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Félix Rodríguez de la Fuente y la energía solar

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En mayo de 1974 el actor de cine Paco Rabal escribe a Félix Rodríguez de la Fuente: “Te envío unas hojas de petición de moratoria para las Centrales Nucleares, que habrá de dirigirse a la Presidencia del Gobierno (…). Esperamos tu firma de estas dos hojas de petición y, cuando puedas, y estén de acuerdo tus compañeros de Adena, para impugnarlo también por vuestra cuenta. (…) Y en fin, luchador entrañable, tu labor didáctica, humana y popular puede otra vez servirnos mucho”. Es un artículo de Benigno Varillas*.
Félix Rodríguez de la Fuente y la energía solar

Rodríguez de la Fuente contesta semanas después a Paco Rabal diciendo que su postura no puede ser “tan drástica como para oponerme formalmente a todo tipo de instalaciones nucleares generadoras de energía”, aunque sí “cuando afecten al equilibrio ecológico o belleza paisajística de un área determinada”, en esos casos contaban con él. Aquella respuesta, así como una conferencia en el Ateneo, donde expresó términos parecidos, le costó la etiqueta de pronuclear.  

Sin embargo, la consideraba una tecnología peligrosa. No quiso declararse en público en su contra, consciente de que su opinión arrastraría a millones de personas. No consideraba serio que un tema, de semejante trascendencia, dependiera de él.

Ya en la democracia, tres años más tarde, dijo que el Parlamento debía debatir con rigor el tema y, una vez informados los ciudadanos, someterlo a plebiscito por referéndum. Sólo si la mayoría decidiera asumir el riesgo de esa tecnología, podría ser implantada o, si decidía no hacerlo, asumir también lo que eso implicaba.

La beligerancia la desplegaba contra las energías fósiles. La contaminación que produce el petróleo y el carbón, tanto en la atmósfera como en los mares. Aún no se hablaba de cambio climático, pero intuía que ese era el gran problema. Eran las energías alternativas las que proponía, no la nuclear, para sustituir el petróleo y el carbón. Pero las energías eólica y solar estaban entonces en pañales.

Debates en Radio Nacional
Su preocupación por el tema energético le hizo iniciar un debate en el programa que mantuvo en Radio Nacional de España (RNE) entre 1974 y 1980. Dedicó varios capítulos a que hablaran del tema representantes de las diferentes opciones energéticas, tanto a favor como en contra, entre ellos el primo de Paco Rabal, el líder antinuclear Pedro Costa Morata, a quien Rodríguez de la Fuente invitó en octubre de 1977, junto a José María Fluxá y al que esto escribe, a ir a RNE, en Prado del Rey, a grabar dos programas sobre las energías alternativas y el problema de los residuos nucleares.

 

Félix Rodríguez de la Fuente.1

Paisaje de Poza de la Sal (Burgos), hacia 1960, cubierto de las 2.000 eras en las que el sol evaporaba el agua salina dejando los preciados cristales de sal en las parcelas refulgentes. Foto cedida por el Ayuntamiento de Poza de la Sal.

 

“Por aquí desfilaron personas que nos hablaron posiblemente de los temas más trascendentales; de esa relación constante, permanente, que existe entre el hombre y la naturaleza. Nos hablaban de la energía (…) de que es muy buena la natural, que no es tan buena la convencional, que hay que tener mucho tiento con la nuclear”.

Esta frase, en un resumen que hizo de la serie, y en la que fui uno de los entrevistados por él, permiten saber de aquel debate, porque las seis cintas que grabó sobre energía, y otras tantas sobre Atapuerca, desaparecieron del archivo de RTVE.

 

Félix Rodríguez de la Fuente.2

Piscina de agua salina del subsuelo de Poza de la Sal, en la que el cuerpo flota como en el Mar Muerto, diversión de la pandilla de Félix Rodríguez de la Fuente a sus siete años y de los niños de siempre, así como del autor de este texto flotando en el centro de la foto.

 

Alertó sobre el problema de la contaminación por quemar combustibles fósiles. Decía:
“Ante este hecho que ocurre en todo el planeta, nos preguntamos ¿habrá un componente genético en la especie humana que le lleva de una manera inexorable, como en aquellas tragedias griegas, a destruir a su propia madre, que es la naturaleza, o será una conducta adquirida, algo coyuntural, algo que ha sido fruto de un mal momento, del aprendizaje, y que por consiguiente podamos corregir? Los humanos, hasta hace 10.000 años, en que aparece esa etapa cultural que se llama el Neolítico, debieron sentir un profundo respeto por la naturaleza, al menos en las últimas fases de los cientos de miles de años que duraron lo que se ha dado en llamar la etapa de los cazadores superiores. (…) Mientras que el hombre neolítico, transformado en pastor y en agricultor, perdió el respeto a la tierra, se desenganchó del tren ecológico, se permitió el lujo de transformarse en la primera especie realmente infractora de las leyes ecológicas del planeta que las soporta. (…) Nuestras religiones son neolíticas, nuestras filosofías son neolíticas, nuestras políticas son también neolíticas. Pienso que la gran ruptura del hombre con el pacto sagrado que tenía con la naturaleza, que se produjo hace 10.000 años, aún no se ha corregido, pero intuyo que estamos empezando a romper las amarras del Neolítico”.

Las características de la sociedad de la información y sus potencialidades permiten ya reconstruir la forma de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás humanos, con la naturaleza y con el planeta, plantear la posibilidad de reducir de forma voluntaria la población humana y el consumo de energía, hasta llegar a una media acompasada con los que tengan que aumentar el suyo para llegar a un punto de equilibrio que corrija las desigualdades. Un reparto de energía y una política demográfica que detenga el crecimiento de la población humana por decisión personal, al hacer universal la cultura y la igualdad de género.

