La masa laboral (el número de trabajadores y trabajadoras del sector de las energías renovables a escala global) ha crecido más de cuarenta puntos (+40,8%) en solo cuatro años. Según los datos de Irena en 2019 había once millones y medio de personas empleadas en el sector; mientras que hoy son ya 16,2 los millones de puestos de trabajo que sostienen la eólica, la fotovoltaica, la hidráulica, los biocombustibles y compañía, es decir, las tecnologías renovables de generación de energía. "El crecimiento del empleo en el sector de las energías renovables alcanzó su máximo histórico en 2023 al situarse en 16,2 millones de puestos de trabajo, frente a los 13,7 millones de 2022". Así comienza la nota de prensa que acaban de distribuir la Agencia Internacional de las Energías Renovables y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que han presentado hoy su ya tradicional informe Energías Renovables y Empleo.
La edición Balance Anual 2024 de Irena y la OIT destaca el "fuerte incremento interanual" (+18%), que refleja "el sólido crecimiento de las capacidades de generación de energías renovables, junto con la continua expansión de la fabricación de equipos". No obstante -matizan los autores del informe-, un análisis más detallado de los datos muestra un panorama global desigual. Porque un solo país, China, se apunta cerca de dos tercios de la nueva capacidad solar y eólica global instalada en el año 2023. Así, el gigante asiático encabeza la tabla de puestos de trabajo, con una cifra estimada de 7,4 millones de empleos en energías renovables, lo que equivale al 46% del total mundial. Le siguen la UE, con 1,8 millones, Brasil, con 1,56 millones y Estados Unidos e India, con cerca de un millón de empleos cada uno. [Bajo estas líneas, empleos, por tecnología, a escala mundial, según el Balance Anual 2024 del informe Renewable Energy and Jobs, de Irena y la OIT].
Por tecnologías
Al igual que en años anteriores, el mayor impulso ha llegado del sector de la energía solar fotovoltaica (FV), un sector de rápido crecimiento, que ha aportado 7,2 millones de puestos de trabajo al total mundial. De ellos, 4,6 millones se los anota China, que es el principal fabricante e instalador de tecnología de este sector. "Gracias a las fuertes inversiones de China -explican los autores del informe-, el sureste asiático se ha convertido en un importante centro de exportación de tecnologías solares fotovoltaicas y está creando empleo en la región".
Los biocombustibles líquidos ocupan el segundo puesto en número de empleos, seguidos de la energía hidroeléctrica y eólica. El país donde más puestos de trabajo se crearon en la industria de los biocombustibles fue Brasil, que representa un tercio de los 2,8 millones de empleos globales en este sector. El aumento de la producción situó a Indonesia en el segundo lugar, con una cuarta parte de los empleos mundiales en biocombustibles.
Debido a una desaceleración en el despliegue, la energía hidroeléctrica se convirtió en una excepción a la tendencia general de crecimiento, con una disminución en el número de empleos directos, que ha pasado -según las estimaciones de Irena y la OIT- de los 2,5 millones de 2022 a los 2,3 millones en 2023. China, India, Brasil, Vietnam y Pakistán fueron los países con las mayores cifras de empleo del sector.
En energía eólica, China y Europa continúan a la cabeza. Ambos actores lideran la fabricación e instalación de turbinas, y han aportado un 52 y un 21 por ciento del total de 1,5 millones de empleos a escala mundial.
[Bajo estas líneas, empleos, por regiones, a escala mundial, según el Balance Anual 2024 del informe Renewable Energy and Jobs, de Irena y la OIT].
África
A pesar de su enorme potencial de recursos, África sigue recibiendo solo una pequeña proporción de las inversiones globales en energías renovables y, en 2023, su cifra de empleos en el sector se situó en 324.000.
Los analistas de Irena y la OIT explican
«Para la regiones con una necesidad imperiosa de acceso a energía fiable y sostenible, como es el caso de África, y sobre todo en las zonas remotas, las soluciones de energías renovables descentralizadas –sistemas autónomos que no están conectados a las redes eléctricas– ofrecen una oportunidad tanto para solventar el problema de acceso como para generar empleo. Asimismo, suprimir las barreras para la puesta en marcha de iniciativas empresariales lideradas por mujeres en el ámbito de las energías renovables descentralizadas puede ser un catalizador para el sector, lo que permitiría impulsar las economías locales y lograr la equidad energética»
Francesco La Camera, director general de Irena: "el relato de la transición energética y sus beneficios socioeconómicos no debe reducirse a una o dos regiones. Si todos queremos cumplir nuestro compromiso colectivo de triplicar la capacidad de generación de energías renovables antes de 2030, el mundo debe hacer más y apoyar a las regiones marginadas a superar los obstáculos que frenan su avance en la transición. Un refuerzo de la colaboración internacional puede movilizar mayor financiación hacia medidas de apoyo y capacitación en países que todavía no se benefician de la creación de empleo en el sector de las energías renovables"
Los autores del informe consideran por otro lado que, para atender la creciente demanda de trabajadores y trabajadores (profesionales además a los que se les requieren unas competencias y talentos muy específicos), las políticas impulsadas desde los gobiernos y administraciones "deben promover medidas que favorezcan una mayor diversidad de la fuerza laboral, incluyendo la igualdad de género".
Las mujeres, que representan el 32% del total de la fuerza laboral en energías renovables, continúan ocupando una proporción desigual, incluso a medida que el número de empleos sigue aumentando. "Es fundamental -señalan por eso las autoras del informe- que la educación y la formación permitan que las mujeres, los jóvenes y los miembros de las minorías y los grupos desfavorecidos puedan acceder a oportunidades laborales diversas".
Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT: "invertir en educación, competencias y formación ayuda a reorientar a todos los trabajadores de las industrias de combustibles fósiles, a abordar la desigualdad de género y otros desequilibrios y a preparar a la fuerza laboral para desempeñar nuevas funciones en el sector de las energías limpias. Esto es fundamental si queremos dotar a los trabajadores y las trabajadoras de los conocimientos y las competencias que necesitan para acceder a empleos decentes, y también para garantizar que la transición energética sea justa y sostenible. Una transición sostenible es lo que el Acuerdo de París nos exige y a lo que nos comprometimos al firmarlo"
Credenciales
Esta undécima edición del Balance Anual Renewable Energy and Jobs forma parte del trabajo analítico de Irena sobre los impactos socioeconómicos de una transición energética basada en energías renovables. Esta edición -cuarta desarrollada en colaboración con la OIT– quiere destacar particularmente "la importancia de un enfoque centrado en las personas y el planeta para lograr una transición justa e inclusiva".
Irena y la OIT instan en este informe a crear "un marco de políticas holístico que vaya más allá de la búsqueda de la innovación tecnológica para cumplir rápidamente con el objetivo de triplicar las energías renovables al costo más bajo posible, y que priorice la creación de valor local, garantice la creación de empleos decentes y se base en la participación activa de los trabajadores y las comunidades en la configuración de la transición energética".