javier garcía breva

Eficiencia energética: esperando "la ola de la rehabilitación"

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Hace un año que la Comisión Europea presentó el Plan de Recuperación Verde (Green Recovery Plan) con cinco prioridades: la rehabilitación de edificios, apuesta por las renovables y el hidrógeno, el transporte limpio, economía circular y reconversión de la agricultura. Poco después, la presidenta de la Comisión, Von der Leyen, anunció el “Fondo de recuperación y resiliencia” (Next Generation UE) de 750.000 millones de euros, que se aprobó en diciembre de 2020, con la transición ecológica y la transformación digital como máximas prioridades.


La Comisión Europea presentó la “Ola de rehabilitación” (Renovation Wave) en el mes de octubre con el objetivo de crear estándares más exigentes de eficiencia y certificación energética de los edificios, incentivar la financiación privada, revisar las directivas europeas para elevar el uso de renovables en los edificios y desarrollar enfoques basados en el vecindario, comunidades locales de energía y la digitalización para desarrollar distritos de consumo cero de energía.


El Gobierno español presentó en octubre su “Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia 2021-2023”, que estructura el gasto de los primeros 72.000 millones de euros de los 140.000 que recibirá España del “Next Generation UE” para modernizar la economía y crear 800.000 empleos en tres años.  Entre las políticas propuestas destaca la agenda urbana y rural que propone un despliegue masivo de puntos de recarga para el vehículo eléctrico y la rehabilitación de viviendas con aplicaciones inteligentes en los edificios, el despliegue de tejados solares y renovables distribuidas.
 
La prioridad de la rehabilitación de edificios se ha diluido
El presidente del Gobierno anunció la rehabilitación en tres años de 500.000 viviendas, 250.000 vehículos eléctricos y 100.000 puntos de recarga.


La falta de concreción no aclara de qué tipo de rehabilitación se trata, si rehabilitación profunda o renovación de calderas, quedándose muy lejos de la tasa de rehabilitación del 3% al año sobre un parque de más de 25 millones de viviendas, como pide Bruselas. Tampoco aclara qué modelo de recarga de vehículos eléctricos se quiere, si el de las multinacionales en vías y autovías o el que propone la Comisión Europea de carga inteligente donde la gente vive o trabaja, mucho más barato.


Si el gobierno hubiera presentado la estrategia de rehabilitación con el mismo relumbrón con que presentó la estrategia del hidrógeno conoceríamos hasta qué punto la rehabilitación es una prioridad. La cifra del programa “masivo” de rehabilitación la dio el gobierno en el Spain Investors Day, celebrado el pasado mes de enero: 5.300 millones de euros.


La renovación verde de los edificios creará 17.842 empleos en 2021 de los 200.000 que se crearán este año con los fondos europeos, cuando el potencial que declara el Consejo Superior de Arquitectos de España es de 400.000 puestos de trabajo.


Según el estudio publicado por la Fundación Naturgy sobre modelos de negocio para la rehabilitación de edificios, la tasa de rehabilitación en España no llega al 1% anual y debería multiplicarse por 25 para llegar al 3%. 
Deberían rehabilitarse cada año 750.000 viviendas desde las 30.000 actuales y el plan del gobierno llega solo a 160.000. El esfuerzo en rehabilitación repercute directamente en el desarrollo de la movilidad eléctrica pues determina la recarga en los edificios donde las personas viven o trabajan.

España está a la cola de Europa en ventas de vehículos eléctricos, según ha publicado ANFAC, por el crecimiento casi nulo de las infraestructuras de recarga.

 
El reglamento europeo del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia
Se acaba de publicar el Reglamento (UE) 2021/241, que establece el “Mecanismo de Recuperación y Resiliencia” (MRR). Guiará los planes de los gobiernos para recibir los recursos del Next Generation UE, condicionados a las reformas que ha pedido la Comisión Europea a cada estado y a los objetivos de los planes integrados de energía y clima (PNIEC).


Los planes de recuperación y resiliencia deben abarcar seis ejes de actuación:
1 La transición ecológica (37% del fondo),
2 Transformación digital (20% del fondo),
3 Crecimiento inteligente, sostenible e integrador,
4 Cohesión social y territorial,
5 Salud y resiliencia y
6 Políticas para las futuras generaciones.


