panorama

La seguridad nuclear, Fukushima y Huelva

0
  El CSN y Red Eléctrica acaban de anunciar que han creado "un grupo de trabajo para colaborar conjuntamente en la seguridad de las centrales nucleares españolas". El anuncio pone de manifiesto, una vez más, que el desarrollo de la seguridad nuclear viene marcado por las sucesivas catástrofes que la industria va registrando, tal y como reconoce la propia patronal nuclear española. En Huelva, la central nuclear de El Asperillo que proyectó en los años 70 el gobierno se encontró con una fuerte oposición popular. Entre otros muchos colectivos, el Colegio Oficial de Médicos de Huelva elevó a las autoridades competentes un escrito en el que señalaba que se oponía al proyecto por, entre otros, los problemas de contaminación del agua y del aire que pudiese ocasionar y por el "riesgo de terremoto".
La seguridad nuclear, Fukushima y Huelva

Lo contábamos el pasado catorce de marzo: el Foro Nuclear, patronal de la industria atómica española –decíamos entonces– reconoce en su informe "Seguridad del parque nuclear español" (diciembre de 2010) que "el desarrollo de la seguidad nuclear ha estado marcado por dos hitos de especial trascendencia: los accidentes ocurridos en la unidad 2 de la central nuclear de Three Mile Island, en 1979, y en la unidad 4 de la central nuclear de Chernóbil-4, en 1986". El accidente de Three Mile Island puso de manifiesto –dice el documento del Foro Nuclear– "la importancia de la relación hombre-máquina, no suficientemente contemplada hasta entonces, y la posibilidad de accidentes con deterioro grave del núcleo del reactor". El accidente de Chernóbil, continúa el informe del Foro, "puso de manifiesto la importancia de mantener una cultura de seguridad en el diseño, construcción y explotación de la central nuclear y en su regulación". ¿Qué pondrá de manifiesto el accidente registrado ahora?, nos preguntábamos ese catorce de marzo.

El CSN responde
Según la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear, Carmen Martínez Ten, "una de las lecciones de Fukushima es que una central nuclear no puede prescindir, en ningún caso, del suministro eléctrico. Aunque la instalación pare, se necesita electricidad para extraer el calor del combustible. Las pruebas que se están diseñando en la Unión Europea incluyen la garantía del suministro eléctrico". Por enésima vez, pues, el refuerzo de la seguridad llega solo tras el accidente, o sea, una vez ha sido comprobado que los sistemas no han funcionado como debían. Según Martínez Ten, "aunque las centrales nucleares españolas tienen distintas líneas de suministro y generadores diésel por si fallan las líneas, hay que comprobar la robustez del sistema, más allá de la normativa actual. En este sentido, estamos preparando los equipos para el momento que se aprueben en la Unión Europea los estrés-tests".

¿Qué nos enseñará el próximo accidente nuclear?
Llegados aquí, las preguntas se multiplican: ¿cómo es posible que la mismísima presidenta del CSN plantee que "una de las lecciones de Fukushima es que una central nuclear no puede prescindir, en ningún caso, del suministro eléctrico"? ¿Acaso no era público y notorio eso antes de Fukushima? ¿En manos de quién está la seguridad nuclear española? O la continental, esa que ahora, según el CSN –y solo después de Fukushima– está diseñando los stress-tests... Más aún: ¿qué nos enseñará el próximo accidente nuclear? Las insensateces de la seguridad nuclear, el discurso sobrado y pretencioso que no cesa ni aunque Fukushima lleve más de un mes dando la vuelta al mundo, queda resumido en lo que contara, con absoluta franqueza, el catedrático de Tecnología Nuclear Agustín Alonso en el Canal 24 Horas de Televisión Española el día 12 de marzo, horas después de sucedido el accidente.

Los muy cuidadosos japoneses
Alonso no ahorraba entonces parabienes para la industria nuclear japonesa: "los japoneses tienen fama de explotar sus centrales con un cuidado extremo". Comentario alucinante a la luz de lo sucedido, o comentario que obvia el hecho de que, por ejemplo, en el mes de febrero de 2008, una misión de seguimiento del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desplazada a la central nuclear de Kashiwazaki Kariwa concluyó que no había daños significativos en la seguridad de la misma a pesar de haber sufrido el fuerte terremoto del año 2007. Eso sí, el OIEA afirmó entonces que el terremoto "había excedido de forma significativa" el nivel de actividad sísmica para el cual se había diseñado la central, situada en la prefectura costera de Niigata. O sea, que no es la primera vez que cierto riesgo –el movimiento sísmico– excede las previsiones de los técnicos nipones. En aquella ocasión, no hubo "daños significativos". En esta otra, en que un tsunami ha excedido de forma significativa, el nivel de seguridad para el cual se había diseñado Fukushima, sí los está habiendo.

