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A vueltas con el MidCat

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España y Alemania afrontan la actual crisis energética con un proyecto -MidCat- cuyo coste supera los 3.300 millones de euros y que no entraría en funcionamiento hasta dentro de tres años. El MidCat, gasoducto que atravesaría los pirineos catalanes, no solo cuenta con el rechazo del gobierno francés, sino que, desde hace años, son muchas las organizaciones sociales, a ambos lados de la frontera, que se oponen a un proyecto que consideran no ofrece soluciones reales e hipoteca la transición a un futuro renovable. El gasoducto cuenta con informes negativos tanto de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Commission de régulation de l'énergie.
A vueltas con el MidCat

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y su homólogo alemán, Olaf Scholz, han reclamado la construcción del gasoducto MidCat para que esté operativo en el año 2025. El plan de acción conjunto que han firmado ambos países señala que la construcción de un gasoducto que cruce los Pirineos es de "crucial importancia", e instan a todas las partes involucradas a negociar, incluida la Comisión Europea. Sin embargo, al norte de Pirineos, Francia se resiste a un gasoducto que fue paralizado en 2012, que pretendía conectar Cataluña con Francia. Sánchez y Scholz ya han anunciado que seguirán presionando para aumentar la interconexión energética de la Península Ibérica con el resto de Europa, y así ampliar la contribución ibérica a la seguridad del suministro en toda la Unión Europea.

Enfrente se encuentran muchas organizaciones sociales y ecologistas. Entre ellas, Greenpeace, que sostiene que "no podemos invertir más en infraestructuras de gas". La construcción de este nuevo gasoducto que atravesará los Pirineos por Cataluña para llevar gas a Centroeuropa y Alemania "es una infraestructura -denuncian los ecologistas- extremadamente cara y no necesaria”. Necesitamos –sostienen- un sistema energético en el que ahorremos, sea eficiente y cien por cien renovable: "los miles de millones que va a costar este nuevo gasoducto hay que emplearlo en energía renovable justa y ya".

Para Greenpeace el MidCat no va a dar solución a la crisis energética actual, "que es lo que pretenden hacernos creer". Según la oenegé del arco iris, esta infraestructura "no va a solucionar el problema de la gente hoy, ni en el corto plazo". Los ecologistas apelan así a otro tipo de políticas: "políticas de ahorro, reducir la inversión de energía en actividades no esenciales y reforzar y ayudar a las familias más vulnerables. Con ahorro, eficiencia y con renovables justas en manos de la gente, no solo del oligopolio, es cómo podemos resolver la crisis energética en el más corto plazo".

Desde Greenpeace recuerdan que "el gas está formado fundamentalmente por metano, que es un gas potencialmente hasta 80 veces más capaz de generar cambio climático que el CO2, al menos durante los primeros 20 años de vida", y señalan como ejemplo de la peligrosidad potencial de una fuente de energía como esta "las fugas detectadas en los gasoductos de Nord Stream, en el mar Báltico, que en unas semanas emitirán tantos contaminantes como todo el parque automovilístico español en un año. Necesitamos desprendernos de los combustibles fósiles", afirma la organización internacional.

El proyecto de reanimación del gasoducto MidCat -recuerdan los ecologistas por otro lado- tampoco va a solucionar el problema energético al que se enfrenta ahora Europa, pues esta futurible infraestructura no podrá transportar gas hasta el año 2025, es decir -advierte Greenpeace-, que no va a servir para ayudar a los hogares en este inminente invierno, "pero sí va a detraer fondos, una vez más, de las urgentes e imprescindibles energías renovables que nos dan seguridad y sostenibilidad". El MidCat es uno de esos proyectos -denuncian desde la oenegé ecologista- "que distraen la atención, los esfuerzos y además te atan al pasado evitando hacer lo que tenemos que hacer: transitar al futuro renovable".

A beneficio del "hub del gas" y la empresa española Enagás
Para Greenpeace, el gasoducto MidCat y cualquier otra infraestructura enmarcada dentro del “hub del gas” desvían fondos de las necesidades energéticas reales de la población y acelera la crisis climática, solo para beneficiar los intereses económicos de la empresa gestora del gas en España, Enagás, y del resto del lobby gasista.

