fotovoltaica

Krannich Solar, con las renovables por bandera

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Están de cumpleaños. La comercializadora de paneles solares cumple 20 años y su delegación española celebra el décimo aniversario. Años de lucha por virar hacia un modelo energético renovable. Con una estrategia comercial poco convencional y la sinergia con los clientes como marca de la casa. Son la receta del triunfo de la distribuidora fotovoltaica.
Krannich Solar, con las renovables por bandera
Jochen Beese, a la izquierda, junto a Kurt Krannich

La distribuidora fotovoltaica Krannich Solar abrió su primera sucursal fuera de Alemania en España, en Quart de Poblet, un pequeño pueblo de Valencia. Era el año 2005 y Jochen Beese, natural de Suabia, en el suroeste del país, iba a ser el encargado de afrontar el exigente y ambicioso reto de llevar los equipos solares de la empresa germana a un nuevo mercado, todavía sin tarifas de inyección a red pero muy prometedor por aquel entonces. La industria de las renovables en España ha cambiado mucho durante este tiempo. A pesar de ello, la potencia acumulada de placas fotovoltaicas e inversores solares vendidos por la delegación de Valencia sigue en aumento.

Krannich Solar está hoy en lo más alto del panorama renovable nacional, en gran medida, gracias a una acertada estrategia comercial y al trabajo que se ha llevado a cabo en las oficinas de España. Desde el principio, Jochen, de la mano de su equipo, se ha preocupado no solo por vender paneles fotovoltaicos sino también por apoyar a las empresas que desconocían la tecnología solar en aquella época del despertar de las renovables. “Aquí empezamos a explicar a los instaladores la fotovoltaica,” dice. Siempre ha cuidado el lado más humano de los negocios, dando una gran importancia al “compromiso con el cliente” y a la “sinergia que hay entre nosotros”.

Al lado del cliente
La fotovoltaica, además, ha sido la piedra angular de la visión del futuro de la filial ibérica de Krannich. Aún en 2008, Jochen decía que “cada vez es más barata, cada vez se acerca más a lo que es el coste de producción en comparación con el carbón o la energía nuclear”. Es más, siempre ha apostado por la generación distribuida de la energía solar: “Los tejados son mucho más fáciles para la distribución de energía porque se produce (…) donde se consume”. Y aunque en los tiempos de auge de la fotovoltaica en España ni las cubiertas solares ni las aisladas estaban muy de moda, el equipo de Krannich se volcaba en este tipo de proyectos creyendo en la imperiosa necesidad de apoyar a su cliente.

Krannich Solar España, dirigida por Jochen Beese, ha conseguido, entre otras cosas, estar presente mediante complejas operaciones logísticas en más de 50 países, de Noruega a Sudáfrica y de México a Australia. Y esto se ha logrado ofreciendo un servicio integral al cliente, enriqueciendo sus proyectos de energía fotovoltaica con la planificación y el dimensionado de los mismos, consiguiéndole productos poco comunes, implicándole en cursos de formación UniKrannich y, en definitiva, estando a su lado en todo momento.

La energía solar en la España actual ha cambiado su ruta pero sigue el camino, ahora algo más espinoso, hacia el futuro y Krannich Solar está en la misma senda. Quizá ha sido este trato tan humano y el ímpetu de ir a contracorriente, apostando por sistemas fotovoltaicos autónomos y sobre tejados cuando pocos competidores lo hacían, lo que ha llevado a la sucursal española de Krannich Solar a mantenerse a flote y poder celebrar su 10º aniversario rodeada de gran parte de sus clientes habituales, sin los que el éxito no hubiera sido posible.

Un emprendedor llamado Kurt Krannich
Con las renovables por bandera, apostando de forma clara por un cambio en el modelo energético, y tomando el respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad como principios fundacionales, los empleados de esta multinacional fotovoltaica aspiran a construir un futuro mejor para el planeta recurriendo a los beneficios de la energía solar. Esta misión ha llevado a Krannich no solo a ser un líder en la Península Ibérica, sino a convertirse además en una de las comercializadoras fotovoltaicas más relevantes a nivel mundial.

Pero ser un referente en el sector de la energía solar no se consigue de la noche a la mañana. Detrás de este hito está también la trayectoria de 20 años del Grupo Krannich. Desde que en 1995 un emprendedor llamado Kurt Krannich comenzara a instalar paneles fotovoltaicos con el objetivo de luchar contra el cambio climático, hasta que su empresa se consolidara como una gran multinacional, han pasado ya dos décadas. Y Krannich ha vendido más de 1,4 GW en material para instalaciones de energía solar desde la apertura de la primera oficina en Stuttgart.

