de agua alrededor del hogar, conectada a los radiadores para calentar mi casa en invierno. Aprovecho toda la mierda de la parcela para quemarla, recogiendola al final del verano, y aunque suelo comprar un par de palés de briquetas de serrin prensado, la propia parcela (1600 m2) produce mierda vegetal suficiente para cubrir casi la mitad de mis necesidades de calor en invierno. Tambien tengo un concentrador solar casero para obtener el agua caliente en verano. Y un generador eolico de eje vertical (tambien casero) al que todavia no le he puesto el alternador, pero que ya da vueltas cuando hace viento. En fin: Con el autoconsumo, no solo se trata de fotovoltaica: Si le pongo una pequeña caldera a mi chimenea y una turbina de vapor con alternador, segun mis numeros soy capaz de generar solo en los meses mas frios del invierno TODA LA ELECTRICIDAD QUE CONSUMO A LO LARGO DE TODO EL AÑO. internete 1234567 PD: La fotovoltaica, segun su ciclo de vida (25 años), con un coste de 1 euro/watio ya genera el Kwh a 2 o 3 centimos de euro (con 2000 horas de sol al año), pero no es ni por asomo la unica tecnologia renovable... Juan Palomo era un tipo listo... (Y equilibrado, a pesar de las apariencias...)
Electrón Libre
Creo que el autoconsumo fotovoltaico conectado a la red interior de la vivienda al dia de hoy ya es rentable e interesante para muchos, pero mi duda es si existe alguna normativa o disposición que me prohiba conectar dicha instalación en mi red interna. Me refiero a Industria, Electricas, etc. Agradecere contestación.
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