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Tiempos raros

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En tiempos del Covid hacemos cosas muy raras, cosas impensables hace apenas un año. Una de las que más me ha llamado la atención es la propuesta de una aerolínea asiática de ofertar vuelos a ninguna parte, con el punto de despegue y aterrizaje en el mismo lugar. Dicen que lo hacen para contentar a clientes a los que les gusta volar pero no quieren arriesgarse al contagio si aterrizan en otros aeropuerto; y, claro, también para mejorar su negocio, que como el de todas las aerolíneas del mundo suma pérdidas sin precedentes.



Ese viaje a ninguna parte bien podría resumir muchos otros viajes que llevamos años repitiendo y que nos conducen una y otra vez al mismo punto de partida. Si seguimos creyendo que las soluciones a estos tiempos que vivimos –en medio de una pandemia que no solo se está llevando por delante millares de vidas sino que amenaza el bienestar presente y futuro de millones de personas en todo el mundo– están en repetir solo las fórmulas que ofrece nuestro actual modelo de vida, lo único que conseguiremos es un "corta y pega". La solución volverá a ser el problema.

Lo que está ocurriendo en México en el ámbito de la energía es un buen referente de ello. Allí, Andrés López Obrador, que llegó a la presidencia del país hace dos años, ha echado el freno al desarrollo de las energías limpias y ha puesto las miras de nuevo en el petróleo nacional. López Obrador busca con ello garantizar la seguridad y soberanía energética de México. El problema es que al actuar así no solo favorece que se liberen más emisiones de carbono a la atmósfera y se produzcan otros problemas ambientales ligados a la extracción de petróleo, sino que ni siquiera está logrando abaratar el precio de la energía; más bien todo lo contrario, como explica Víctor Ramírez, portavoz de la Plataforma México, Clima y Energía, a quien ha entrevistado para este número Luis Ini, editor de ER América.

Por buenas que sean las intenciones del mandatario mexicano, la transición energética no se puede hacer con recetas trasnochadas. Para ayudar a los trabajadores del petróleo, o del carbón en España, no hay que perforar nuevos pozos ni reabrir las minas, sino ofrecerles alternativas de trabajo dignas y acordes con el nuevo modelo limpio de obtener y consumir la energía; un modelo en el que la eficiencia energética y las fuentes de generación que no producen residuos son las protagonistas. 



La provincia de León puede ser un ejemplo de ello. El sindicato Comisiones Obreras, a través del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (Istas) ha identificado que esta provincia, una de la más afectadas por el cierre de las centrales térmicas de carbón, disfruta de un alto recurso eólico y solar que no se está aprovechando, pese a que allí hay instaladas empresas relacionadas con todas las tecnologías renovables, muy en especial la eólica. Istas propone aprovechar esa ventana de oportunidad para que la provincia crezca en potencia renovable y se cree empleo asociado no solo a la cadena de suministro de estas tecnologías sino también a otras muchas actividades, como la formación, la investigación, el almacenamiento de energía o la gestión de redes.

Lo que no tiene sentido es abrir la puerta a la inversión en actividades relacionadas con el gas natural en las regiones fuertemente vinculadas a la extracción y la combustión de carbón y afines, como hizo el pleno del Parlamento Europeo en su reunión del  pasado 16 de septiembre, argumentando que solo se hará así cuando "dichas actividades puedan considerarse medioambientalmente sostenibles". Por más que esta propuesta busque ayudar en el proceso de transición a las regiones europeas aún muy pendientes de los combustibles fósiles, no ayuda en absoluto a avanzar hacia una economía verde. Es una vez más, como en el caso de México, hacer de la solución un problema. 



El presidente de la ONU, António Guterres, ha advertido que "la Covid 19 es un ensayo general para los desafíos mundiales que están por venir” y ha vuelto a pedir poner fin a la destrucción del medio ambiente, dejando de rescatar actividades insostenibles, y reinventar las economías y las sociedades, vinculándolo al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. Esto no se logra apoyando a los combustibles fósiles sino actividades como el autoconsumo. Una opción en ascenso como podrás comprobar en este número de Energías Renovables.


Hasta el mes que viene.

Pepa Mosquera
pmosquera@energias-renovables.com

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