La distribuidora de material fotovoltaico es, a día de hoy, un consorcio empresarial con más de 200 trabajadores y con representación en los cinco continentes. La apuesta por los paneles solares y otros componentes de instalaciones FV, todos de primera calidad, así como la atención personalizada y la relación de confianza mutua con el cliente, son sus notas diferenciales de la competencia. En 2015, el año del 20º aniversario del grupo y del 10º de la sucursal española, Krannich sueña con seguir creciendo, conquistando nuevos mercados y ampliando su red de influencia.

Gran Reserva: una historia entre el Sol y el vino escrita por Cellers Can Blau
La fotovoltaica y la enología guardan, aunque puedan parecer universos lejanos, numerosas analogías. Tanto la energía solar como el arte de elaborar vino comparten el gusto por las cosas bien hechas, la exigencia de la precisión, el valor de la experiencia y esa necesidad imperiosa por buscar siempre la excelencia en sus procesos. Energías renovables y cultura vinícola están, además, de moda. Por ello, en su apuesta por el desarrollo sostenible, el pionero e innovador Grupo Juan Gil Bodegas Familiares decide fusionar las nuevas técnicas de vinificación con la generación solar.

Instalación Cellers Can Blau. El Molar (Tarragona)

Esta simbiosis entre fotovoltaica y vino queda reflejada en la instalación aislada de autoconsumo que Immodo Rentasol (empresa instaladora) y Konery (ingeniería), con los paneles solares e inversores fotovoltaicos suministrados por Krannich y los acumuladores por Daisa, pusieron en marcha en Cellers Can Blau de El Molar, Tarragona.

Se trata de un sistema FV híbrido que cuenta con el apoyo de grupos electrógenos, y que destaca por las 192 placas solares policristalinas Axitec 245P/156-60S, con una potencia de 47 kWp en total. Estos paneles, colocados sobre suelo con una inclinación de 50º, producen casi 68 MWh al año (la energía equivalente al consumo anual de 29 hogares españoles), lo que supone un ahorro de 66 toneladas de CO2 comparado con la generación de carbón.

Los inversores fotovoltaicos elegidos son de SMA: nueve Sunny Island 8.0H y dos Sunny Tripower 20TLEE que, al estar conectados a la Multicluster Box 12.3 y a los tres Sunny Remote Control a través de una Sunny WebBox –todos suministrados por Krannich–, ofrecen una solución muy completa de monitorización para medir la producción y el consumo. Los 72 acumuladores solares de plomo-ácido 2V BAE 24 PVS 4560Ahcon C100h de 4090Ah completan esta instalación fotovoltaica que ocupa una superficie total de 312,36 m2 y para cuya puesta en marcha se implicaron seis puestos de trabajo, dos de ellos de nueva creación.

Este sistema de energía solar juega un papel clave en el desarrollo de la actividad de la bodega. Gracias a las ventajas de la hibridación –la producción fotovoltaica y la del generador diésel se complementan a la perfección– existe un abastecimiento continuo que cubre la demanda energética de Cellers Can Blau, incluso por la noche o en días nublados. Por otra parte, este consumo (que al ser estacional puede superar los 11.000 kWh al mes), dado que está atendido por fuentes renovables, supone un gasto económico mucho menor. En términos globales, se consigue un ahorro en la factura de la luz de casi 15.000 euros anuales.

La energía solar y la vinicultura tienen todavía una cosa más en común: el Sol, como no podía ser de otra manera. La radiación de 1.963,7 kWh/kWp anuales de que disfruta este pequeño municipio de la comarca del Priorato no solo favorece el buen crecimiento de las viñas y la maduración de las uvas, sino que, además, posibilita una elevada producción FV. El vino de D.O. Montsant que elabora la familia Gil en Tarragona es un producto ejemplar, de primera categoría, como también lo es la instalación solar que Immodo Rentasol y Konery llevaron a cabo con el material suministrado por Krannich y Daisa. Vino y energía fotovoltaica se dan la mano para demostrar que la gastronomía y la sostenibilidad medioambiental están, en realidad, mucho más cerca de lo que parece.

• Entrevista con Jochen Beese, director gerente de Krannich Solar España.

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