El papel de la administración es esencial –ha apuntado la ministra de Medio Ambiente– si queremos apostar por la sostenibilidad. Así, la tarea de regulación de los órganos de la administración debe funcionar en dos sentidos, “para regular el flujo de suministro de recursos naturales al sistema productivo –evitando así un uso abusivo de los mismos– y para evitar la emisión de residuos desde el sistema productivo al ecosistema, para impedir que dañen su normal funcionamiento”.
Espinosa señaló ayer, además, que hay que enfrentarse al desafío de cambiar el actual modelo energético para transitar hacia un sistema bajo en carbono, “lo que requiere avanzar en las energías renovables, de las que debemos explorar su enorme potencial de mejora ambiental y de eficiencia energética y que puede llevarnos a modificar el diseño de las ciudades y mejorar los sistemas de movilidad”.
En palabras de la ministra, la energía renovable “con el tiempo se hará más barata y ampliará su cuota de mercado, abaratando los costes hasta competir con ventaja con la tecnología dominante y remodelando gradualmente la infraestructura institucional para adaptarla a sus necesidades”. Esta transición hacia "tecnologías que demostrarán sus ventajas económicas" es el proceso en el que, según Elena Espinosa, está inmerso y comprometido el Gobierno.
La ministra recordó que el mayor potencial de mejora de la eficiencia energética está en los edificios y por eso el Gobierno ha modificado la normativa técnica de edificación para desarrollar mejoras de aislamiento, iluminación, etcétera, e incentivar el uso de electrodomésticos más eficaces.
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