Los planes de los gobiernos se evaluarán con arreglo a cuatro principios: pertinencia, eficacia, eficiencia y coherencia. 
Se pretende vigilar que los fondos se gastan correctamente, auditando su ejecución con dos evaluaciones al año para efectuar los pagos. La transición ecológica será el eje principal y que ninguna actuación cause perjuicios al medioambiente.


Los planes han de ser verosímiles en cuanto al análisis coste-eficacia de las actuaciones y habrán de prevenir contra la corrupción y los conflictos de intereses. Las actuaciones de los gobiernos serán coherentes, lo que obliga a un enfoque de conjunto y no de compartimentos estancos al que acostumbran las administraciones públicas. Se establecen en los anexos las directrices de evaluación y la metodología de seguimiento de la acción por el clima con 143 códigos.


La Comisión Europea ha definido la descarbonización del parque inmobiliario como la reducción de sus emisiones a cero a través de renovables y gestión de la demanda. El concepto de descarbonización está incluido en los PNIEC, pero no se cita en el reglamento del MRR. Este hecho, unido a la ambigüedad del Reglamento (UE) 2020/852, sobre la taxonomía de las inversiones, que permite que las actividades que contaminen, sin ninguna excepción, puedan ser consideradas como sostenibles, pone en riesgo el principal objetivo del Next Generation UE: la transición ecológica y la reducción del 55% de emisiones.


Las dudas sobre la condicionalidad verde del MRR se trasladan a la ola de rehabilitación que puede quedar relegada económica y ambientalmente frente a los intereses de los grandes inversores privados de sectores como infraestructuras, energía y transporte y de los grandes proyectos de inversión, como el hidrógeno o el gas, en detrimento de los pequeños proyectos y de la sostenibilidad de las inversiones.
 
Cómo convertir la ola de rehabilitación en un tsunami
Las estrategias de rehabilitación deben transformar el parque de edificios existentes en edificios de consumo de energía casi nulo y su descarbonización en 2050. La Directiva (UE) 2018/844, de eficiencia energética de edificios, ha ampliado el concepto de instalaciones técnicas de los edificios incluyendo el autoconsumo, las aplicaciones inteligentes para la gestión de la demanda y la recarga de vehículos eléctricos como elementos del edificio eficiente para reducir las necesidades energéticas y cubrir la poca energía requerida con renovables in situ. Es el edificio autosuficiente con energía Km 0.


Para el éxito de cualquier estrategia de rehabilitación es imprescindible un cambio profundo del Código Técnico de la Edificación (CTE) y de la regulación eléctrica:


• El CTE lleva en España diez años de retraso sobre las directivas europeas y no ha traspuesto la directiva de 2018, por lo que la rehabilitación energética queda lejos de los estándares que exige la descarbonización de la edificación. El retraso de nuestros códigos de construcción se podría corregir incluyendo en las ordenanzas municipales y normas autonómicas los criterios de la directiva de edificios por ser competencias exclusivas.


• La rehabilitación energética exige cambiar la estructura del recibo de la luz para incentivar el ahorro de energía y la eficiencia energética, aumentando el peso de la energía consumida sobre la contratada. Los contadores inteligentes han de ser un instrumento de eficiencia energética al servicio del consumidor y no un instrumento de la compañía eléctrica para facturarle. Hay que replantear la gestión y propiedad de la red eléctrica de baja y media tensión para impulsar las comunidades energéticas, el autoconsumo con almacenamiento, la movilidad eléctrica y la agregación independiente de la demanda.

Levantar las barreras a la rehabilitación que suponen los códigos de construcción y la regulación eléctrica haría viables económicamente las actuaciones de eficiencia energética en los edificios y su financiación al dar por primera vez un valor económico al ahorro de energía y la eficiencia energética.

Este post se publicó primero en La Oficina de Javier García Breva

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Miguel
Debería haber un plan mucho más ambicioso para mejorar el aislamiento de viviendas que reduciría drásticamente el consumo de combustibles en época invernal. Ahí sí que merece la pena conceder ayudas a nivel masivo.
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