El discurso Greenpeace
«La necesidad de energía la marca la demanda. Una sociedad dentro de los límites planetarios ha de ser eficiente energéticamente y evitar derroches superfluos. No podemos decir que una infraestructura es necesaria con los niveles actuales de consumo energético sino con los que tendría una sociedad que se toma en serio que la energía es un bien precioso y escaso. La capacidad del MidCat se situaría entre 7,5 y 9 bcm (miles de millones de metros cúbicos al año) de gas, sólo una pequeña parte del consumo de la UE, que se situó en 412 bcm en 2021.

«No es posible ser solidarios con nuestros vecinos con energía sucia. Con ella dejamos de ser solidarios con otros pueblos y colectivos que ya sufren en sus carnes los peores efectos de la crisis climática y energética. La solidaridad es solo con la lucrativa demanda de gas fósil de la industria alemana que se niega hacer una transición en detrimento de las familias vulnerables que cada invierno sufren grandes facturas.

«El coste del proyecto se cifra en más de 3.370 millones de euros. 370 millones para los más de 100 kilómetros en la parte española hasta la frontera francesa, y 3.100 millones de euros para construcciones y refuerzos del sistema en el lado francés.

«El gas es un combustible fósil y aunque se acompañe de la promesa de que este proyecto transporte hidrógeno verde o gas mezclado con hidrógeno no lo mejora. Y es aún una quimera. No se ha inventado, ni puede que se invente aún, una tecnología para generar H2 renovable de manera eficiente y trasladarlo a lo largo de grandes distancias sin pérdidas enormes de energía. El hidrógeno puede ser una opción, pero de consumo local y solo para usos muy determinados»

Historia del MidCat
España no tiene yacimientos de gas, importa casi el 99%, pero dispone de seis plantas regasificadoras que convierten en gas natural el gas licuado que llega en barco desde países como Estados Unidos, Nigeria o Catar. Argelia es el principal suministrador de gas por tubería de España, y lo hace a través del gasoducto Medgaz, que comunica la costa argelina con Almería y recorre toda la costa mediterránea hasta detenerse en Hostalric (Girona).

El proyecto del Midcat -llamado así por la unión de la región del Midi francesa y Catalunya- comenzó a construirse en su vertiente española, en 2010, impulsado por la gasística española Enagás y la francesa Teréga. El MidCat fue planteado como una extensión del gasoducto Medgaz, y pretendía llegar hasta Barbaira, localidad francesa de Occitania, al otro lado de los Pirineos. A principios de 2011 Enagás paralizó las obras, al hacer público el estado francés que no encontraba estratégico este proyecto, que además contaba con una fuerte oposición ciudadana.

La Comisión Europea mantuvo el MidCat de su lista de proyectos de interés comunitario (PIC), durante los ejercicios 2013, 2015 y 2017, consideración que convertía a estos proyectos en subvencionables hasta el 50% del coste, mediante financiación con dinero público. Pero el MidCat sumaba a la oposición del gobierno francés, dos informes de los comités reguladores español y francés -Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Commission de régulation de l'énergie (CRE)- que consideraban que se trataba de un proyecto que no cumplía "con las necesidades del mercado", y otro estudio independiente de la Comisión Europea, en 2017, realizado por la consultora Pöyry, que cuestionaba también la rentabilidad de la infraestructura y ponía en duda que sirviera para garantizar la seguridad energética europea, ya que los flujos previsibles de gas eran mínimos, y dificultaba la justificación de su construcción. En 2019, la Comisión Europea hizo caer de su lista de proyectos estratégicos el MidCat.

Más oposición al MidCat
La oposición ciudadana y de organizaciones ecologistas, a ambos lados de la frontera pirenaica, se ha mantenido a lo largo de estos años. La Plataforma Resposta al MidCat se creó en 2012 y estuvo activa hasta 2019 cuando la Unión Europea desestimó el proyecto de gasoducto. Sin embargo, al calor de la guerra de Ucrania, el Gobierno de España quiere reactivar esta infraestructura, mientras que otras organizaciones, como Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra o Greenpeace, la rechazan tajantemente, pues supone -sostienen- alejarse de la transición energética y el acuerdo de París y advierten en todo caso que apenas compensaría una pequeña parte del gas que Rusia vende a la Unión Europea.

Desmontando los mitos del MidCat
En 2018, el Observatorio de la Deuda en la Globalización, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Attac publicaron el documento titulado Los mitos del MidCat. Un análisis sobre el proyecto de gasoducto entre España y Francia y las dudas que arrojaba ya entonces en materia económica, medioambiental y climática. El informe pretende desmontar los mitos desarrollados por las compañías gasistas Enagás y Teréga para promover el MidCat.

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