Ya imaginó un proyecto como Desertec
En 1977, Rodríguez de la Fuente, ante el debate suscitado por el plan del gobierno para instalar centrales nucleares por todas partes y el riesgo que semejante decisión conllevaba, propuso lo siguiente:

“Qué hermoso sería que la humanidad trabajara en la investigación de la energía solar y llegara lejos transformando, por ejemplo, esas inmensidades desérticas de nuestro planeta, que ocupan un buen tercio de su superficie, en fábricas de energía solar. Inmensos sistemas captadores, fijadores y transformadores de la energía solar. (…) Tendríamos, amigos míos, una tierra con la energía más barata del mundo, una energía regalada por el padre Sol. Entonces la humanidad se beneficiaría para su calefacción, para su refrigeración, para su transporte, para su iluminación, de la misma fuente de energía que está ahí, y que va a estar ahí durante miles de millones de años, de la que se beneficia la gran multitud vegetal para fabricar la vida.” (…)

“¿Se dan cuenta de la antítesis que hay entre un sucio petrolero cargado de veneno que choca con una escollera y vierte miles de toneladas al mar que van a incidir sobre el origen mismo de la vida, que es el plancton? ¿Se dan cuenta del contraste que existe entre esta fuente actual de energía y la energía solar, limpia, cayendo minuto a minuto, hora a hora, sobre millones de espejos que ocuparán miles de hectáreas en la Tierra del futuro?”. Así lo contaba en el programa Objetivo Salvar la Naturaleza, de RNE.

 

Félix Rodríguez de la Fuente.3

Félix Rodríguez de la Fuente visitaba varias veces al año los parque de fauna de África Oriental, y notaba placer al sentir en su piel el ardiente sol de la sabana que la mayoría de los turistas ven como un tormento. La foto es de 1968.

 

Es más que probable que la imagen de miles de paneles cubriendo vastas superficies se la inspiraran las 2.000 eras de blanco refulgente que había en su infancia en su pueblo natal de Poza de la Sal, en Burgos. El sol evaporaba el agua salina dejando los blancos cristales de sal cubriendo un círculo de dos kilómetros de diámetro.

En 2006 se planteó un proyecto así, Desertec. La idea era instalar una gigantesca red de plantas termosolares en el desierto del Sáhara y transportar la electricidad a Europa. La crisis que colapsó la economía en 2008 y el que Desertec era un consorcio “de compañías en busca de oportunidades de negocio, pero sin plan” afirma Kevin Sara, director ejecutivo de TuNur, hizo que la iniciativa Desertec se desbaratara en 2013.

TuNur, consorcio integrado por desarrolladores de energías renovables europeos e inversores de Túnez y Malta, tomo el relevo de esa idea. En 2017 solicitó permiso a Túnez para instalar plantas solares en el desierto con una capacidad de hasta 4,5 GW de energía y su traslado a Europa a través de cables submarinos. “Podrían alimentar hasta cinco millones de hogares. (…) La versión más ambiciosa del proyecto llegaría a cubrir 25.000 hectáreas”.  

No andaba, pues, Félix descaminado en su idea de potenciar la energía solar. Habría que cubrir con colectores solares un 5% de los desiertos para satisfacer las necesidades eléctricas del mundo entero. Como cuando me enfrenté a los molinos de viento, a la espera de verificar si su balance energético es positivo o no, cada vuelta de aspas en lugar de verla sólo como una amenazadora segadora de cabezas de aves, que es lo que son, y habrá que ver cómo se corrige ese problema, intento pensar en un gigante que, como esos paneles solares que profanarán el desierto, nos de la energía que permita conectar a millones de cerebros en red.

Energía y población
El problema de la energía está vinculando al crecimiento exponencial de la demanda. Es producto de la superpoblación humana. Se solucionará cuando decidamos procrear máximo un hijo por pareja y hacer que sean los robots los que coticen y paguen las pensiones mientras decrece el mundo de abuelos, no estimulando el que la bomba demográfica siga creciendo.

 

Félix Rodríguez de la Fuente.4

Un chamán de la ermita de los pigmeos trasladó a Félix Rodríguez de la Fuente la leyenda paleolítica de que la vida surgió de las bodas entre el sol y el mar. Toda su obra es un cántico al poder genesíaco de los rayos del sol.

 

El consumo de energía a finales del siglo XXI será 2,5 veces superior al actual, con el consiguiente incremento de emisiones contaminantes, si no reducimos la población humana y no cambiamos la forma de generar la energía. Necesitamos electricidad para instaurar la Sociedad de la Información y el Conocimiento que acabe con la explosión demográfica neolítica y otras disfunciones. Necesitamos que padre sol nos dé esa energía para interconectar el cerebro global de la humanidad y reconducir este planeta a lo que siempre fue. Un paraíso.

*Benigno Varillas es periodista ambiental desde 1976 que instauró esta especialidad en el diario El País. Reescribió la biografía de Félix Rodríguez de la Fuente en 2020 para corregir la interpretación errónea que de las ideas del biografiado hizo en una primera edición. Solo se distribuye en www.elcarabo.com

(Las fotos son del archivo del autor, del álbum familiar de Félix Rodríguez de la Fuente y la de las antiguas eras de sal ha sido cedida por el Ayuntamiento de Poza de la Sal).

• Este artículo está incluido en el número de septiembre de Energías Renovables en papel, que puedes descargar gratis en formato PDF aquí.

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