Los que cuentan la Seguridad del Parque Nuclear Español
Alonso también dijo entonces, el pasado doce de marzo, que "hay que olvidarse de Chernóbil. Chernóbil fue una historia muy distinta. No hay nada que ver. En Chernóbil hubo un calentamiento nuclear. Hubo un transitorio nuclear intensísimo. Hubo explosiones de vapor, explosiones de hidrógeno (...). No es nada comparable". Pues bien, a estas alturas, en Fukushima, hay calentamiento nuclear y ha habido fugas de vapor y explosiones de hidrógeno, para empezar. Además, Japón se ha visto obligado a evacuar una vasta zona en torno a la central siniestrada, tal y como hiciera la URSS de la perestroika en Chernóbil, y se ha visto asimismo obligado a declarar el nivel siete (accidente grave) en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), como en Chernóbil, que es el único otro caso en el que la industria atómica ha debido elevar hasta esa categoría el incidente. Por cierto, el catedrático Agustín Alonso es el director del informe "Seguridad del Parque Nuclear Español" (Foro Nuclear, diciembre de 2010).

El principio de precaución
La industria nuclear y las autoridades japonesas no midieron adecuadamente los riesgos. Si hay algo que está fuera de toda duda es eso. Cometieron yerro en la medición y los sistemas de seguridad –diseñados a partir de una premisa errónea– no funcionaron porque no podían funcionar: estaban superados. Japón no previó lo que ha sucedido. No vale la excusa de que un terremoto de 8,9 grados no pudo preverse. Los registros sismológicos internacionales tienen datados numerosos terremotos (y maremotos) de más de ocho grados en el último siglo. Algunos de ellos, frente a las costas de Japón. En todo caso, y aunque no fuese así (esos fenómenos, que son recurrentes, pueden sucederse de cientos en cientos de años), el principio de precaución (y Japón es país de terremotos por antonomasia) debió haber primado por encima de todo. Porque los geólogos saben que un terremoto de determinada violencia puede no haber sucedido en mil años, pero puede suceder mañana, dado que las condiciones geológicas de hoy son las mismas que fueron hace mil años. La escala de tiempo geológica, en fin, es una escala a la que no prestó atención ni la industria ni la administración japonesas.

Antes de Cristo
Hace apenas unas semanas, la Junta de Andalucía anunciaba, a través de su Servicio de Información Científica, que el grupo de investigación Geomorfología Ambiental y Recursos Hídricos de la Universidad de Huelva "ha probado científicamente la existencia del primer tsunami histórico registrado en la costa Atlántica y que tuvo lugar entre 218 aC y 210 aC".  El hallazgo, recientemente publicado en la revista especializada Quaternary International, permitirá –decía la Junta– conocer mejor estos desastres naturales de origen marino y comprender la historia de las civilizaciones. Según el investigador principal de la Universidad de Huelva, Joaquín Rodríguez Vidal, "ahora podemos tratar de descifrar si los romanos ocuparon el suroeste peninsular a partir de su triunfo exclusivo en las guerras púnicas o por el debilitamiento de la civilización asentada y desaparecida a causa de fenómenos catastróficos como el de este tsunami". ¿Colocamos una central nuclear en Huelva? Al fin y al cabo allí los tsunamis no suceden apenas nunca.

El Asperillo
A principios de los setenta, el gobierno impulsó un proyecto de central nuclear en Huelva. El miércoles, 16 de enero de 1974, la edición de Andalucía del diario ABC publicaba en su página 39 que "la central nuclear El Asperillo se construirá entre Mazagón y Matalascañas" (el anteproyecto había sido presentado por Sevillana de Electricidad). Según ABC, "el delegado provincial de Industria, don José de Moya Chamorro, ha tenido la amabilidad de explicarnos con profusión de datos, planos y gráficos, el alcance de esta iniciativa, que permitirá atender la demanda de energía eléctrica en la década de los años ochenta, y que no podemos ocultar constituye una acertada previsión ante la crisis energética que padece el mundo por las restricciones petrolíferas".

La central nuclear El Asperillo –concluía ABC– "responde a la programación del plan energético nacional elaborado por Unidad Eléctrica SA (Unesa) y anunciado en julio del pasado año por el entonces ministro de Industria, don José María López de Letona". El mismo diario, en su edición de siete de marzo de 1974, titulaba "Los médicos de Huelva se oponen a la construcción de la central nuclear de El Asperillo". Según ABC, "la Junta Directiva del Colegio Oficial de Médicos de Huelva ha elevado a las autoridades competentes un escrito de oposición al proyecto de construir una central nuclear en El Asperillo". El diario añadía: los médicos "aducen motivos de contaminación del agua y del aire y supuesto riesgo de terremoto".

Añadir un comentario
Baterías con premio en la gran feria europea del almacenamiento de energía
El jurado de la feria ees (la gran feria europea de las baterías y los sistemas acumuladores de energía) ya ha seleccionado los productos y soluciones innovadoras que aspiran, como finalistas, al gran premio ees 2021. Independientemente de cuál o cuáles sean las candidaturas ganadoras, la sola inclusión en este exquisito grupo VIP constituye todo un éxito para las empresas. A continuación, los diez finalistas 2021 de los ees Award (ees es una de las cuatro ferias que integran el gran evento anual europeo del sector de la energía, The smarter E).