La propuesta de zonas de exclusión para el desarrollo eólico en Cantabria que ha presentado la Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) ha sido públicamente apoyada por dieciocho organizaciones. Entre ellas, la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la asociación conservacionista WWF y la Fundación Oso Pardo. Los máximos representantes de estas dos últimas –Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF, y Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo– han estado presentes en la rueda de prensa en la que FNYH ha presentado el documento.
Según el comunicado difundido por la fundación cántabra, "ambos han hecho hincapié en la calidad del informe por su seriedad, imparcialidad, independencia y por su rigor en la consulta de expertos". Del Olmo ha incidido, además, en que esta es un propuesta "pionera", ya que, por primera vez en España, "puede evitar el caos que se ha producido en otras comunidades autónomas". El secretario general de WWF ha señalado también que este informe es bueno para las empresas, puesto que tiene en cuenta todas las normativas ambientales, tanto regionales, como nacionales y europeas.
Áreas de exclusión
Para establecer las áreas de exclusión, la Fundación Naturaleza y Hombre señala que ha tenido en cuenta numerosos criterios, como "la presencia de especies amenazadas o en peligro de extinción, los hábitats de interés comunitario, las normativas ambientales vigentes o los núcleos de población". El mapa de FNYH excluye del desarrollo eólico además "áreas de excepcional valor ambiental que actualmente no están protegidas, como el Monte Hijedo, la cabecera del Pisueña y el Monte Silió".
La fundación cántabra recomienda prohibir la construcción de parques eólicos en "zonas de sensibilidad extrema" como la montaña occidental y una gran parte de la montaña pasiega y oriental y de la montaña costera. Solamente se plantean algunas interpretaciones –matiza FNYH– "en lugares muy concretos, muy dañados ya, como la zona de la autovía entre Torrelavega y Reinosa". Según la fundación, en el entorno de la Montaña Oriental y Pasiega, donde ya existe una gran profusión de instalaciones eólicas, se concentra la mayor cantidad de nidos de alimoche, ave en peligro de extinción.
Alimoches y tasas de siniestralidad
Por ello, la fundación recomienda ser "extremadamente prudente" en esas áreas, "evitando al máximo su proliferación por el tentador hecho de que ya están, salvo ubicaciones muy concretas y periféricas". Según FNYH, "proteger el corazón de la población de alimoche es una prioridad ambiental" dada "la mortalidad anual que provocan los aerogeneradores y que el mayor abandono de nidos se da en las áreas más pobladas de parques eólicos".
En este sentido, el presidente de la fundación, Carlos Sánchez, explicó ayer que el carácter preventivo de la propuesta es "muy importante", ya que el impacto de las aves que perecen por los aerogeneradores varía mucho en función de si se han tenido en cuenta estos criterios: "la diferencia es de 0’2 aves al año por aerogenerador en las zonas que se ha prevenido, frente a sesenta aves por aerogenerador en las que no".
Según Sánchez, "la propuesta elaborada por FNYH cumple con las Recomendaciones 4.130 y 4.135 y la Resolución 6.062 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En la foto, de izquierda a derecha, Juan Carlos del Olmo (WWF), Inés López (coordinadora del Comité Español de la UICN), Carlos Sánchez (presidente de FNYH), Elisa Triana (técnico de la fundación) y Guillermo Palomero.
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www.fnyh.org