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Ciencia, cultura, arte y sociedad civil se unen contra la explotación gasística del continente africano

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Don’t Gas Africa. Así se llama la campaña que ha lanzado, a escala global, un amplio colectivo de organizaciones de la sociedad civil africana, entre los que se encuentran Friends of the Earth Africa, Environmental Rights Action, Climate Action Network Arab World, Grondwork environmental justice action o 350africa.org. Pues bien, a ese movimiento se han unido numerosas oenegés de la sociedad civil española, artistas como Alba Flores (foto) y científicos como Fernando Valladares, que han enviado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una carta en la que, entre otras cosas, le piden que ponga fin "inmediatamente a cualquier acuerdo para ampliar la producción de gas y las infraestructuras en África".
Ciencia, cultura, arte y sociedad civil se unen contra la explotación gasística del continente africano

Las organizaciones medioambientales y sociales de la sociedad civil española que firman la carta son Ecologistas en Acción, la Plataforma Resposta al Midcat, el Instituto Internacional de Derecho y Medioambiente, la Fundación Ecología y Desarrollo, la Asociación de Cultura Popular Alborada-Gallur, la Plataforma Ciudadana Zaragoza sin Fractura, Fridays for Future Madrid, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Savia por el Compromiso y los Valores. La carta ha sido enviada al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez; a los jefes de estado de Alemania, Italia y Francia; a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y a la vicepresidenta y ministra de Transición Energética, Teresa Ribera. Los firmantes (véase aquí la lista) han advertido a los políticos europeos que detengan la "carrera por el gas" de África, introduzcan medidas rápidas de reducción de la demanda en Europa y que inviertan en el despliegue a gran escala de las energías renovables.

España se incluye entre los objetivos prioritarios de la carta, dado su "papel central" de interconexión entre el continente africano y Europa a través de gasoductos y terminales que reciben el gas proveniente de Argelia y otros países, además de estar invirtiendo en nuevas infraestructuras gasísticas, "aun cuando las existentes se encuentran infrautilizadas". Los firmantes consideran que, aunque España está en una "posición única" para beneficiarse de un incremento en las exportaciones, "es importante que el gas provenga de yacimientos en curso de producción activa -que deben ir reduciendo progresivamente su actividad para cumplir con los objetivos climáticos- y no de nuevas exploraciones".

La carta -titulada Detengan la Carrera de Europa por el Gas en África- apela a los líderes europeos para que aprovechen "este momento histórico" y actúen como "verdaderos líderes climáticos". Tres son los objetivos clave que persigue esta iniciativa.

1. Poner fin inmediatamente a cualquier acuerdo para ampliar la producción de gas y las infraestructuras en África, reafirmar la Declaración de Glasgow de la CoP26 para detener la inversión en nuevos proyectos de gas y petróleo, y aplicarla a los proyectos aún no desarrollados

2. Introducir medidas rápidas de reducción de la demanda de gas en Europa que se apliquen a los procesos energéticos e industriales (por ejemplo, la reducción de la producción de plásticos reduciría el consumo de gas de forma cercana a los volúmenes que podrían proceder de las reservas de los países africanos)

3. Invertir en el despliegue a gran escala de las energías renovables en colaboración con los países africanos y las instituciones democráticas para apoyar el acceso a la energía y permitir a los gobiernos desarrollar estrategias industriales con cero emisiones de carbono que no afiancen el desarrollo de los combustibles fósiles.

En el escrito, los firmantes denuncian que la crisis energética basada en los combustibles fósiles, agravada por la invasión rusa de Ucrania, "está afectando directamente a los hogares y trabajadores europeos, especialmente a los más vulnerables".

La carta quiere constituirse en respuesta a la acción de los gobiernos europeos, que no solo están impulsando la búsqueda de más gas en el mercado mundial, sino que también están apostando "por invertir de forma proactiva en nuevas infraestructuras de gas incluso aguas arriba de la cadena de importaciones , como fomenta España en Argelia". En septiembre -recuerdan los firmantes-, el responsable de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, animó al gobierno de Mozambique a “acelerar un programa de gas que ha provocado el desplazamiento de miles de personas y alimentado la insurgencia violenta y el conflicto".

