sergio de otto

La marcha blanca sobre Madrid

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Los treinta mil trabajadores que ya han perdido su puesto de trabajo en el sector de las energías renovables por las decisiones adoptadas por este y por el anterior Gobierno y varias decenas de miles que están amenazados de engrosar las listas del paro de mantenerse la actual moratoria al desarrollo renovable llevan varias semanas acampados en el Paseo de la Castellana, rodeando la sede del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Las tiendas ocupan los laterales de la amplia avenida madrileña desde la Plaza de Castilla hasta Nuevos Ministerios  y calles adyacentes. Desde su instalación no se ha producido ningún incidente, ni enfrentamiento con las fuerzas del orden. Las empresas del sector han prestado todo su apoyo económico y logístico para esta marcha con el objetivo de buscar la solidaridad de la sociedad española.

Los casi cien mil acampados llegaron en más de treinta columnas desde todos los rincones de España pues todas las comunidades autónomas y prácticamente todas las provincias albergan centros industriales, tecnológicos o empresas de servicios vinculadas con las distintas tecnologías renovables. Durante el trayecto las caravanas blancas (así bautizadas por los medios de comunicación por dominar el color de las batas de ingenieros, técnicos cualificados en electrónica, mecánica u otras ramas, instaladores fotovoltaicos, etcétera) fueron vitoreados por los ciudadanos de las poblaciones que atravesaban, espoleados sin duda por la campaña de simpatía hacia su causa que llevan a cabo la práctica totalidad de los medios de comunicación.

En efecto, columnistas, tertulianos y editorialistas, conscientes como son de que el futuro de la energía pasa, sí primero por el ahorro y la eficiencia, pero después por el uso de las tecnologías limpias (es decir, que no emiten gases de efecto invernadero que causan el cambio climático), autóctonas (es decir, que evitan la importación de combustibles fósiles) y sostenibles (es decir que ni suponen riesgos medioambientales ni residuos radioactivos para las generaciones futuras), han desoído las presiones de sus principales anunciantes, las empresas convencionales, y reclaman un día sí y otro también al Gobierno que rectifique para mantener el liderazgo de España que las grandes potencias mundiales como Estados Unidos, Alemania o China se disputan ahora tras la suicida renuncia de nuestro país.

Desde numerosos rincones del mundo se reciben muestras de solidaridad de asociaciones, centros de investigación y todo tipo de entidades para las que España ha sido hasta ahora un referente en el cambio de modelo energético y la creación de una industria y unas tecnologías punteras.

A diario, en el campamento de la “marcha blanca”, se celebran debates y charlas abiertas a los ciudadanos para que estos tomen conciencia del tremendo error que supone renunciar al desarrollo de las renovables cuando estas han demostrado su capacidad para crear empleo y tejido industrial, cuando contribuyen decisivamente al eje principal de la política energética europea que no es otro que DES-CAR-BO-NI-ZAR la energía y reducen la elevada factura energética  que paga cada año nuestro país por importar combustibles fósiles, cifra que este año puede superar los 45.000 millones de euros. En estas charlas se desmontan con contundentes y elocuentes argumentos los mitos que anteriormente habían circulado en una campaña orquestada por los que quieren perpetuar un negocio insostenible con la complicidad sorprendente de algunos compañeros de viaje. “Me han explicado claramente –manifestaba un joven estudiante a la salida de uno de los encuentros- que no pueden considerarse caro lo que deja retornos que tienen mucho más valor que los incentivos que estas tecnologías reciben. También me ha sorprendido que se presente como un problema la sobrecapacidad de generación del sistema eléctrico cuando han sido las empresas convencionales las que se han equivocado instalando tantas centrales térmicas de gas, que llaman de ciclo combinado”.

Algunos medios consideran que el Gobierno no va a tardar en rectificar puesto que todo el país es un clamor en defensa de lo que el sentido común impone. Medios próximos a la Moncloa han informado a Renovando que tanto el presidente como los ministros han pasado muchos apuros cuando en los encuentros internacionales sus interlocutores les pedían explicaciones sobre la moratoria a las renovables y no eran capaces de articular una respuesta coherente. Algún malintencionado columnista ha afirmado que hasta que no corten las vías del tren o algunas autopistas el ministro no está dispuesto a recibirles pero la “marcha blanca” ha descartado esta vía. “Si el Gobierno pactó una salida para seguir quemando un carbón que contamina y es caro, creo que lo que procede es que ahora arregle el futuro de un sector que solo tiene ventajas, que ha creado cien mil puestos de trabajo y puede crear trescientos mil hasta 2020”, ha manifestado un portavoz de los acampados. Seguiremos informando.

(En homenaje a Ángel Vadillo, Alcalde de Alburquerque y precursos de esta utópica marcha blanca).

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Jacobo
Hoy, he tenido un sueño... pero tenemos que despertar y hacer que nuestros sueños se hagan realidad!!
Curro
Hacía tiempo que no veía un empleo de la ironía tan bien llevado. La confianza en estos políticos indocumentados sigue por los suelos.
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