pablo corredoira

¿Cambio de tendencia?

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Creo, sinceramente, que somos muy afortunados. Con la que está cayendo a nivel mundial y, sobre todo, nacional, el hecho de que las renovables sigan en movimiento y el sector en su conjunto no deje de trabajar es como encontrar agua en medio del desierto. No digo que la situación sea buena, porque no es plato de gusto ver por lo que está pasando el entorno y, además, se está notando una desaceleración respecto a los inicios del año. Ahora bien, hasta el momento las empresas subsisten y están aguantando el envite. Al menos, esta es la sensación que tenemos internamente, ya que como empresa que solo desarrolla sus servicios para el propio sector y que, además, colabora estrechamente con APPA Renovables y Anpier, tenemos una visión amplia de la situación del sector.

En este sentido, una de las cosas que hemos percibido, confirmada por dos de los principales fabricantes de inversores, es un cambio de tendencia en el destinatario final del autoconsumo. Si hace unos meses, el carro del autoconsumo lo movía el sector industrial, ahora su testigo (al menos en número absoluto de instalaciones) lo está cogiendo el residencial. Sin embargo, esto no implica que todo el sector industrial se haya paralizado; de hecho, el autoconsumo en los medio-grandes y grandes consumidores industriales sigue en movimiento. Es en el pequeño industrial o la empresa Pyme en la que se ha notado este parón. Estas pequeñas industrias y Pymes que carecen de musculo financiero han mutado sus preferencias. Si antes veían como una oportunidad de ahorro y competitividad el autoconsumo, ahora, vista la situación económica, prefieren mantener reservas para garantizar su futuro y condicionan, en todo caso, la ejecución de las instalaciones a su financiación. Y ni siquiera la vía de financiación es garante de continuidad con sus planes de inversión, porque la posibilidad de endeudamiento asusta a muchos empresarios.

En el lado opuesto de la balanza se sitúa el sector residencial. Lo que a priori parecía un trozo del pastel solo apetecible para las comercializadoras y otras corporaciones ajenas al sector (tales como telecomunicaciones, empresas gasistas, grandes centros de distribución comercial, etc) ahora está siendo la tabla de salvación de pequeñas empresas. Estas empresas, que antes rehuían de estos proyectos con elevados riesgos presupuestarios y minúsculos beneficios empresariales, ahora ofertan los mismos a precios que compiten directamente con los ofertados por esas empresas que se habían posicionado como referentes del nicho. Obviamente, esta atomización redunda en un nuevo ajuste de precios para el consumidor final que ve como sus costes de inversión se reducen.

Pero no es el único factor que ha servido de palanca para el florecimiento de las instalaciones residenciales. Por un lado están las secuelas del Covid; teletrabajo para un gran número de ciudadanos y encarecimiento de los costes energéticos como consecuencia del confinamiento. Por otro, están las ayudas directas que dan muchos municipios a quienes instalan este tipo de sistemas. Efectivamente, con la deducciones fiscales en el IBI la recuperación de la inversión puede reducirse hasta un tercio y a partir de ahí maximizar el ahorro durante el resto de vida útil de la instalación. Si a eso le añadimos que algunas CCAA incluyen deducciones fiscales en la cuota autonómica del IRPF, el producto autoconsumo se hace aún más interesante.

De hecho, con todo lo anterior se ha mutado el público final interesado en el autoconsumo. Hace no mucho el autoconsumidor residencial era, principalmente, una persona concienciada con la sostenibilidad y el cambio climático. A día de hoy es un ciudadano informado, que conoce la existencia de bonificaciones fiscales y la posibilidad de compensar sus excedentes; es decir, es un consumidor que, mas allá de buscar esta sostenibilidad, quiere maximizar sus ahorros energéticos. Y si este nicho se está desarrollando, esperemos unos meses a que empiece a abrirse definitivamente el melón de las comunidades energéticas y los edificios colectivos, porque promete ser una revolución dentro del sector eléctrico.

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