El proyecto de restauración, presentado en el marco del Día de la Tierra en el espacio Ecooo de Madrid -un centro de referencia en el que se organizan talleres y debates de índole ambiental, social y energética-, servirá para rehabilitar la aldea de Donelle (Lugo), uno de los muchos asentamientos abandonados de la comunidad gallega, situado junto a los Cañones del Sil, en la Ribeira Sacra.
Este lugar deshabitado, que cuenta con apenas dos edificaciones, una casona y dos palleiras -los cobertizos en los que tradicionalmente se guardaba la paja seca, aperos y carros de labranza-, está rodeado de una rica biodiversidad que ha prosperado lejos de las actividades humanas y que desde Ecooo se han propuesto poner en valor de forma colectiva y sostenible.
Entre los valores ecológicos del enclave, figuran "manchas de bosque autóctono de roble y castaño" que se alternan con "alcornoques y madroños" para generar un entorno privilegiado que acoge a multitud de especies de aves, mamíferos e invertebrados. Además, "existen muchos prados que se utilizaban en la antigüedad y que hoy están en desuso", por ello se han propuesto adquirirlos para reforestarlos y que sirvan de hogar para la biodiversidad local y renovar así "el vínculo esencial entre nuestra especie y el entorno".
Con esta vocación nace el proyecto Guardabosques, que servirá para rehabilitar los tres espacios y convertir Donelle en un espacio de encuentro y transformación. Aunque para ello "necesitamos a nuestra comunidad" -subrayan- para convertir la aldea en "un lugar de "experimentación intelectual y física, un lugar de encuentro, y en un polo de cooperación de otra forma de entender el mundo". En definitiva, "un refugio climático" para aquellos que dispongan de sensibilidad ambiental.
Se trata de impulsar lo que desde Ecooo denominan "turismo de lluvia", que nace de la "lentitud, de la escucha y del encuentro", un modelo en el que "no colonizamos el espacio, sino que el espacio nos llena. Un turismo sin velocidad, donde se disfruta lo sencillo. La lluvia, el bosque, el fuego, la amistad". Además, este turismo sostenible impulsa la "custodia del territorio", ya que "el bosque es uno de los hábitats que más biodiversidad alberga y que está más amenazado por la economía depredadora".
Compostar dinero para que germine un bosque
Para convertirse en guardabosques y ayudar a financiar el proyecto junto con otras personas, con el objetivo de desplegar allí un centro de formación, turismo lento y espacio de innovación, Ecoo ha recurrido al modelo de préstamo participativo, una modalidad en la que el interés va ligado a la marcha del proyecto y, en general, tiene unos requisitos de entrada "bastante asequibles", aseguran.
Con una inversión mínima de 1.000 euros, Guardabosques ofrece rentabilidad en tres conceptos: descuentos en fines de semana fuera de temporada alta, un interés variable sobre tu inversión según la facturación del proyecto y descuentos sobre todas las tarifas de Guardabosques. Por el momento, hasta que el proyecto se ponga en marcha el dinero invertido "recibirá un interés del 1.5% anual", señalan.
Además de los descuentos de fin de semana y la rentabilidad variable, los y las guardabosques obtendrán descuentos del 5% sobre el precio del resto de actividades que se lleven a cabo en Guardabosques: cursos, restaurante, alojamiento, etc.
Educación ambiental
Mientras tanto, Ecooo se ha puesto manos a la obra para hacer lo que mejor sabe, actuar como un espacio de experimentación "donde lo cognitivo y racional se encuentra con lo sensorial, para adentrarse en espacios de conocimiento profundo, que llegan a la raíz". Por ello, ofrecen cursos en los que Guardabosques se convertirá en el marco de un aprendizaje enfocado en áreas de conocimiento innovadoras, que retan los paradigmas actuales y llevan a los participantes a "espacios regenerativos, divertidos y profundos". Un aprendizaje con "mente, manos y corazón".
Estos cursos, cuyas inscripciones ya están abiertas y que se celebrarán a lo largo del mes de mayo en la Casa Grande de Rosende, en Sober (Lugo), estarán dirigidos por personalidades vinculadas al ecologismo en nuestro país, como el naturalista y escritor -orgullosamente campesino, como él mismo se describe-, Joaquín Arújo; la referente ecofeminista, Yayo Herrero; el actor y humorista Pepe Viyuela; y el activista y "filósofo pirata", Amador Fernández-Savater.