"Cualquier nuevo desarrollo de gas -sostienen los firmantes- exacerbaría los impactos climáticos en una de las regiones menos responsables de la crisis, y agravaría los impactos devastadores que la extracción de gas tiene sobre los medios de vida, la salud pública, los derechos humanos y la biodiversidad".

Fernando Valladares, doctor en Biología (Consejo Superior de Investigaciones Científicas): "avanzar es parar la búsqueda de gas. Avanzar en derechos humanos requiere un decrecimiento económico y del consumo. Europa, efectivamente, necesita a África, pero no su gas. Necesitamos una transición energética inmediata y justa. Esa es la verdadera soberanía energética"

La carta ha sido remitida poco después de que la Agencia Internacional de la Energía haya publicado su informe Perspectivas de la Energía en el Mundo 2022, en el que se afirma que "nadie debería imaginar que la invasión de Rusia [de Ucrania] pueda justificar una oleada de nuevas infraestructuras de petróleo y gas en un mundo que quiere alcanzar las emisiones netas cero para 2050".

La publicación del informe coincide con la asunción cada vez más generalizada de que "una trayectoria de cero emisiones netas -explican los firmantes en su carta- implica que no se amplíen los nuevos yacimientos de gas o petróleo en ningún lugar del mundo y que, en cambio, se necesitan grandes inversiones en energías renovables".

A través de la carta, los firmantes se solidarizan con sus aliados africanos, que exigen el fin de la extracción del gas en su continente a través de la campaña llamada Don't Gas Africa (No gas en África). Les preocupa especialmente que la carrera de Europa por el gas en el continente "socave el desarrollo de África al condenarla a conflictos financiados por la avaricia instigada por los combustibles fósiles y aten al continente a una insuperable deuda para cubrir la producción de gas orientada a la exportación y los costes de estos activos varados".

Don't Gas Africa
La campaña Don't Gas Africa pide "el fin del apartheid energético inducido por los combustibles fósiles y el apoyo internacional al desarrollo de energías renovables rentables, limpias y de propiedad popular para acabar con la exclusión energética y satisfacer las necesidades de las personas y las comunidades de todo el continente".

Lorraine Chiponda, facilitadora de Don't Gas África: "la inminente expansión de los combustibles fósiles y del gas en África y en todo el mundo ignora la necesidad de una transición justa para abandonar los combustibles fósiles y quita el enfoque y los recursos destinados a impulsar una transición hacia la energía limpia. El impulso del gas no está dirigido por las necesidades de 600 millones de personas en África que viven en la pobreza energética ni por las necesidades de desarrollo del continente. África necesita un cambio de sistemas que dé paso a una transición justa que proporcione economías regenerativas para las personas, descentralice los sistemas energéticos para llegar a las poblaciones marginales y proporcione energía limpia para todos y, por último, permita que todos prosperen en un entorno limpio y saludable"

Para Lorraine Chiponda, "la inminente expansión de los combustibles fósiles y del gas en África y en todo el mundo ignora la necesidad de una transición justa para abandonar los combustibles fósiles y quita el enfoque y los recursos destinados a impulsar una transición hacia la energía limpia".

En este punto, ha advertido de que el impulso del gas "no está dirigido por las necesidades de 600 millones de personas en África que viven en la pobreza energética ni por las necesidades de desarrollo del continente".

"África necesita un cambio de sistemas que dé paso a una transición justa que proporcione economías regenerativas para las personas, descentralice los sistemas energéticos para llegar a las poblaciones marginales y proporcione energía limpia para todos y, por último, permita que todos prosperen en un entorno limpio y saludable", ha señalado Chiponda.

Con esta carta, instan a los líderes europeos a que "aprovechen este momento histórico y actúen como verdaderos líderes climáticos" y que pongan fin a cualquier acuerdo para ampliar la producción de gas y las infraestructuras en África; introduzcan "medidas rápidas" de reducción de la demanda de gas en Europa que se apliquen a los procesos energéticos e industriales; e inviertan en el despliegue a gran escala de las energías renovables en colaboración con los países africanos y las instituciones democráticas "para apoyar el acceso a la energía y permitir a los gobiernos desarrollar estrategias industriales con cero emisiones de carbono que no afiancen el desarrollo de los combustibles fósiles".

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